43. Un baile

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Stella

Eliza y yo dormimos toda la tarde.

El día de hoy había sido más pesado de lo normal, aunque sé que no fue nada comparado con la semana que se aproxima. Toda la temporada terminaba la semana que viene y después solo nos concentraríamos en el baile de graduación, pero a eso súmenle los proyectos finales y los exámenes, sí sería una semana de estrés.

Afortunadamente el proyecto que más me importaba ya estaba más de la mitad hecho, así que no tendría tanto problema con eso.

Por el día tan movido que tuvimos hoy, cualquier diría que Eliza se quedaría a descansar ―dejando de lado que dormimos toda la tarde―, pero no, creo que esa siesta le sirvió para reponer toda la energía que necesitaba.

―No lo sé

―Vamos, será divertido ¿no te apetece salir conmigo?

―No es que no me apetezca, simplemente... no sé, es con tus amigas y no quiero incomodarlas

―No vas a incomodar a nadie ―se sentó a mi lado― ¿No quieres ir a bailar conmigo?

―Sería divertido

―Entonces ¿Por qué no quieres acompañarme?

Porque nunca hemos salido en público, o bueno nunca nos han visto llegar juntas, ni estar tanto tiempo juntas, y tomando en cuenta que es con su equipo que vamos..., la cosa es diferente.

―¿Qué tengo que hacer para pedirte que vayas?

―¿En verdad quieres que vaya?

―Claro que lo quiero, quiero salir contigo, disfrutar un poco ―tomo mi mano―, necesitamos sacar el estrés que toda la semana nos causó ―se encogió de hombros―, pero si no quieres no voy a obligarte a nada

En verdad quería que la acompañara, sus preciosos ojos cafés me miraban esperanzados de que le diera una respuesta positiva.

Tal vez tenga razón, salir con ella no sería un problema.

―De acuerdo ―sus ojos se iluminaron―, salgamos a bailar

―Esa es mi chica ―me dio un beso rápido que me tomó desprevenida― ¿Nos vamos así o...? ―se detuvo al verme― ¿Qué?

―Escuche bien o dijiste "mi chica" ―enarque una ceja―, a mi nadie me ha dicho nada ―soltó una risa

―Vamos no nos pongamos creativas ahora ―sacó su teléfono―, las chicas nos esperaran a las ocho en la entrada del lugar

La cuestioné con la mirada, pero ella no me miraba de regreso, quería ignorar el tema, aunque ese tema lo guardaré en pendientes.

Cuando salí del baño con el vestido puesto ella levantó la mirada de su teléfono, me detuve en cuanto me vio.

―Wooo ―sentí mis mejillas arder―. Estás preciosa

―Gracias, pero aún no me arreglo

―No hace falta, estás lindísima ―sonreí cuando llego a mi lado

―Gracias ―dejo un corto beso en mis labios, luego nos alejamos cuando vimos la puerta de mi habitación abrirse

―Stella ―mi hermana levantó la mirada de su teléfono―, genial sigue aquí ―fruncí mi ceño―, Eliza ¿podrías ayudarme a bajar una caja? Papá no ha regresado y necesito sacar unas cosas de ahí

―Claro ―me miro―, regreso enseguida

―Me maquillo rápido para no hacerte esperar

Una vez que salieron de mi habitación me acerqué a mi tocador para secar mi cabello y hacerme el maquillaje. Mientras terminaba de secarme el cabello una llamada interrumpió en mi teléfono.

Una última partidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora