Al instante, mi cuerpo se puso tenso. En alerta.
-Andrew, por fin estás aquí.- dijo Samantha, observándole con una sonrisa que iba tirando de sus labios a medida que Andrew se acercaba a ella. Yo, había parado de subir los escalones.
-Samantha, ¿qué haces aquí?- le preguntó.
-Te estaba esperando.- dijo, dando un paso hacia él.- Necesito hablar contigo. Es importante.
El ambiente se quedó en silencio, y solamente escuchaba mi respiración algo agitada por haber subido tan rápido.
-¿Tan importante es como para que estés aquí a esta hora?- le preguntó.
-Sí.-le respondió, girando su cabeza hacia mí pero, al instante volvió a enfocarse en él.
-¿Qué pasó?- le preguntó.- ¿Te sucedió algo?- la observó de arriba abajo y tragué saliva.
-No, no. No es sobre mí.- le dijo, sonriendo tímidamente.
Esa sonrisa escondía algo, estaba segura. Me miró sin interés como si yo fuera una pintura de algún museo y regresó su vista a su enfoque anterior, esos ojos verdes, que ya no eran suyos...
-¿Podemos hablar a solas?- volvió a hablar, a los segundos. Andrew giró lentamente su cabeza hacia mí pero, no cambio su expresión de confusión.
-Dime. Lea puede escuchar.- le dijo e inmediatamente, mordí mi labio para no sonreír ante sus palabras y sentí como un alivio recorría mi cuerpo.
Ella me miró, otra vez, sin expresar nada en concreto. Eso era raro, lo que hizo que mi ceño se frunciera totalmente.
-No.- dijo, con un tono decidido.- estoy segura que lo te vengo a decir solo nos interesa a ti y a mí.
Fruncí el ceño nuevamente, deseando saber más allá de aquellas palabras. ¿Qué podía querer ella de Andrew tan tarde como para no esperar a mañana por la mañana en la universidad? Aunque en ese momento agradecí que hubiera elegido hablar con él ahora. Por alguna extraña razón no me gustaba dejarlos solos y aún menos, imaginarme el hecho de que podían verse sin que yo lo supiera.
Andrew dudó unos segundos, en los que solo se dedicaban a mirarse como si estuvieran comunicándose con la mirada.
Quise hablar, gritar, empujar a Samantha y entrar a la casa, tomando a Andrew por el cuello para besarlo como antes pero, mi cuerpo no reaccionaba. Exactamente, no sabía que decir.
-Por lo que veo, todavía no te has quitado de encima a la sin techo. - comentó la rubia de bote, cuando mis pies decidieron andar y ponerse al lado de Andrew.
Mi sangre hirvió, y las ganas de golpearla se apoderaron de mí. Pero, Andrew se me adelantó.
-¿Qué es lo que quieres?- le cortó.
-Hablar. ¿Podemos entrar?- preguntó casi en un susurro, acercándose a él.
-Hablemos aquí mejor.- respondió Andrew, de manera tajante .
Los ojos azules de Samantha me repasaron y una molestia se instaló en mí, al ver que estaban criticando mi vestimenta.
¿Por qué me puse unos simples vaqueros y unas zapatillas? Ella, a comparación de mí, estaba vestida como si acabara de salir de un probador. Su vestido negro se ceñía a su cuerpo, provocando que sus curvas sobresaliesen y pensé en lo que debía pensar Andrew.
-¿No escuchaste que el asunto solo nos interesa a nosotros?- me preguntó, alzando su voz.
Mi cuerpo se volvió a quedar quieto, sin saber que decir pero, pronto el enfado reaccionó.
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Durmiendo a su lado
Romantizm¿Qué se supone que tienes qué hacer cuando no tienes casa ni trabajo? Eso me pregunté yo. ¿A casa de tu mejor amiga? Imposible. Dafne compartía piso con unas cuatro chicas más, además de su novio, Louise. ¿Vas a donde vive tu novio? Ummm... tampoco...