- Stella - 6

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Ha pasado una semana desde que le dije toda la verdad.

Le he dado su espacio y al parecer ha funcionado. Me ha permitido seguirme quedando en su departamento y no he intentado besarla, aunque me muero por hacerlo.

Hemos ido despacio, más de lo que quisiera, pero no puedo pedir mucho cuando fui yo la que la lastimó.

Hoy decidí llevarla al muelle, llevo semanas prometiéndoselo y no lo seguiré posponiendo.

-¿A dónde vamos? – dice irritada.

Desde que fui por ella a la escuela ha estado así. Sé que no es conmigo que esté enojada, tal vez tiene mucha presión en la escuela.

-¿Puedo preguntar por qué estás así? – le empujo el hombro tratando de levantarle el ánimo.

-No me vas a creer si te lo digo – se cruza de brazos.

¿Y ahora?

-Ponme a prueba – entrelazo nuestros dedos – Todavía no llegamos a donde quiero llevarte.

-Jonathan te está siendo infiel...

-¡¿Qué?! – busco el primer lugar para estacionarme.

-Te dije que no me ibas a creer – murmura viendo hacia la ventana.

-¿Es por eso que estás así? – asiente sonrojada

–Muchos días estuve pensando en la situación de ustedes y me sentía mal por él, pero al verlo besándose con aquella porrista me hervía la sangre al no saber cuánto tiempo lleva haciendo eso.

-No puedo enojarme con él por hacer lo mismo – le doy un beso en la mejilla – A la única que quiero es a ti.

-¿Podrías seguir manejando? – dice sonrojada.

-¿Por qué? – me acerco a su oído - ¿No te gusta esta cercanía? – susurro.

-No...

-¿Por qué? – pongo una mano en su mejilla y mi vista viaja a sus labios.

-Porque sólo pienso en besarte y todavía no estoy lista.

-¿Estás segura? – siento su respiración agitada en mis labios y asiente – Está bien, esperaré porque sé que valdrá la pena – le guiño y continuo manejando.

Llegamos al muelle y ya cada una sabe que debemos ponernos lentes y gorra. Sé que no es lo ideal, pero no nos podemos arriesgar.

-Ven – nos formamos en la fila para comprar entradas a la rueda de la fortuna.

-¿Esto es lo que tenías en mente? – asiento.

-Me gusta venir y ver el atardecer.

-¿Has venido con Jonathan? – frunzo el ceño.

-¿Por qué esa pregunta? – se encoge de hombros – No... no he venido con él y no lo haré.

-Está bien...

Maldición, le he creado una inseguridad con Jon.

-¿Prefieres comer primero? – asiente con la mirada perdida.

-Si no quieres estar aquí nos podemos ir – tomo su rostro entre mis manos – Sé que lo arruiné, pero quiero disfrutar contigo esta experiencia – sonríe.

-Vamos por algo de comer – me toma del brazo y nos dirigimos a los comedores.

Dejé que ella pidiera su comida, me he dado cuenta de que cuida mucho su alimentación, así que prefiero no meterme en sus decisiones.

No puedo olvidarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora