Los vaqueros y la blusa de Samantha hacían un camino hacia la cama. Me tragué el nudo que se estaba formando en mi garganta pero volvió.
Observé su cuerpo en ropa interior. Estaba boca arriba dejando a la vista los grandes pechos que tenía. La sabana le cubría hasta la cintura y sus ojos estaban cerrados. Su respiración no se veía agitada, al contrario. Respiraba suave y despacio.
Mis ojos se desviaron hacia el torso de Andrew. Él estaba en el otro extremo de la cama dándole la espalda a su novia. Tenía la manta hasta el pecho y sujetada por los dedos. Su cabeza descansaba encima de su mano y de la almohada.
Como sumo cuidado me acerqué al armario y lo abrí sacando lo primero que mis dedos alcanzaron, rezando para que sea la ropa de dormir.
-¿Lea?- susurró Andrew. Escuchar su voz en medio del silencio provocó que mi cuerpo saltara suavemente. Me di la vuelta para ver como se sentaba en la cama.-¿Qué haces? –preguntó a los segundos.
-Vine a coger el pijama, ya me voy al sofá... Hoy me toca a mí...Ya sabes... El sofá.- le dije sonriendo. Mi intento de reemplazar el ambiente negativo fue fallido. Él no sonrió y eso era lo único que yo quería.
-¿Dónde estabas?- volvió a preguntar, observándome de arriba abajo. Tragué saliva lentamente, admirando su abdomen. Resultaba que la oscuridad le daba un aire más sexy y... ¿Qué estaba pensando?
-Por ahí.-Dije simplemente.
-Ah.- respondió, sin dudar. Miró hacia el cuerpo dormido de Samantha y se pasó la mano por el pelo.- no es lo que parece, te lo juro. No malinterpretemos las cosas.
Tardé unos segundos en responderle porque no podía dejar de pensar en lo que pudieron haber hecho en esa cama minutos atrás. ¿Por qué me había besado si volvería a los pies de Samantha?
-Andrew. Yo no malinterpreto nada, ya las cosas hablan por sí solas pero, que tampoco tengo que malinterpretar nada. –susurré sin saber muy bien que decía. –Samantha es tu... Um, novia. Sí, novia. –repetí, más para mí que para él.
-No pasó nada.-replicó, de forma suave. Como si no quisiera que la conversación se desviara hacia los gritos.
Suspiré cansada. ¿Por qué seguíamos hablando del tema cuando él ya se había acostado con ella, justo después de besarme? La imagen que estaban teniendo mis ojos en ese momento era suficiente para mí
-No importa.-agarré fuertemente la ropa y la estampé contra mi pecho.
-La verdad, no sabía cómo actuar.- se defendió.
-Tienes que seguir actuando como antes. Solo fue un beso. Nada más. –Le informé, dudando. No había sido un beso... fue algo más.
-Sabes perfectamente que no fue un simple beso.- me contestó levantándose y caminó hacia mí lentamente. Mi pulso se empezó a elevar y mi estomago se estaba contrayendo fuertemente con cada respiración- Fue más que un beso. Y los dos lo sabemos.
-Andrew..., por favor.-le supliqué, intenté esquivar su mano que acariciaba mi mejilla.
-Por favor, te digo yo a ti.- dijo acercandose. Sus labios estaban muy cerca pero no los iba a saborear otra vez. No podía. No debía. Sin responderle a Andrew lo aparté y salí de la habitación. Mi corazón no estaba acostumbrado a estar a esa velocidad.
Entré al baño y cerré la puerta con cuidado.
Cuando ya estaba duchada y cambiada de ropa, el corazón había vuelto a su velocidad normal. Estuve tentada a volver a la habitación y yo misma besarle.
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Durmiendo a su lado
Romance¿Qué se supone que tienes qué hacer cuando no tienes casa ni trabajo? Eso me pregunté yo. ¿A casa de tu mejor amiga? Imposible. Dafne compartía piso con unas cuatro chicas más, además de su novio, Louise. ¿Vas a donde vive tu novio? Ummm... tampoco...