Mientras veía a Marcos alejarse, una sensación de desasosiego se apoderó de mí. Sus palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez, revelando una verdad que había estado oculta durante demasiado tiempo. Vicky ya no era su novia, y eso me llenaba de una extraña mezcla de emociones que apenas podía comprender.
Por un lado, sentía un alivio fugaz al saber que Marcos estaba disponible, pero al mismo tiempo me invadía una profunda culpa por haberle mentido sobre mis sentimientos hacia otra persona. ¿Cómo podría explicarle ahora que todo había sido una farsa, una mentira para protegerme a mí misma de enfrentar la verdad?
Me reincorporé levantándome del sillón donde me encontraba y me metí adentro de la casa esperando que sea mi turno de entrar al confesionario y nominar.
- Todo bien, Ju?.- Una voz femenina me hizo salir de mis pensamientos.
Giré mi cabeza en busca de la persona que me hablaba y sonreí tiernamiente al ver a Furia acercándose a mi.
- Si, por que?.- La miré elevando mis cejas.
- Parece que tenes la mirada triste o como si estuvieras preocupada por algo..- Me tomó de la mano con cariño y me abrazó de costado.
Era una buena piba después de todo.
- Tranquila que estoy bien, gracias por preocuparte igual.- Le agradecí con ternura.
Mientras Marcos seguía adentro del confesionario, me encontré vagando por los amplios espacios de la casa, perdida en mis propios pensamientos. La emoción y la tensión de la gala aún flotaban en el aire, pero yo me sentía ajena a todo ello, sumida en un mar de dudas y confusiones.
Finalmente, llegué al que ahora era el cuarto de los hombres, pero que en nuestra edición había sido el cuarto de las mujeres. Abrí la puerta con cautela y entré, dejando que la familiaridad del lugar me envolviera. Cerré los ojos por un momento, permitiéndome recordar los momentos compartidos con las otras participantes, las risas, las lágrimas, las confidencias.
Me dirigí hacia la cama que solía ser la mía, dejando que mis dedos acariciaran la tela desgastada por el uso. Un par de lágrimas se escaparon de mis ojos mientras los recuerdos se agolpaban en mi mente, recordándome todo lo que había dejado atrás al entrar en esta casa.
Me senté en el borde de la cama, sintiendo la familiaridad reconfortante del colchón bajo mí. Cerré los ojos una vez más, dejando que los recuerdos fluyeran libremente, sin intentar contenerlos ni ocultarlos. Por un momento, me permití sumergirme en el pasado, reviviendo cada momento como si fuera la primera vez.
- Que recuerdos...- Dije para mi misma con una sonrisa cuando noté que una de las cámaras me estaba enfocando.
- ¿Qué miran?.- Dije en tono de burla mientras me reía.- Los estoy viendo eh, y cuando salga mañana los voy a buscar uno por uno.- Me reí.
Me levanté de la cama con un suspiro y decidí regresar al living, tratando de despejar mi mente de los recuerdos que me abrumaban en el cuarto. Caminé por el pasillo con la mirada perdida en mis propios pensamientos, cuando de repente, choqué torpemente con Marcos, que salía del confesionario. Un pequeño grito de sorpresa escapó de mis labios, y sentí cómo el rubor subía a mis mejillas por la vergüenza.
-¡Uy! Perdón, no te vi venir -me disculpé, tratando de recomponerme mientras nos mirábamos.
Marcos soltó una risa suave, sacudiendo la cabeza con diversión.
-No pasa nada, creo que ninguno de los dos estaba prestando mucha atención -respondió, con una sonrisa amable-. Parece que la casa está un poco revuelta hoy.
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Una vez más, vuelve conmigo. - MARCULI
Fanfiction;- donde después de seis meses de terminar su relación como novios, Marcos y Julieta se reencuentran en una cena para conmemorar un reencuentro de ex hermanitos.