Dejé caer la última caja que la señora Dandinni me había pedido que pusiera en el almacén y alcancé a Megan en la salida después de ir a mi taquilla y agarrar mis cosas. Durante las últimas semanas, mi relación con ella y James fue creciendo, hasta el punto de salir de vez en cuando, fuera de Delicious.
-¿Cogiste la bufanda?- me preguntó Megan, a punto de salir por la puerta. - la puse encima del banco.
Fruncí el ceño, sin sentido y me giré para coger la bufanda blanca. La seguí por los pasillos esquivando alguno de los camareros que les tocaba turno de noche. Delicious con los días fue cogiendo fama y sus platos estaban reconocidos prácticamente por toda la ciudad y eso tan solo en cinco semanas.
James estaba apoyado con su chaqueta con gorro en la puerta del callejón, esperándonos.
-Dilo.- le vocalicé, sin provocar que el sonido saliese de mi boca. Él puso sus ojos en blanco e hizo una mueca con la boca. Se metió las manos en los bolsillos y suspiró, esquivando mi mirada.
-Chicos, ¿les apetece venir a Vitto?- preguntó Megan, adelantándose a James y sonreí al ver la cara de alivio de James. Sus manos seguían en sus bolsillos pero, sacó una y se apartó el pelo de la cara.
El año nuevo había comenzado hacía dos semanas y todavía el frío era algo permanente en la ciudad, Las calles estaban bañadas de los restos de la última nevada aunque febrero todavía estaba a dos semanas de empezar parecía que el frío aumentaba cada día.
Caminamos juntos, en silencio pensando en la propuesta de Megan pero, ya lo tenía claro, además la idea era que debía dejarlos solos. La noche ya estaba naciendo y el humo frío que salía de mi boca, me hacía temblar.
-Sí, vamos.- afirmó, sonriente James.
-Yo no puedo. -dije, apartándome la gran bufanda de la boca.-porque, tengo ir a ver a...
-A tu novio ¿no? - me interrumpió Megan y su sonrisa.
-Yo no...- callé sin saber que continuaba exactamente. ¿Andrew y yo éramos...novios? Diablos, esa pregunta era permanente en mi mente.
-¿Dices ese chico que siempre está apoyado en el capó del coche, esperándola?- preguntó divertido James.
Mi cara se sonrojó y no fue causa del frío. Recordar la sexy postura Bailey, como la llamaba él me hizo aumentar la sonrisa de idiota que tenía en la cara.
-Sí, sí.- dijo, Megan alegremente.- Ya sabía que esos recibimientos no eran amistosos.
James la miró, frunciendo su ceño y sonrió.
-No me miren así.- dijo, rodando sus ojos y pasando su cabello rojo para detrás de la oreja.- James, ¿tú no la has visto saliendo del restaurante?
Mi cara aumentó su tono de rojo y quise desaparecer.
-Sí pero, no me quedo mirándola...- dijo James sonriéndome tímidamente. Intenté sonreírle pero, me salió como si fuera una mueca.
-Pues yo sí.- afirmó con una sonrisa triunfante provocó que me cuerpo se empequeñeciese.- La próxima vez síguela con la mirada para que veas como el chico la coge por la cintura y ella sonríe como...- la interrumpí.
-Vale, sí. -Afirme, colorada.- voy a ver a ese chico. ¿Contenta?
-Mucho.- dijo haciendo que sonriera y se me acercó, besando mi mejilla.
Los vi alejarse, y suspiré. Bajé por las escaleras hacia el metro y cuando lo tomé, tan solo quería salir. La parada donde debía bajarme fue anunciada después de tres y tomando fuertemente mi bolso, me levanté.
ESTÁS LEYENDO
Durmiendo a su lado
Romance¿Qué se supone que tienes qué hacer cuando no tienes casa ni trabajo? Eso me pregunté yo. ¿A casa de tu mejor amiga? Imposible. Dafne compartía piso con unas cuatro chicas más, además de su novio, Louise. ¿Vas a donde vive tu novio? Ummm... tampoco...