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—Oye, ¿Puedes decirme qué mierda haz estado haciendo todos estos días?— Shinso apoyó su brazo en mi hombro.

—¿Entrenar?... ¿Cómo crees que me aceptaron en el 1-A? ¿Por bonita?

—Definitivamente no fue por eso.

—Bastardo...

—Debería de ser yo quien te insulte ahora mismo. Me quitaste el único puesto libre en la 1-A.

—¿Y? Eres demasiado lento.

—No es eso.

—¿Entonces qué?

A una distancia considerablemente corta, había una cancha donde algunos de los estudiantes del 1-B jugaban básquetbol. Un chico rubio se sentó en una banca, comenzó a jadear y sacudir su mano tratando de refrescarse. Desvío su vista hacia fuera de la malla de metal, donde yo y Shinso lo mirábamos mientras que yo trataba de descifrar la inquietud de mi amigo por ser transferido al B. El chico se levantó y salió de la cancha. Levantó su camisa a la altura de su cara enseñando su abdomen y se secó el sudor. Se acercó a Shinso y le arrebató la botella de agua que tenía en su mano derecha.

—Gracias.— Bebió de ella descaradamente en su cara. Shinso se la arrebató de inmediato y el rubio hizo ojos de perrito.

—Olvídalo... Es tuya.— Shinso se la puso en el pecho con rudeza.

—¿De verdad?

—Sí, tiene toda tu saliva. Que asco.

—No seas tan hostil conmigo, ¿Quieres? Seremos muy buenos compañeros.

—¿Quién dijo que lo sería?

—Vlad está decidido y te recibirá con los brazos abiertos. Además, te he visto entrenar con Eraser Head. No ha de faltar mucho para que te transfieran, ya que tu amiga ya ocupó el único puesto libre en el A.— La cara de Shinso era un poema.

—¿Debería estar asustado con tu cantidad de información acertada?

—Sólo no pienses en mi como un acosador.— El rubio sonrió y se marchó, no sin antes darle unas palmaditas en la espalda.

—Es literalmente lo primero que pensé.

—¿Quién es ese twink? ¿Tu amigo?

—No tengo idea. Se llama Monoma. Desde que entrené con el 1-B por unas evaluaciones de Vlad, actúa como un enfermo mental.

—No sabría decir si sus palabras son amenazantes o si su intención es ligarte.

—¿Tú crees?

—No. Lo dije irónicamente. ¿Acabas de considerarlo?— Su ojo derecho desarrolló un tick. Yo sonreí y me apartó de su vista de un manotazo.

—Tú también tienes a cierto rubio.— Shinso sonrió.

—No me jodas. ¿Eso a qué viene?

—¿Crees que no sabía que estabas entrenando? Ya te he visto tres veces luchando con él.

—Pues es eso. Entrenamientos. ¿Estás mal de la cabeza?

—Desearía estarlo luego de verlos a uno encima del otro.— Me apresuré y le puse la mano en la boca.

—¡CIERRA LA JODIDA BOCA!— Dije susurrando. Le hice seña con mis ojos a lo que él miró al lado de la cancha, donde Bakugo también jugaba Básquetbol con otros chicos del 1-A.

—Era una escena tan obscena que mi desayuno se revolvió en mi estómago.— Dijo Shinso siguiendo mi tono de voz bajo entre mis dedos, yo aparté mi mano y la limpié en su camisa.

—¿Es literalmente entrenamiento? He visto a héroes y villanos pelear así.

—¿En qué cuenta de twitter?

—Voy a estrujarte el jodido cuello hasta que termine tan morado como tu puto cabello.

—¿De verdad crees que un villano dejaría que un héroe lo someta así en plena pelea?

—¿Sí? Si yo fuera una villana me dejaría hacer si mi oponente fuera Mirko.

—Estás jodidamente loca... Yo también.

...

Mi respiración caliente me desesperaba. No estaba cansada, pero hacía un calor infernal. Estuve al menos una hora jugando básquetbol con algunas chicas del A y el B. Me dirigí a unos lavabos en el exterior, algo cerca de las canchas. El sudor de mi camisa y chaqueta se adhirió a mi piel, me sentía pegajosa.

Me quité la chaqueta negra que utilizaba cuando teníamos entrenamientos físicos sin dones o simplemente Allmight nos hacían salir al amplio patio a hacer actividad física. Debajo de la camisa tenía una negra de tirantes. Abrí el grifo y metí la cabeza debajo de la manguera, mojando todo mi cabello.

—Que asco, cubrete.— Escuché a mi costado. Di un respingo y me golpee la cabeza con el grifo. Sisee de dolor.

—¿Disculpa? ¿Cuál es tu problema?— Dije mientras me apartaba el agua y los cabellos húmedos de la cara.

Cuando abrí los ojos Bakugo se encontraba frente a mi. Tuvimos la misma idea y él se deshizo de su camisa. Juntó sus manos y las puso bajo el flujo del agua, luego se agachó para mojar su rostro. Cuando volvió a tomar agua con sus manos mojó su cabeza. Me sorprendí al ver su cabello abajo, ya que usualmente estaba esparcido aleatoriamente y descuidado.

—Maldito exhibicionista...— Dije entre dientes. La manguera se deslizó de mis manos. La tomé rápidamente pero mis dedos se pusieron en el camino del orificio donde salía el agua, aumentando la presión con la que esta salía. Bakugo se sobresaltó.

—¡¿QUÉ MIERDA HACES!?

—¡¿DE QUÉ HABLAS!?— Bakugo bajó la vista a sus pantalones, y no hizo falta que yo hiciera lo mismo porque ya estaba riendo. —Oye, ¿Sólo me viste sin camisa y te measte encima?— Toda la parte trasera de su pantalón estaba mojada.

—Voy a matarte...— No pude evitar reír con más ganas. Escuché un silbato y todos comenzaron a salir de las canchas. Bakugo de inmediato se puso nervioso al ver a un montón de gente dirigirse a los lavabos. —¡HAZ ALGO! ¡RÁPIDO!

—¡¿QUÉ MIERDA SE SUPONE QUE HAGA?!


—¡Hazte cargo!— Bakugo bajó el tono de su voz mediante la gente se acercaba. Yo tomé la chaqueta sudada que había dejado en el piso y la amarre a su cintura.

—Ya.

—Eres inútil.

—¿Quieres que me quite los pantalones y te los de?

—No, sería más desagradable utilizar tus pantalones cortos y ajustados que caminar por ahí pareciendo que me vino el periodo.

—¿Qué hay de malo con mis pantalones cortos? Tienes un buen culo, te lucirían de maravilla.

—No me hace gracia.

—Devuélveme mi chaqueta mañana.— Y me fui a los vestuarios.

BlondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora