28. Un gran hombre

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Stella

Han pasado dos semanas desde la última vez que hablé con ella.

Dos. Semanas.

Y durante todo este tiempo me he aguantado las ganas de llamarle o escribirle, pero mis ganas de llorar por su ausencia es algo que no puedo aguantarme, me pone triste pensar que esa noche no significo nada.

¿Solo quería eso?

¿Solo quería estar así conmigo para demostrar que aún me tiene?

Que estúpida fui.

—¿Y si es el Karma? —ambas se miraron sin entender— Ya saben, porque yo la ilusione y me fui sin decirle nada —suspire—, tal vez el karma se está cobrando

—Si la cosa es así, es una hija de puta por haberte ilusionado así

—Me lo merezco

—Por favor Stella, tú no te mereces nada de eso —miré a Sara—, nadie se merece sufrir por una persona indecisa que no sabe lo que quiere

—Es el karma

—Si sigues pensando así, tal vez si te lo dé —mire a Madison—, la ley de atracción

—Es el karma

—Vas a traerlo y será por la ley

—Es el karma

—¿Puedes dejar de decir que es el karma? —me callé ante las palabras de Sara—¡Piensa positivo! por el amor de dios, Stella, no te dejes caer, no vale la pena —suspiró—. No dejes que una pequeña acción cambie totalmente la perspectiva que tienes de ella

—Mario Benedetti —sonreí

—Un gran poeta y escritor —asentí ante las palabras de Sara—. También dijo que una charla profunda y una disculpa pueden arreglar muchas cosas, pero...

—La gente no es suficiente madura para eso —concluí

Todo esto es un lío de diferentes maneras, se que tengo que dejar de pensar en ella porque no me está resultando bien de ninguna manera posible, pero ¿porque no puedo dejar de hacerlo?

Porque desde que la conozco no puedo parar de pensar en ella.

Terminé la llamada con las chicas porque tenían cosas que hacer, se despidieron no sin antes decirme que les hablara si sucedía algo, o si quería seguir desahogándome, les dí las gracias antes de colgar.

Deje mi teléfono de lado y decidí subirle volumen a mi música, para regresar de nuevo a mi cuarto de fotografía, necesitaba distraerme en otras cosas, y necesitaba avanzar en mi proyecto porque se entrega en un mes, así que decidí concentrarme en esto.

Durante esas semanas que pensaba en ella, también me dediqué a salir con la cámara en mano para recrear fotografías, y no pensar tanto en lo que pasaba con ella. Tuve que recrear otras fotos con otra de mis cámaras, porque di por perdida mi cámara, bueno, no la di perdida del todo, se que con ayuda de mi madre puedo encontrarla —porque esa mujer siempre encuentra todo—, aparte no puedo perder esa cámara, tengo fotos muy valiosas ahí.

Pero mientras no la tenga, tengo que avanzar con mi proyecto.

Pase toda la tarde cortando y pegando las fotos que había conseguido, mientras la música me acompañaba de fondo.

📷

Hace dos semanas que no sé nada de ella.

Era fácil no pensar tanto en ella estando en casa, pero en la escuela, el asunto era completamente diferente, aunque no quisiera, tenía que supervisar el partido de fútbol, el lado bueno es que volveré a verla después de no verla por dos semanas, el lado malo, es que volveré a verla, y entender que ella no me quiere ver a mi.

Una última partidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora