27. Raúl

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Eliza

Han pasado dos semanas desde la última vez que hablé con Stella, la he evitado todo este tiempo y no ha sido nada fácil, no solo por ella si no por mí, porque es inevitable verla y no querer acercarme, pero sé que es lo mejor.

No he hablado mucho con nadie, ni siquiera con las chicas —que para ellas es muy notoria mi actitud—, miles de veces me han preguntado al respecto, pero las he evitado. Si fuera por mi, hubiera faltado a clases toda la semana, pero el límite de faltas no me daría derecho a entregas de proyectos y no quiero reprobar el semestre, tampoco he estado muy concentrada en los entrenamientos, y sobra demás decir que eso ha molestado a la entrenadora.

La última vez que vi a Emilia fue el martes de la semana pasada —dos días después de que pasó eso con Stella—, era de suponer que ella seguiría molesta conmigo por lo del viernes. Al día siguiente que fuí, Christine me encontró por los pasillos de la universidad y me preguntó al respecto, le dije que no la visitará más, no hasta que su humor se fuera, y le deje claro que había ido un día antes y seguía igual.

Y pensar que fui para ver si podía hablar con ella, pero la entendía, a pesar de no querer hacerlo la entendía, sabía lo doloroso que era para ella estar postrada en cama sin poder poner un pie en la cancha.

Y con Raúl... es otra historia.

Nos vimos la primera semana, se encargó de llevarme y traerme a casa después de la escuela, vino a mi casa y yo fui a la suya, las cosas entre nosotros estaban bien, pero realmente no se sentían bien, al menos no de mi parte. Desde esa primera semana no he vuelto a verlo, nos hablamos por mensaje, pero nada más, solo me pide disculpas porque no puede pasar por mi, y no puede venir a dejarme.

A Raúl lo conocí de la misma manera en la que conocí a Stella —por un equipo de deportes en la escuela—, nos veíamos siempre en deporte, hablábamos mucho y con el tiempo lo fui considerando un gran amigo, salimos juntos por las tardes, de fiesta, a comer, a pasear, cuando no pasaba tiempo con Emilia pasaba tiempo con él, desde que Emilia lo conoció le agrado mucho, siempre me decía que me veía más animada con él, aunque ella no supiera por lo que estuviera atravesando en esos momentos.

La primera vez que nos besamos fue en una fiesta, casi no recuerdo mucho de esa noche, solo sé que ese día se había cumplido un año que Stella se había ido, y quería distraerme.

—Vamos, tienes que acompañarme

—No sé Eliza, es una fiesta de universitarios ¿Será una buena idea?

—Nos falta un año para graduarnos, casi somos universitarios —negó riendo—, por favor Raúl acompañame

—¿Y Emilia? —rodé mis ojos

—Iba a ir a casa de una chica —me encogí de hombros—, ya sabes

—Supongo que no tengo otra opción —sonreí y lo abrace

—Sabía que no me dirías que no —deje un beso en su mejilla mientras reía

No sé cuánto tiempo llevábamos en esa fiesta, pero realmente nos la estábamos pasando bien, habían unos chicos de nuestra escuela, y algunos amigos de Raúl. No sé cuanto llevo bebiendo, pero todo es bueno para tratar de olvidar que puto día de mierda era hoy.

—¿Va algo mal? —fruncí el ceño

—¿Porque preguntas?

—Estás bebiendo como si no hubiera mañana —lo mire mal cuando me apartó el vaso

—Estoy completamente bien —le quite el vaso—, vine a pasarla bien y eso es lo que hago —me termine la bebida— ¿No quieres pasarla bien?

Una última partidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora