- Stella - 16

6.2K 403 134
                                        

Salimos corriendo del edificio al no aguantar las ganas de volver a estar juntas.

No terminamos la comida que nos habían preparado y como ninguna de las dos podía quitar las manos de la otra, ella contrató un chofer para llevarnos a la casa.

La ventaja de este tipo de autos es que están polarizados y tienen una pequeña barrera para la privacidad de los pasajeros.

En el momento en que llegó el chofer prácticamente la aventé a los asientos del auto y me senté a horcajadas sobre ella.

-Yo tampoco aguanto más – dice antes de que tome su rostro y pegue mis labios a los suyos.

El camino a casa se me hizo eterno, que más quisiera quitarle toda la ropa y hacerla mía en este auto, pero no quiero que nadie más la vea, sólo yo tengo el privilegio de poder ver esta obra de arte como dios la trajo al mundo.

Sus manos se meten a mi blusa buscando el contacto con mi piel y arqueo mi espalda en el momento en que siento su mano en mi pezón.

-Deb... - jadeo en su boca y comienzo a besarle el cuello a la vez que muevo mis caderas buscando fricción.

-No hagas eso que no me importará que estemos en el auto.

-Es parte del juego, mi amor. Debes contenerte hasta que lleguemos a la cama – vuelve a gemir cuando deslizo mi mano sobre su centro por arriba de la ropa.

-¿Falta mucho para llegar? – dice desabrochando el sostén aún dentro de la blusa y la ayudo a quitármelo dejando mi blusa – Esto lo guardaré que nadie debe ver la ropa de mi mujer.

-Posesivas, eh. Me encantas – vuelvo a besarla moviendo mis caderas. No es justo que solo yo esté caliente, es necesario ver en su mirada que me desee.

Desliza sus manos por mi trasero y en un movimiento ágil me coloca sobre el asiento del auto y levanta ligeramente mi blusa para comenzar a pasar su lengua sobre mi pezón. Su mano no se queda atrás y comienza a frotarla por mi centro sobre el pantalón.

-Si sigues haciendo eso, vas a hacer que me corr-

-Si te corres no te tocaré – dice con una seriedad que hace que me moje aún más – Tendrás que soportar el trayecto a casa – su mirada se oscurece y sin romper el contacto visual continúa estimulando mi pezón y la entrepierna embriagándome de placer.

En el momento en que el auto se detiene ambas abrimos los ojos y confirmamos que estamos en la casa, así que agradecemos el viaje y entramos corriendo a la casa para terminar lo que empezamos.

Ella se queda en silencio y me ve como un depredador ve a su presa. Esta mujer me tiene loca y por ella aprendería a rezar. Sus pupilas están completamente dilatadas, pero también tienen ese brillo que he logrado recuperar con el paso de los meses.

Le sonrío y ella da un brinco para rodear mi cintura con sus piernas. Toma mi rostro entre sus manos para besarme y comienzo a subir las escaleras para llevarla a la habitación donde volveré a ser suya.

Abro la puerta de la habitación y ella se baja. Cierro la puerta y coloco mi mano sobre su cuello estampándola contra la pared.

-¿Qué me vas a hacer? – dice deslizando sus manos por mi cuerpo deteniéndose en mi trasero.

-Todo lo que no te pude hacer en estos años – susurro en su oído y puedo notar que su piel se erizó -Todavía tenemos mucho tiempo antes de que Ali llegue del trabajo – digo entre besos.

-Entonces no hay que perder el tiempo – da un pequeño brinco y rodea mi cintura con sus piernas.

-¿Al final si voy a ser el postre? – digo caminando hacia la cama.

No puedo olvidarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora