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No utilizamos base porque su piel era suave y carecía de algún punto negro. Comencé a aplicar rimel mientras que Jiro delineaba sus labios con cuidado de no despertarlo. Luego dibujé sus cejas y apliqué corrector para emparejar la forma. Apliqué un labial rosado en sus ligeras ojeras para aclararlas y luego poner el corrector. Jiro difuminó el lápiz marrón con una sombra rosada y luego le aplicó gloss. Contorneé su gran naríz y le apliqué iluminador. Delineé sus ojos con cuidado y Jiro me pasó un sellador para que luego no pudiera quitárselo con agua. Yo saqué un perfume de mi bolso y se lo apliqué en el cuello. Y así estuvimos un rato agregando cada vez más detalles a su maquillaje porque no se despertaba, eventualmente lo dejamos dormir y continuamos con lo nuestro.

—Jiro, no me siento bien...— Mina apoyó su cabeza en el regazo de su amiga.

—¿Quieres vomitar?— Jiro se levantó y se dirigió a la cocina, no sin antes dejar su cabeza gentilmente sobre un cojín. —Creo que tengo algo para las náuseas.— Mina salió disparada al baño.

Jiro la persiguió y cerró la puerta. Escuché risitas y a Mina tener arcadas.

—Tengo hambre.— Dije.

—Yo también.— Sero agregó. Yo me levanté y busqué mi bolso. —¿A dónde vas?

—Voy a comprarme algo.

—Te acompaño.

Me dirigí al baño.

—Jiro, ¿Sabes dónde hay una tienda de conveniencia?— Escuché voces muy bajas y luego a Jiro hacer callar a Mina.

—A dos... Calles de aquí.

Pude escuchar a Jiro decirle en un susurro “Vomita” y unos cuantos sonidos húmedos. Posteriormente escuché otra arcada de Mina. Abrí la puerta y mis ojos se abrieron como platos.

El baño estaba limpio. Jiro estaba recostada sobre el lavamanos. Mina frente a ella, acorralandola y besando su cuello con suavidad.

—Yo también quiero vomitar.— Oí a Kaminari dirigirse al baño. Jiro cerró la puerta de una patada.

—¡No! ¡Vomita afuera!— Gritó Jiro. Empujé a Kaminari lejos del baño tratando de conectar puntos incoherentes que para mi ahora cobraban sentido.

Pude ver a Bakugo levantarse y palpar a su lado tratando de recoger su celular. Le hice seña a Sero para salir y él recogió mi bolso que dejé a su lado. Bakugo encontró su celular y antes de desbloquearlo vio su cara reflejada en la pantalla negra de este.

—¡¿Ah?!— Bakugo se levantó de golpe y trató de abrir la puerta del baño. —Kirishima, ¿Quién mierda está en el baño?— Yo aceleré el paso y salí del departamento.

—Jiro y Mina.

—¡Jiro abre la puta puerta!— Aún a un piso de distancia podía escucharlo maldecir.

Kaminari cayó de cara a unos escalones del suelo. Sero lo levantó y lo apoyó en su espalda, arrastrándolo hacia afuera. Yo le abrí la puerta pero él apoyó su mano en esta y la mantuvo abierta para mi. No podíamos caminar hasta la tienda de conveniencia, pero a unos metros del callejón habían unas máquinas expendedoras. Sero dejó a Kaminari en el suelo y este no se quejó. En unos segundos comenzó a vomitar todo fuera de su estómago. Un escalofrío paseó por todo mi cuerpo del asco.

—Ven.— Sero me llevó al principio del callejón a unos cuantos metros de Kaminari. Que comenzó a maldecir y a balbucear cosas mientras vomitaba.—¿Qué se te antoja?

—Honestamente estar en mi cama.

—A mi también.

—¿Disculpa?

BlondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora