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NOTA: El capítulo 49 y 50 fueron cambiados de lugar. Por ende, el 50 ahora toma el lugar del 49 y viceversa. (Nada más para aclarar confusiones entre los lectores que van al día con las actualizaciones)

Las horas pico dentro de la academia me resultaban una pesadilla. Y mientras pensaba eso en lo que giraba mi rostro frenéticamente a todas partes con la esperanza de encontrar a Katsuki entre la avalancha de gente, alguien a quién no pude identificar pisó mi zapato. Solía evadirlas y llegar exitosamente a la cafetería sin ser arrastrada por la multitud que se esparcía por los pasillos arrastrándome con ella. Pero ahora, que me era menos conveniente, era jodidamente desesperante.

Empezando porque, había perdido mi identificación estudiantil de una manera bastante idiota. La cual necesito para comer todos los días en la cafetería, entrar a los dormitorios y otras cosas como obtener libros de la biblioteca. Su simple remplazo costaba un ojo de la cara, por lo que no quise rendirme e inicié una búsqueda entre mar y tierra. Pero como nada sale como yo lo deseo, ahora me dirigía a la oficina de consejería a solicitar una nueva. Desafortunadamente no era lo único que no encontraba esa mañana. Katsuki no estaba ahí. Hace mucho que no estaba ahí. Un par de horas me parecían mucho. Un día entero, excesivo.

Y no era una necesidad egoísta de verlo todo el tiempo, genuinamente estaba preocupada. Estaba al tanto de su asistencia al curso de recuperación, una opción alternativa para obtener su licencia de aprendiz. En su momento no le había dado muchas vueltas al asunto, incluso cuando vi las contusiones y arañazos superficiales sobre su piel satinada. Porque parecía que sólo se estaba esforzando demás. Nada que no hiciera todo el tiempo, llevar su cuerpo al límite en orden de alcanzar su perfeccionismo. Pero, ¿Era realmente necesario para dicho exámen? Algo de ello no me sentaba bien. Todoroki estaba pasando por la misma prueba y parecía estar de maravilla. Quizás más cansado que los demás, pero definitivamente no tan físicamente lastimado como Katsuki. Eso no significaba que uno trabajase más duro que el otro, sino que sabía que uno de ellos no conocía un límite para sí mismo.

Habían pasado unos cuantos días y él seguía igual. A veces desaparecían sus heridas, lo cuál era bueno, finalmente había ido a que Recovery Girl lo atendiese. Pero siempre salían unas nuevas. No sabía si era bueno que yo interviniera, porque si las cosas eran así, es porque él deseaba ese rumbo. Pero me dejaba un mal sabor de boca al no poder hacer nada por él. Entonces, nunca dije nada y hacía la vista gorda ante como sus moretones se tornaban verdes al paso de los días.

Pero hoy había faltado al primer periodo. Pensé que quizás estaba cansado. De repente se habría levantado tarde y llegaría en el segundo periodo. Pero para cuando llegó el tercero, seguía ausente. Aizawa me preguntó al respecto, no tenía una respuesta para él. Seguramente también se habría percatado de que Katsuki se había estado presionando mucho a niveles innecesarios. Quizás yo estaba exagerando y era cosa mía.

Me metí en un pasadizo luego de forcejear entre cantidades abrumadoras de gente. Suspiré al notar que no estaba sóla, alguien más me había ganado el sitio. A lo largo, escuché una voz femenina que se perdía entre las paredes. Yo caminé deseando que la oficina de consejería estuviese ahí para no tener que ir a ese pasillo transitado nuevamente. Para mi sorpresa, la voz femenina estaba acompañada por una nueva. Una mucho más familiar que la primera.

—Hay un festival cultural en la escuela vecina, ¡La clase de mi hermana hará una dramatización de "El fantasma de la ópera"! Me preguntaba si...

—No creo que pueda. Aunque me encantaría.— Dijo él sin mucho afán, pero con suficiente. Yo estaba a la vuelta de la esquina. Si daba un paso, me encontraría con su cara. Sería jodidamente incómodo, por lo que consideré dar la vuelta y regresar de donde vine. Pero sería más molesto si me encontrase a mí misma haciendo eso sólo porque las cosas entre nosotros eran complejas. Tomé valor y me preparé para la intensa batalla de caminar frente a Hanta y fingir no verlo.

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