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—¿Por qué el cambio tan repentino?— Eijiro quiso saber. No supe dar una razón, pero el pelirrojo me libró de la necesidad de hacerlo. —Ah, ¿Es por lo de Sero?

—¡No! ¿De qué hablas?

—De los rumores.

—¿Qué?

—Oh, me gusta un buen drama. — Olvidé que Kaminari estaba ahí.

—Bueno, es complejo. Está involucrado con unos estudiantes de tercer año y cosas un poco turbias. No es algo muy sonado, mantienen el secreto con recelo. Especialmente de las chicas.— Se sentó en la cama. — Verás, hay un tal Uchima en tercer año. Él y un grupito del que no sé nada tienen este complot para chantajear chicas y sacarles... Ya sabes...

—¿Qué? ¿Dinero?— Dijo Kaminari.

—No. Videos, fotos... Eso.— Kaminari se llevó las manos a la boca de falso asombro.

—Espera, aún no lo entiendo.

—Se aprovecha de ellas y las graba. ¿No?— Dije lo obvio. Eijiro asintió.

—Y, me enteré por Tamaki que es algo muy poco comentado. Parece una leyenda urbana poco creíble. De alguna manera, se limpia las manos y logran que no los atrapen. Pero anteriormente las chicas que ha chantajeado lo exponen en sus redes. Bueno, sólo escuché que sucedió una vez. Nejire también estaba involucrada en el lado de las víctimas, no porque le pasó a ella, pero casi.

—¿Y?— Le pedí que continuara.

—Bueno, Uchima es latino, creo. Y comenzaron a relacionar a Sero con Uchima. Pues él es algo famoso, no sé si positiva o negativamente. Pero los he visto hablando. Pensé que alguien más había llegado a la misma conclusión que yo, pero parece que no.

—Hmm.

—Por eso irás, ¿No? Porque te diste cuenta.

—Ah, claro...— No tenía idea. Me senté en la cama también. —¿Entonces todo apunta que Sero trata de aprovecharse de Inku?

—Me temo que sí.— Dijo Eijiro.

—¿Vas a espiarlos?— Preguntó Kaminari.

—No. Nada de eso. Estúpidos gays.

—¿Para qué tratas de mantener tu reputación de carbón a estas alturas?— Dijo Kaminari

—Yo no soy gay.— Eijiro se defendió.

—Yo tampoco. Pero eres muy guapo.— Dijo Kaminari.

—No necesitas ser gay para darme un cumplido.

—Nah, dejaría que me la metas.— Silencio tenso. —¿Cómo piensas hacer para que no te descubran?— Kaminari quiso saber.

—No había pensado en eso.

—¿Debería pedirle ayuda a Jiro?— Kaminari se dirigió a Eijiro.

—¿Crees que quiera ayudarlo luego de lo que le dijo a Inku?

—No pierde nada. Necesitas ayuda de una profesional.— La última oración fue dirigida a mi. Kaminari se puso sus pantuflas de Jake el perro y salió de la habitación de Eijiro.

—¿Ustedes están saliendo?— Le pregunté. Se levantó rápidamente y cerró la puerta que Kaminari había dejado abierta de par en par. Se acercó a la cama y se sentó nuevamente. Intentó mantener la compostura mientras pensaba en qué responder, pero su cuerpo se desplomó hacia adelante, dejando caer su cabeza en sus manos. —¿No?

—No tengo idea...

—Jodidos ridículos.

—¡No lo entiendes! No sabría que me podía gustar un chico. Se siente extraño... ¡Yo me siento extraño!

BlondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora