18. Comida con los Lambert

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Eliza

Detestaba los lunes, más que nada por el entrenamiento que hacíamos a las dos de la tarde, cuando el sol estaba insoportable.

Pero justo hoy no me molestaba que fuera lunes.

—¿Por qué Eliza no va a entrenar?

—Deja de quejarte Carter y apresura el paso —sonreí ante la mala cara que puso

—Vamos chicas entre más rápido hagan esto, más rápido nos vamos —la entrenadora hizo sonar su silbato y las chicas no tardaron en ir a la cancha—. Descansa dos días Jones, volverás a la cancha dentro de poco

—Sí, entrenadora

Aparentemente la entrenadora sí notó mi caída del partido pasado, me hizo varias preguntas de mi tobillo y para asegurarse decidió dejarme en la banca.

Las chicas llevaban un buen rato dándole vueltas a la cancha, dentro de poco jugarían un partido de entrenamiento. La entrenadora está insoportable —más de lo normal—, el viernes es un juego importante y tenemos que dar todo nuestro potencial, pero sin Emilia no podemos asegurar nada.

Creí que ya estaba alucinando, cuando vi la figura de Emilia entrando a la cancha, pero supe que era verdad porque las chicas dejaron de correr para ver lo mismo que yo. Miré hacia la entrenadora, la presidenta se había alejado.

—Entrenadora ¿puedo entrar? —la entrenadora me miró incrédula

—Jones, siempre te estás quejando que quieres un descanso, ahora que te lo doy ¿me dices que quieres entrar?

Bueno, si lo ponía así, sonaba estúpido.

—Por favor

—No Jones, disfruta el descanso —rodé mis ojos

Ver a mi mejor amiga dándole vueltas a la cancha me hizo querer ir hacia ella, preguntarle al respecto, y jugar con ella, porque extrañaba hacerlo, aunque solo haya sido suspensión de un partido.

Más de una vez le rogué a la entrenadora para que me dejara entrar, pero más de una vez me dijo que no, así que me tuve que conformar con ver desde la banca.

—Bien, eso estuvo bien —las chicas venían hacia la entrenadora—, dense una ducha y nos vemos mañana chicas

Llegué al lado de mi mejor amiga una vez que las chicas caminaron hacia las duchas, ella sonrió en cuanto me vio.

—¿Por qué no estabas en el entrenamiento?

—La entrenadora cree que es mejor que me quede en la banca dos días, por lo de mi tobillo y así —asintió

—Es algo considerable

—¿Qué hay de ti? ¿Cómo lograste levantar el castigo? —recordé que la presidenta estaba en la cancha— ¿Qué le hiciste a la reina de hielo para que solucionara el problema? —sonreí

Ella no tardó en negar ante mi sonrisa.

—Mis calificaciones están bien, solo necesitaban confirmárselo a la entrenadora

—De acuerdo, haré que te creo

Dejé que se fuera a la ducha y me puse a charlar con las chicas mientras otras se duchaban.

Nos estábamos riendo de algo que Melissa nos estaba contando, cuando sentí una mirada sobre mi, alejé mi mirada de las chicas para mirar a Emilia que me hacía señas del otro lado de las casillas, me alejé de las chicas para acercarme a mi mejor amiga.

—¿Qué? ¿No trajiste ropa y quieres que te preste? —me reí

Había salido de la ducha con unos pantaloncillos cortos y un top deportivo.

Una última partidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora