Por primera vez en muchas semanas puedo respirar un poco más tranquila al oír su voz.
Tenía miedo de no volver a oír su voz.
Sabía que ella encontraría el celular y la carta, y me alegra que sí contestara la llamada.
Vuelvo corriendo a la oficina para evitar levantar sospechas, el cambio de guardias sigue en proceso y siempre regreso antes, así pensarán que sigo trabajando.
Acomodo mis cosas y cuando entra el guardia anunciando que estará conmigo es que tomo mi bolso para ir a casa.
-¿Por qué siempre tardas? No es como que trabajes por amor al arte - lo fulmino con la mirada - Hermanita...
-¿Qué?
-Uy, alguien no está de buenas, ¿Me quieres contar?
-Ahora entiendo por qué la gente no me soporta - ladea la cabeza confundido - Eres igual a mí y con tan poquito ya me sacas de quicio.
-Hay algo más - sonríe y me extiende la copa de vino.
-¿Por qué lo dices?
-Porque estás platicando más de lo normal conmigo, normalmente tu estado de humor es depresivo, pero ahora parece que tienes energía para pelear.
-Es porque ya estoy harta... - escupo.
-Lo sé... - suspira - Estoy haciendo todo lo posible, pero aún no es seguro que regreses...
-¿Qué es lo que planeas hacer?
Siempre habla de que me va a ayudar, pero nunca me dice nada.
-Lo sabrás en su momento - me guiña el ojo y se va a la cocina a preparar el desayuno.
A veces me cuesta confiar en él. Estuvimos muchos años separados y no sé si él pueda traicionarme...
Una parte de mí me dice que nunca me hará daño, pero el estar influenciado por mi padre lo hace peligroso.
Si yo llego a morir él podría tener su libertad...
Yo no le tengo miedo a la muerte, solo tengo miedo de que le hagan algo a mi familia o se lleven a Dylan para que sea su sucesor en este mundo.
Me dirijo a la cocina teniendo esos pensamientos en mente y de lo que acaba de pasar con Deb.
-Hermanita... - dice serio y sin tener tiempo de reaccionar me estampa un pequeño pastel en la cara.
-¡¿Por qué hiciste eso?! - digo aventándole el pastel - Eres un inmaduro.
-Sí, pero así pude sacarte una sonrisa - dice divertido - No lo puedes negar. Todas caen bajo mis encantos.
-Soy tu hermana no tu conquista, idiota - digo conteniéndome la risa y me voy con lo que queda de mi dignidad a la habitación.
Gracias a este idiota tengo que cambiarme de ropa en tiempo récord ya que mi padre nos citó en una hora en su oficina, al parecer tiene algo importante que decirnos.
Regresamos a la oficina después de mi ducha express y de que desayunáramos en el auto.
-Hoy nos vamos a Chicago.
Luc y yo nos miramos confundidos y mi padre tiene la vena muy marcada de su frente.
-No has podido arreglar nada de lo que te dije y hace unos momentos se acaban de apoderar de una de mis empresas - azota la mano en la mesa y evito sonreír al saber que todo le está saliendo mal.
-He sacado adelante los negocios, recuperaste unos de Francia - gruño.
-No es suficiente - escupe.
-¿Por qué regresaremos a Chicago? - interviene Luc.

ESTÁS LEYENDO
No puedo olvidarte...
RomanceStella no sabe lo que es el amor, ha intentado con todas sus fuerzas enamorarse de su novio, pero no lo consigue. A Deborah le encargaron acercarse a Alisson, pero al conocer a Stella siente una conexión inmediata y decide seguir su corazón para des...