CAPITULO 29

9.2K 523 30
                                    

Agradecí el hecho de ya haber llegado a la puerta de mi habitación. Andrew se apoyó ligeramente en la pared y me observó, de arriba abajo, llegando a mi rostro. Lo analizó como siempre lo hacía y tragué saliva.

Llevaba unos pantalones grises oscuros pegados a sus piernas pero no estrechos a ellas. Su blanca camiseta me recordaba su vientre plano. Era delgadito pero, sus brazos eran gruesos y fuertes. Estaba condenadamente perfecto.

-Hey.- dijo casi en un susurro. Fruncí el ceño, rabiosa. ¿Una semana sin hablar y me decía 'hey'? Un rábano.

Me siguió observando detenidamente y encontré una razón que me hizo saber que Dean nunca podría llegar a más.

-¿Qué haces aquí?- le pregunté, tratando de sonar indiferente. No lo logré.

Mi voz flaqueó como me temía que haría si él volvía. Me mordí el labio, conteniendo las ganas de tocarle, olerle y besarle.

-Yo...-empezó y se detuvo, pasándose la mano por el pelo, reflejando incomodidad. Y como siempre, su incomodidad era la mía...

-¿Cómo sabías donde encontrarme?- interrumpí el atascó de palabras que tenía en su garganta. No hablaba y me estaba desesperando, lentamente. Quería que se fuera. Quería tenerlo lejos y verlo mañana en el banco de madera a las once como siempre lo hacía. Él no me veía y eso era lado positivo del asunto.

-Bueno, uh...- otra vez, un repaso a su pelo, despeinándoselo. ¿Era un tipo de castigo? Porque verlo con esos ojos iluminados por la lámpara que colgaba de la pared y con los mechones desordenados, definitivamente, lo era. -Dafne, me dijo donde...- prosiguió, lentamente analizando mi rostro, como si en él estuvieran mis emociones e intentara identificarlas. –llevaba toda la maldita semana pidiéndole... bueno, no, rogándole, que me dijera dónde estabas. Solo quería...-le interrumpí.

-¿Por qué no me buscabas en la universidad?- le pregunté. Necesitaba que me dijera una razón de su ausencia. De su desaparición y de por qué no corrió hacia mí a justificarse por sus últimas palabras. Lo necesitaba para que mi corazón volviera a suspirar.

Andrew suspiró, mirando para los lados. El pasillo estaba en silencio y vació, se mordió el labio inferior.

-No creía que fuera buena idea después de...- me informó, de repente y se calló de manera espontánea. No sabía que decir pero, yo tenía las palabras claves para terminar.

-Después de decirme que no me querías en tu vida ¿no?- dije, de forma sarcástica. Intenté reflejar algo de enfado y me di cuenta de que mi voz había sido buena pero, no lo suficiente.

-Yo no quería decir eso.- replicó, rápidamente. Me hizo sonreír pero, no de felicidad. Era de pura ironía. Me mordí el labio y le volví a mirar, oyendo el silencio –Sabías que estaba realmente enfadado y seguiste hablando sobre el tema. No parabas y dije lo primero que se me ocurrió para...para detener todo lo que me estabas diciendo...

Me seguí mordiendo el labio y casi empiezo a delirar cuando abría sus labios para hablar pero, los cerraba. ¿Por qué tenía tantas ganas de besarle?

-Ni siquiera pensé lo que decía...No quería hacerte daño. Sabes perfectamente que si te hago daño a ti, de alguna manera también me lo hago a mí mismo...- dijo, dejándome sin aire que respirar.

-No, Andrew.- dije, negando con la cabeza. Él no podía volver a reconstruir a mi corazón con tan solo esas palabras. Él no debía tener ese poder.

-Lea.- volvió hablar. Escuchar mi nombre por su voz era algo a lo que todavía, no estaba preparada. –Fui un idiota con mayúsculas, lo sé. Pero, te aseguro que no quise decir esas palabras. Estaba cabreado, sabes que cuando...-le interrumpí.

Durmiendo a su ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora