31. Helados

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Eliza

El fin de semana estaba pasando demasiado lento —a mi parecer—, el día de ayer había decidido ir hablar con Emilia sobre mi situación, pero no contaba con que el equipo fuera a visitarla, aunque me pareció bien, pasamos un buen rato y me olvide de los problemas por un tiempo, pero sabía que tenía que decirle tarde o temprano, tal vez su regaño es lo único que necesito. 

Pero hoy, hoy era domingo, un deprimente domingo. 

Ni siquiera las canciones de Taylor Swift están ayudando para distraerme, más me están deprimiendo, pero no tengo energía ni para ir a entrenar. 

—¿Quieres más helado? 

Llevaba un rato encerrada en mi habitación, había intentado de todo para no sentirme tan mal conmigo misma, pero nada estaba ayudando. Mamá se ha encargado de que no me hunda en mi tristeza con ayuda de mi helado favorito, y si ha ayudado un poco. 

—Por favor —sonrió y entro a mi habitación 

Tomo la taza donde había tomado el primer helado y regreso a la cocina, no tardó mucho en volver a mi habitación con más helado, le agradecí en cuanto me lo dio y se sentó a mi lado.

—Estas volviendo a ver películas ochenteras —mire la televisión— ¿Esa cuál es?

—Juego de gemelas 

—La favorita de tu hermana —asentí mientras comía el helado 

Me dedique a prestarle atención a la película, la escena en concreto era la del hotel donde las chicas le dicen a su padre que cambiaron de roles.

—¿Quieres hablar de ello? —mire de reojo a mi madre ante esa pregunta

No había dicho anda en un buen rato, ni si quiera en estos días, el viernes Raúl se presentó en casa para hablar con ellos, papá más de una vez me pregunto si Raúl me había engañado o algo por el estilo y más de una vez le dije que así no sucedieron las cosas, no me creyó y sé que ahora Raúl no le agrada para nada, en cambio mi madre, ella fue la que me encontró llorando cuando Raúl salió de mi habitación ese día, y aunque esa tarde no pregunto nada, solo se concentró en abrazarme y lograr calmarme, al día siguiente que Raúl se presentó en casa entendió que se trataba de eso, no pregunto nada, no ha hablado conmigo a como mi padre, pero ahora estaba aquí tratando de entender que ha pasado.

—Él no me engaño mamá 

—Entonces ayúdame a entender que ha pasado —sentí su mirada—, él era buen chico cariño, te ha ayudado de muchas maneras ¿qué hizo mal?

—¿Por qué siempre creen que él hombre es el que hace las cosas mal? —deje el helado a un lado— Sí, Raúl era el mejor novio del mundo, me respeto y me cuido como nadie, pero lamentablemente no era el hombre para mi 

—Entonces... ¿qué hiciste mal?

Aparte mi mirada, es pregunta me ha estado comiendo la cabeza en estos días, pero viniendo de mi madre... es otra cosa completamente diferente. 

—Es por esa niña ¿cierto? —mis cejas se alzaron ligeramente al escuchar eso— Nunca dejaste de sentir algo por ella ¿verdad? 

—¿Como sabes que regreso? 

—Hubo dos ocasiones en donde te vi salir de una camioneta negra, recuerdo que siempre venias en ella cuando andabas en su casa —la miré de reojo, ella no me miraba a mi—, en la primera ocasión solo me pareció raro no pensé en ella inmediatamente, si no en la segunda ocasión que fue el accidente de Emilia, ese día tus ojos mantenían ese brillo a pesar de la preocupación —me miro—, ese brillo que tenías cada que pasabas tiempo con aquella chica

Una última partidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora