Eliza
Paris es precioso, pero la compañía lo es aún más.
El primer día, mi novia me había llevado a un pequeño tour por las hermosas calles, que realmente se sentían mágicas, con aquel olor a café envolviéndonos.
Los siguientes días nos lo pasamos con sus abuelos, charlando, y jugando ajedrez y cartas, en ningún juego era buena, pero el señor Bonnet me explicaba muy bien y eso ayudaba hacer el juego menos estresante.
La razón por la que habíamos venido de vacaciones a Paris, del compromiso con su hermano, se llevaría a cabo mañana en la tarde noche, y por lo que entendí solo estaremos una semana más, antes de volver.
Así que, después de haber pasado tiempo de calidad con la familia, mi novia creía que salir de nuevo sería buena idea, cosa que no lo discuto, pero al menos me hubiera gustado que la salida hubiera sido solo de nosotras dos.
―Dijiste que te avisara cuando saldríamos con mis amigas ―me miro a través del espejo―, te avise desde anoche
―Aparte de que estaba más dormida que despierta ―aclaré―, creí que eso era una pesadilla
―Ya lo habíamos hablado Eliza ―bajo la máscara de pestañas antes de voltear a mirarme― ¿Por qué no quieres acompañarme?
Porque tus amigas no me agradan.
―No es que no quiera ir contigo, no quiero ir con ellas, en realidad ―suspiro negado, antes de volver a darme la espalda
―No quiero ser ese tipo de novia, pero vas acompañarme ―rodé mis ojos mientras me dejaba caer en la cama―, no puedes quedarte aquí sola toda la tarde
―¿Por qué no puedo? ―me miro a través del espejo
―Bueno, sí puedes, pero te vas aburrir
―Puedo pasarme la tarde viendo películas ―la vi rodar sus ojos antes de colocarse el labial
Mientras ella terminaba de arreglarse me dediqué a ver mis redes, el otro día subí un par de fotos junto con mi novia, debo admitir que se miraba lindo tener esas fotos en mi muro.
―¿Nos vamos?
―No voy a ir
―¿En serio vas a seguir con esa actitud? ―no deje de ver mi teléfono, sabía la mirada que me estaba dando y esa mirada me daba miedo― Eliza
Me detuve en una foto que Emilia había subido, en esa foto salía ella con Christine en el patio de su casa, en las fotos siguientes se miraban el picnic que habían hecho, y la descripción "ni todos los goles que he hecho, se comparan con la felicidad que me dan tus besos"
Se me olvidaba lo empalagosa que era mi mejor amiga.
―¿Recuerdas la apuesta? ―reí al ver su cara― Si te acuerdas, todavía me debes mi premio
―No me has pedido nada
―Estoy guardando esa carta ―la bese―, aún estoy pensando en que pedirte
Sonreí ante ese recuerdo. Bajé mi teléfono y me senté para poner mis manos en su cintura, ella enarco una ceja.
―¿Recuerdas la apuesta? ―entrecerró sus ojos, escaneándome
―¿Todavía lo recuerdas?
―Claro, más cuando sé que me debes algo ―bufo negando
―¿Y qué es lo que quieres?
―Quiero quedarme aquí, que salgas a divertirte, pero sin enojarte conmigo
―¿En verdad desperdiciaras tu carta en eso? ―me encogí de hombros― De acuerdo

ESTÁS LEYENDO
Una última partida
JugendliteraturEliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cuando estaban empezando a descubrir su sexualidad, pero, por cosas de la vida lo de ellas no se pudo...