56. Dulzura helada

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Stella

Después del incidente de ayer, Eliza cumplió con su palabra y le pidió disculpas a mi abuelo.

―Eres una chica que está muy a la defensiva y eso en parte es bueno, acepto tus disculpas, y discúlpame tú a mi si aquellas preguntas te llegaron a ofender, no era mi intención

―Descuide, entiendo que solamente quiere asegurarse de que su nieta tendrá un buen futuro ―mi abuelo sonrió asintiendo

Después de ello retomamos el desayuno.

―¿Tiene algo planeado para hoy, niñas?

―Anoche les escribí a un par de amigas, quedamos de tomar algo en la plaza del centro ―comento Layla mientras tomaba un poco de jugo

―Le daré un pequeño tour a Eliza por la hermosa ciudad

―Te vas a terminar enamorando de parís ―comento mamá con una sonrisa

Mientras Eliza se arreglaba, estaba verificando si mi cámara instantánea tenía suficiente cartucho para toda la mañana de hoy. Se que es la primera vez que Eliza sale de la ciudad, y obviamente pretendo captar todo el momento, igual llevaba mi cámara de emergencia.

Termine de verme al espejo mientras acomodaba mi cabello con una pañoleta blanca con negro. Decidí ponerme una blusa blanca con una falda color beige, unos botines de pequeño tacón. Mire a Eliza mientras se colocaba sus tenis blancos, ella había optado por una blusa de algodón azul cielo, y unos jeans.

―¿Puedo preguntar a donde iremos?

―A los mejores lugares de parís ―enarco una ceja― ¿Confías en mí?

―Como en mi propia vida, sí

―Entonces no hagas tantas preguntas, y disfruta el paseo

―De acuerdo

Termine de guardas mis cosas en mi bolsa, saque mi teléfono y mientras probaba la cámara, sonreí cuando dejo un beso en mi mejilla, capturando el bello momento.

―Creí que ya te habías ido ―comenté al ver a mi hermana en la sala

―Estoy esperando a mamá ―su mirada paso de mi a Eliza―. Que guapas

―Gracias ―comentamos al unisonó

Mamá apareció en la sala charlando con la abuela, al parecer ambas saldrían de paseo, así que como todas íbamos al centro, usamos una sola camioneta para que nos dejara ahí.

La abuela le venía contando a mi novia de algunos lugares que los turistas suelen visitar, aunque ya sabía a qué lugares la llevaría exactamente.

El chofer nos dejó en Boulevard de Rochechouart, a consideración mía esta es una de las mejores calles, el aire siempre huele a café recién hecho, mezclado con el aroma dulce de los crespes, igual había heladerías, muchas heladerías.

―Bienvenida a las calles de Paris ―tome su mano mientras comenzábamos a caminar

―Es linda ―inhalo y exhalo―, y el aroma de las cafeterías está muy presente

―Sí, esto es lo característico de esta avenida

La calle vibra con la energía de turistas y locales, mientras las tiendas de souvenirs, llenas de postales y pequeñas réplicas de la Torre Eiffel, nos llaman con sus escaparates coloridos.

Antes de cruzar la Place d'Anvers, una pequeña plaza rodeada de árboles, pasamos a una de las heladerías.

―¿Nos sentaremos a comer helado? ―pregunto mientras entrabamos a la tienda― Creí que caminaríamos por las calles

Una última partidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora