Hoy es un buen día para tener un gran día.
Esa frase golpeó mi mente al salir del edificio donde tenía la última clase. El sol me llegó y junto a él, una brisa agradable.
Sonreí, pensando en que quizás esa era la frase perfecta para decir cada mañana, pero, desgraciadamente, me levantaba demasiado dormida como para recordarlo así que... mi gran día aún no había llegado. Y creía que nunca llegaría porque estaba en otro estado.
Salté suavemente los escalones y miré la hora, deseando llegar pronto.
Ayer después de mi caída entre los recuerdos, llegó Claire con una noticia que provocó que la masa de recuerdos, se esfumara. Sus gritos sobre lo que le había dicho Eric, camuflaron el silencio de aquella habitación.
-¡Por fin lo ha soltado!- había dicho, antes de lanzarse a su cama, suspirando. Me reí y dejé de lado, mi ocupación de ordenar por tonos.
Era una estupidez pero, extrañamente, lo había hecho como 10 veces en el último mes. Clasificar por tonos, por prendas... todo por no pensar más de lo debía.
Empujé la puerta de la residencia y subí los escalones. Giro a la derecha,... giro a la izquierda y abrí rápidamente la puerta.
-¡Menos mal que ya llegaste!-soltó Claire, haciéndome reír. Cerré la puerta y dejé mi bolso en el suelo.
-Ya estás preparada para irte ¿verdad?- le pregunté, sarcásticamente, mirándola de arriba abajo. Su pijama de terciopelo con corazoncitos me hizo reír y me sacó la lengua, divertida.
-¿Crees que este pijama es muy atrevido?- preguntó, riendo. Solté una carcajada y ella se volvió a girar, admirando la cantidad de prendas que tenía en su cama. –No quiero parecer desesperada.
Me reí y escuché como ella también lo hacía. Me dejé caer en la cama y me giré para ver cómo decidía su vestimenta.
-¿Tú? ¿Desesperada? ¿Por Eric? –le pregunté, riendo.
-Lea, no me estás ayudando.- me cortó. Se volvió a girar y se sentó en la esquina de su cama, casi en el borde.- ¿Qué crees que me debo poner?- preguntó, casi en susurro.
-Ropa.-le dije, riendo. Rápidamente, cogió un cojín y lo lanzó.
-Es en serio.- replicó, riendo.
Dejé de apoyar mi cabeza en la almohada, sentándome. Me pasé mis dedos por el pelo, acomodándomelo y suspiré. Claire también lo hizo, sonriendo.
-Estoy muy emocionada.- dijo, de repente.- Eric viene en menos de dos horas y aún no sé que ponerme, ni me he peinado..., ni duchado,...Debo lavarme los dientes, recuérdamelo.
Le sonreí, pensando en Andrew. ¿Cuánto hacía que no sentía mi cuerpo hormiguear?
Se levantó, y el silencio en aquella habitación duró poco. Se recogió el pelo rubio en una coleta alta y colocó sus manos en su cadera, mirando su ropa.
-¿Crees que una falda es lo ideal para una primera cita donde quiero dar a entender que quiero más citas con él o tal vez unos vaqueros estrechos darían la impresión de poco arreglada?- soltó rápidamente. Me alzó cada una de las prendas que había mencionado y prosiguió.- ¿O tal vez, un vestido? El vestido verde que quiere dar a entender que soy muy... ¿Digna?
-¿Digna?- pregunté sombrada.
-Nada, nada. Olvídalo. ¿Falda o vaquero? ¿Hará frió? O quizás, poniéndome en lo peor,... ¿Hará viento?- Se preguntó a sí misma y entrecerró sus ojos, admirando su cama.
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Durmiendo a su lado
Romansa¿Qué se supone que tienes qué hacer cuando no tienes casa ni trabajo? Eso me pregunté yo. ¿A casa de tu mejor amiga? Imposible. Dafne compartía piso con unas cuatro chicas más, además de su novio, Louise. ¿Vas a donde vive tu novio? Ummm... tampoco...