- Deborah - 11

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Si quiere jugar, eso haremos.

Verla haciéndole lo mismo a cada mujer me hervía la sangre. Tenemos sentimientos y ella sólo las utiliza para sexo.

Por un lado, me dolía que hiciera eso enfrente de mí, pero por otro lado yo hacía lo mismo para lastimarla esperando que ella pudiera recapacitar o que pensara en mí.

También ver a las enamoradas cerca de mí me dolía. Yo quería ser feliz, así como ellas... Maldita Stella ¿Por qué no te puedo sacar de mi corazón? ¿Algún día dejará de doler?

-Estoy harta – dice Ali.

-Yo también – enciendo la televisión y se acuesta cerca de mí – Mañana es nuestra graduación.

-Si... - suspira – Quiero mudarme lejos de todos – abro los ojos sorprendida – Le diré a Chris que nos vayamos a Canadá, un nuevo comienzo.

-¿Por qué te quieres ir?

-Debo alejarla de Jackson, ella sigue sin creer lo que hizo ese día que le dio las pastillas – ladeo la cabeza confundida – Ya tengo los pasajes.

-Deberías consultarlo primero con ella.

-Ella ha estado muy distante conmigo por las discusiones que hemos tenido por culpa de Jackson. Intentaré hablar con ella mañana, sino le dejaré una carta con la hora que sale el tren, no la quiero presionar, pero quiero que me elija a mí.

Ali...

Sé lo que se siente que no te elijan, pero he visto el amor que se tienen entre ellas y sé que Chris se quedará con Ali.

La graduación llega, todo es alegría y felicidad. Ali se despide de mí y la veo triste, pero no hay nada que yo pueda hacer por ella, no le daré falsas esperanzas porque la gente siempre puede cambiar de parecer.

Me dirijo al dormitorio para terminar de empacar. Ya está atardeciendo y mi vuelo sale en la noche.

-¿Ali?– digo al recibir su llamada.

-No llegó... - solloza – No me eligió y no sé qué hacer...

Creí que ella sería diferente a Stella y resultó ser igual, sólo jugó con Ali.

No se puede confiar en nadie.

-¿Dónde estás?

-En la estación del tren.

-Regresemos a Chicago.

-¿Qué?

-Es el único lugar que conocemos Ali, ya nada nos ata a este lugar – se escucha su respiración agitada – Podemos trabajar en tu empresa y cuando ya tengamos experiencia podremos irnos a donde queramos.

-No lo sé.

-Ali, no podemos irnos sin un plan, es lo mejor. Hay que pensar con la cabeza fría, no tenemos dinero y necesitamos hablar con calma.

-Está bien, hay un tren a Chicago en cinco minutos.

-¿Por qué no te vienes en un vuelo conmigo?

-No, quiero tiempo para pensar las cosas, esas horas de viaje me harán bien.

-Nos vemos allá – cuelga.

Era lo mejor para ella, no se puede dejar guiar por sus emociones, mi padre me mataría si ella llegara a irse a cualquier otro lugar.

Al menos cumpliré con lo que me pidieron desde el inicio. Hacer que ella regresara a ellos.

Si ella regresa a Chicago, lo hará Stella... la pregunta es ¿Cuándo se dejará ver? Guardé su secreto y nunca le dije a Ali que ella estaba en Seattle. Tendrá sus razones y de cierta forma respeto eso.

No puedo olvidarte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora