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NOTA: (Sólamente para aclarar confusiones entre los lectores que van al día con las actualizaciones)
El capítulo 49 y 50 fueron cambiados de lugar. Por ende, el 50 ahora toma el lugar del 49 y viceversa.

—Debería estar bien.— Alenté a Jiro a que no se arrancase la joya en su ceja luego de que yo tratase la infección en ella.

—¿Dónde aprendiste sobre perforaciones?— La pelinegra miraba y toqueteaba la piel alrededor de la argolla frente a su espejo de cuerpo completo.

—Un trabajo de verano.

—¿En tu país es legal que los menores hagan perforaciones?— Mina preguntó mientras daba vueltas en la silla del escritorio de Jiro.

—Sí. De hecho, también trabajar.

—¿Ehhh? ¿Cómo lo hiciste?— Quiso saber la pelirosa.

—Es más común de lo que... Espera, ¿acaso no haz tenido un trabajo de medio tiempo?— Jiro se dió la vuelta e intercambió una mirada confusa con la pelirosa. Como si una dijera: "No. ¿Tú sí?" y la otra respondiese: "Pues yo tampoco.", y caí en cuenta que ese tipo de trabajos fueron lejanos para ambas. —Uh, claro.— Me di por vencida en el tema, a lo que Jiro se dejó caer en su propia cama de la que yo me sentaba en la orilla.

Mina se bajó de la silla y se dejó caer sobre Jiro, a lo que ella pidió a gritos que se apartase. La chica sólo reía sobre la espalda de su amiga hasta que la víctima de sus forcejeos se mantuvo callada y conseguí escuchar golpes pesados contra el colchón.

—¿Tú quieres una perforación, Mina? Estoy ofreciendo mis servicios de...— Cuando giré mi torso hacia atrás, di con una escena íntima de ambas. Jiro de alguna manera consiguió darse la vuelta para encarar a Mina, que seguía sobre ella apoyando el peso de su pecho sobre el de la otra. Ni siquiera me tomó un segundo para levantarme y darme a la fuga. —Ok. Me largo.

—¡Me interesa una perforación!— Mina hizo que me detuviese a mitad de camino para hallarlas a ambas a más de un metro de distancia de la otra, aún sobre la cama.

—Si continúan con su lesbianismo les juro que...

—¡Claro que no!— Jiro me lanzó una almohada que viajó hasta mi rostro.

—No se preocupen, acabaré rápido para que continúen con lo que sea que interrumpí.

Mina se aferraba a la mano de Jiro como si de lo contrario le arrebataría la vida con la aguja en mis manos. Luego de marcar el punto en su nariz para hacerle un nostril, desinfectar la zona y tomar un catéter de mi habitación, posicioné entre la aleta y el orificio de su naríz las pinzas especiales que sujetaban el punto exacto que iba a perforar para manipularlo con cuidado.

—¿No va a doler, verdad?

—No duele. Estate quieta.— Jiro le advirtió.

—Necesito que inhales y...— Mina me interrumpió.

—Sí, pero el dolor es subjetivo, ¿saben? Quiero decir, ¿que tal si duele tanto que me desmayo?

—Mina, por el amor a Dios.— Rogó Jiro al cielo para que la pelirosa cerrara la boca.

—¡No! ¡Nada de "por el amor de Dios"! ¡Sabes que me va a doler!

—Ni siquiera te he perforado. Cuando entre la joya te dolerá más.— Mina me miró, su boca quedó entre abierta.

—¡Lo ves!

—Oh, Heejin subió una foto a su instagram. Se acaba de cortar el cabello.— Anunció Jiro mientras hurgaba en su celular, a lo que la pelirosa se dió la vuelta y metió la cabeza en el celular ajeno.

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