Durmiendo a su lado

EPÍLOGO

Mis latidos hacían eco entre las cuatro paredes del baño y mientras el silencio inundaba la ausencia de Andrew, suspiré.

Agarré nuevamente el borde del lavamanos, admirando como mis nudillos se convertían en un círculo blanco. Repasé con la mirada la gran idea de Dafne y me mordí el labio. Era una locura.

Miré el reloj del móvil y agradecí el hecho de que Andrew todavía no llegaba.

Después de que apareciera en la universidad, explicándomelo todo, no nos habíamos separado, literalmente. Pasó en mi habitación tres noches (escondido, claro) y una de ellas, la recuerdo perfectamente. Claire había salido con Eric nuevamente y Andrew y yo aprovechamos para demostrarnos mutuamente que el 'te quiero' se quedaba pequeño a comparación de lo que nos queríamos.

Los tres días, se fueron en apenas segundos y Andrew tuvo que regresar a Seattle. Allí solo estuvo cuatro días, en los que solamente se dedicó a recoger todas las cosas de su casa. También, miró un par de casas alrededor de la universidad y al final se decidió por una a tan solo unas manzanas de la residencia.

No tardó en trasladarse y esta vez, definitivamente y junto a Chicle. En menos de tres semanas ya me estaba insistiendo en que debía vivir con él pero, no quería dejar a Claire porque según ella, si lo hacía acabando el curso era una de las peores personas del mundo mundial. Sí... exactamente había dicho eso.

Andrew empezó a buscar trabajo y lo consiguió en un taller de coches, en la zona, mientras que yo, seguía con las prácticas y los estudios.

No vivíamos juntos pero, de los siete días de la semana, seis y medio estaba en su casa. Cuando septiembre llegó, Andrew agarró todas mis cosas y las colocó en su habitación. Aunque, sinceramente, en ese momento pensé que había tardado demasiado en hacerlo.

De ese modo, pasó otro años más. Mis padres nos habían visitado un par de veces y en navidad coincidieron con Gina y Ally, las cuales, habían venido a petición de Andrew. Cuando me lo dijo, sonreí de un modo que él se sorprendió.

Las prácticas en la sede de Sacramento dejaron de serlo a mediados de segundo año pero, me contrataron, meses después, como secretaria de una de las jefas. Mi puesto no era importante pero, raramente me encantaba lo que hacía en él.

Después de las últimas vacaciones de navidad con nuestra familia, le siguió otra pero, con una diferencia, nosotros fuimos a Atlanta a visitar a mis padres. También, se nos unión Gina y Ally y por segunda vez consecutiva pasé el mejor fin de año de mi vida.

En verano, Louise y Dafne nos visitaron a California y dijeron que solamente habían venido por el buen tiempo que teníamos en la ciudad. Me reí junto a Dafne mientras Andrew le pegaba un puñetazo amistoso a Louise.

Sacramento se había convertido en mi segunda ciudad favorita, después de Seattle pero, no me iría de aquí. El ambiente caluroso pero, con una ligera brisa fría en las noches, me encantaba. A partir de mes de Abril hasta Septiembre, el sol era el protagonista y cuando lo veía en el cielo totalmente despejado, sonreía. En esos meses, Andrew y yo cada vez que podíamos íbamos directos a la playa, pero lamentablemente se encontraba un poco lejos como para ir todos los fines de semanas.

Eché otra mirada y comprobé que había pasado solamente dos minutos. Solo falta uno. ¿Por qué unos tres minutos tardaban tanto?

Intenté calmar mis respiraciones pero, fue en vano. Estaba impaciente y aunque sabía que en ese momento lo mejor era que saliera negativo, la mayor parte de mi organismo quería que fuera un positivo.

Dafne tenía razón en cuanto a los test de embarazos pero, en ese momento no podía pensar en todo lo que me había dicho por teléfono. Tragué saliva, odiando a Claire por estar trabajando en esos momentos en lugar de estar a mi lado aguantándome por si acaso me desmayaba o algo por el estilo.