- Stella - 2

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No sé en que estaba pensando cuando me puse a bailar con Deborah.

¿Cómo se me ocurrió bailar así de pegada a ella?

¿Y si alguien nos vio y le dice a mi padre?

No quiero que me vuelva a lastimar... ni siquiera yo entiendo qué es lo que estaba sintiendo con ella.

-¿Qué tanto piensas? – dice Ali acomodándose en la cama – Sé que algo pasó, tú no sueles irte corriendo de los lugares a menos de que hayas hecho algo y tu cara me dice que no es el caso.

-Nada, mi Ali – la rodeo con mis brazos - ¿Te gustó tu fiesta? – asiente sobre mi pecho.

-¿Le pagaste al DJ, no es así? – río – Te conozco, sólo espero que mañana no nos diga nada mi madre.

-En todo caso fue mi culpa, ya sabes que ella no me regaña.

No lo hace, pero le dice a mi padre y él se encarga de hacerlo. Por eso prefiero ya quedarme en casa de Ali.

Sí tengo mi casa, pero mi padre está todo el tiempo de viaje y no me gusta estar sola, además de que me gusta dormir con mi Ali.

*Flashback*

-No quiero que te vayas papi – digo aferrándome a su brazo – No conozco a esa señora y me da miedo.

-No me importa lo que pienses – me suelta una bofetada – Te quedarás aquí porque te lo ordeno y no quiero una palabra más de esto.

Busco a mi mamá con la mirada y nada más niega.

-¿Cuánto tiempo estaré en la casa de esa señora? – digo con miedo a su reacción.

-Estarás con los Dubois dos meses.

-¿Qu-

Vuelvo a sentir ese ardor en la mejilla y me pongo a llorar.

-¿Qué te dije de estar de berrinchuda? – se acerca para volver a hacerlo, pero mi madre se pone enfrente de mi.

-Se nos hará tarde, lo mejor es que ya nos vayamos al aeropuerto – mi papi me fulmina con la mirada y se van.

-Te mostrarán tu habitación, Stella – dice la Sra. Dubois antes de irse.

El personal de la mansión me lleva a una habitación muy grande, lo que me hace recordar lo sola que estoy y me quedo llorando en la cama hasta que puedo calmarme.

Termino de acomodar mis cosas aceptando de que me quedaré sola por mucho tiempo, hasta que escucho música a lo lejos.

Me asomo por el pasillo y camino en dirección de la música.

Llego a un gran salón y veo a una niña tocando el piano, pero hay notas que no le salen bien y murmura cosas antes de volver a tocar el piano. Al parecer está practicando y no le está saliendo del todo bien.

-Ya llevo muchas clases y todavía no me sale – murmura antes de intentarlo y vuelve a fallar - ¿Por qué no puedo hacer bien las cosas?

-¿Porqué no mejor te relajas un poco? – voltea de golpe y me ve con enojo.

¿Ahora qué hice?

-¿Entonces que propones? – gruñe y le sonrío.

-Mejora tu postura – la muevo para que no esté tan rígida – Y sonríe – me fulmina con la mirada – Así como yo lo hago – duda en hacerlo, pero termina sonriendo- ¿Ves? Tienes una bonita sonrisa.

No puedo olvidarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora