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Todos se habían marchado a las prácticas, yo por otra parte permanecí en mi asiento y saqué un libro de mi bolso en el intento de ocupar mi mente. Aún tenía la tarea de perfeccionar mi capacidad para leer caracteres japoneses, por lo que desde mi tiempo en las prácticas se acabó sólamente estaba sumergida en libros y actuaba como si realmente estuviese entendiendo de lo que hablaban hasta que se convirtió en uno de mis intereses.

—Tengo noticias de parte de Recovery Girl.— Anunció Aizawa desde su escritorio. Saqué la cabeza de la versión de tapa dura de "La dependienta" de Sayaka Murata en la necesidad de oír esa sentencia una vez más. El hombre unió el entrecejo y cerro parcialmente sus ojos como si el sol le diese directamente en el rostro al tener que aclararse. —Estas completamente dada de alta. No más citas con la anciana y ya no se te  abstendrá de participar en exámenes prácticos.— Dijo con simpleza.

—¡¿DE VERDAD?!— Golpeé las palmas contra mi mesa, me levanté de golpe sacudiendo todo lo que había en ella y mi libro cayó al suelo. Caminé frenéticamente hasta su escritorio.

—Mhm. Largo.— Dijo con su tono de indiferencia usual, pero yo comencé a dar brincos y a sacudir las manos acompañados de gritos agudos y otros balbuceos de euforia.

—Oh Dios... ¡Gracias!— Dije frenéticamente para impartir una persecución por Katsuki en la urgencia de contarle a alguien más.

—¿A donde vas? Tienes cosas pendientes.— Me detuve de un frenazo antes de llegar a la puerta.

—¿Ah?— Di la vuelta ante un Aizawa apasionado a su trabajo metido en sus papeles con su rostro palido iluminado por la pantalla de subtonalidades azules de su monitor. Se recogió el cabello del rostro encajando sus dedos en el inicio de este y lo peinó hacia atrás.

—Antes de que se te admitiera en el departamento de héroes, el curso se puso de acuerdo con planear un concierto para el festival cultural. Estoy asumiendo que estabas enterada de ello.— Me quedé en blanco y mi boca se abrio lentamente mientras que yo buscaba un fragmento en mis recuerdos que me dijese si realmente estaba al tanto, pero de ella no salió nada, sólo un "Uhh...". —Por supuesto que no sabías nada a pesar de que todos hablan explícitamente de la organización del evento en tu cara, genial.

Mientras mi cabeza continuó recordando, sólo dió con aquella vez que en el departamento general se dió una votación en la que impartir terapia y hacer una estación de karaoke iban empatadas. Realmente no recuerdo cuál ganó, mi cabeza no monitoreaba las cosas que almacenaba de forma cien porciento voluntaria. Además figure aquellas veces que me sentía excluida porque comenzaban a hablar sobre un concierto, prácticas de banda y de lo jodida que iba la coordinación.

—¿Entonces debo participar o....?

—Claro que lo harás.— Respondió de inmediato. —Muchos de los roles están ocupados, pero Sero necesita ayuda con la administración del vestuario para la función. Un par de camisas o lo que sea.

No me emocionaba mucho, pero supuse que las aguas que dividían mi territorio del chico pelinegro se habían calmado. Quizás, sólo quizás, nuestra relación sería como antes sin todas esas mierdas incómodas.

—Haré lo que pueda.— Me di la vuelta, pero me detuvo una vez más.

—Una última cosa.

—¿Qué?

—Dile a Bakugo que deje de visitarte todos los días a altas horas de la noche si no quieres que lo repita frente a la clase entera. No me puede importar menos las vidas de mis estudiantes hormonales, pero las instalaciones fueron diseñadas para que cada uno tuviese un dormitorio, que por favor deje de habitar el tuyo.

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