22. El plan

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Stella

Eliza me preocupaba.

No por lo que había sucedido, sino más bien por lo mucho que le estaba importando la situación de Emilia, todo esto le provocaría una carga de emociones que no sé si pueda manejarlo, aparte de eso sumemos el cargo de capitana.

Le baje volumen a mi música para mirar bien por la ventana, debería estar alucinando.

—¿Puedes estacionarte?

—Claro señorita

Baje el vidrio de la ventana en cuanto mi chofer estacionó, al verla mejor me di cuenta que no era una alucinación, baje de la camioneta y camine junto a ella.

—¿Caminata nocturna? —me reí cuando se sobresaltó, pero fruncí mi ceño al ver sus preciosos ojos cafés un poco humedos— ¿Que te paso?

—Nada —pasó su mano por sus ojos

—Eliza ¿que te paso?

Donde el novio le haya hecho algo.

—¿Puedes llevarme a casa? —asentí mientras me hacía a un lado para que entrara en la camioneta 

Después de darle instrucciones al chofer, me volví hacía ella que estaba un poco más tranquila.

—¿Tengo que volver a preguntar?

—Fue solo una estúpida discusión con Emilia —mis cejas se alzaron ante esa confesión

—¿Qué te dijo?

—Cuando me marco en el medio tiempo empezó a darme ideas de qué hacer con las chicas, quería que les metiera presión, no sé porque se preocupaba tanto si íbamos bien —negó—, todas me dijeron que lo hacía bien como capitana, pero solo lo creería si mi capitana me lo decía —soltó una pequeña risa sarcástica—, espere demasiado. Y ahora fui a verla de un mejor humor para que no pensara que seguía molesta con ella, pero al parecer estaba de malas

Le di un pequeño pañuelo al ver que iba a seguir llorando, me agradeció en cuanto lo tomó.

—Comenzamos a gritarnos, me dijo que era una inutil y una pésima capitana, obviamente no me iba a quedar de brazos cruzados y la insulté de igual manera —negó mientras limpiaba sus lágrimas—. Toda la semana se comportó como una imbécil y lo entiendo, ella no es de estar en una cama mucho tiempo, pero está equivocada si cree que somos su mejor blanco

—Tengo entendido que es frustrante para los deportistas algo como eso, es normal que ella se comporte así

—Pero eso no le da el derecho de tratarnos así. Es una estupida

—Es tu mejor amiga

—Y porque lo es, fue que me dolió que me dijera todas esas cosas —asentí—. Que se vaya al carajo, la buscare cuando la necesite

Maldita Emilia. 

Eliza no merecía estar así por ella, por unos pocos minutos pensé que Raúl le había hecho algo, pero la culpable es Emilia.

—¿Quieres una hamburguesa? —soltó una pequeña risa

—¿Doble?

—Y papás fritas como te gustan —sugerí

—Trato —sonreí

Le dije al chofer que cambiaríamos de ruta, y en veinte minutos ya nos encontrábamos esperando nuestra orden.

—Hace mucho no como una hamburguesa —sus cejas se alzaron ligeramente—, no tengo con quien salir así que...

—¿Y tu hermana?

Una última partidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora