48. Inseguridades

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Eliza

Después de que la comida en mi casa terminara, tenía que acompañar a Stella a su casa para que se cambiara. Sus padres estuvieron un rato más en mi casa, mamá les platico mi infancia entera a los padres de Stella, y sé que ella era la mas atenta ante esos relatos de mi madre, no perdió la oportunidad para tomarle fotos a mis fotos de bebe.

―Por cierto ¿crees que debería contratar a la fotógrafa que me tomo la foto con mis padres junto al trofeo? ―la vi sonreír mientras dejaba su teléfono de lado

―Creo que sí, necesita trabajar saliendo de la escuela

―Cierto, tal vez la ayude un poco ―me miro de rejo mientras pretendía pensar―, creo que le guste

―¿Por qué piensas eso?

―Por que estaba muy interesada en tomarme fotos solo a mí

―Tal vez solo hacia su trabajo

―Tal vez, pero pensar que le gusté me gusta mucho más ―vi sus mejillas encenderse

―¿A ti te gusto?

―Sí, me gusto

Me miró sin poder ocultar esa sonrisa que tanto me gusta de ella, el rubor de sus mejillas toda vía se mantenía, sus preciosos ojos esmeraldas tenían ese brillo que tanto me gustaba.

Y antes de que pudiera decir algo, tome sus mejillas y atrape sus labios entre los míos, robándole un beso lento y largo, cuando me aleje, sus mejillas se encendieron más de lo normal.

―¿Vas a terminar de cambiarte? ―pregunte después de eso

―Si me dejas, por supuesto que sí ―solté una pequeña risa

Mi mirada bajo a sus manos, y me percate que sus muñecas estaban rojas, pase lentamente mi pulgar por la zona.

Creo que me pase un poco.

―¿Te duele?

―Curiosamente no, y que bueno ―deje un beso en ambas muñecas

―Si te duele me dices ―sus ojos se perdieron en los míos

―¿Dejaras de hacerlo si te digo? ―reí negando

―No, pero para tener cuidado la próxima ―me empujo haciendo que cayera en su cama

Tomo de nuevo su lugar frente al tocador para terminar de arreglarse.

Me acomode mejor en su cama para poder navegar en mi teléfono mientras esperaba a que terminara, tome la cámara de Instagram sin perder de vista a la preciosa que tenía enfrente de mí, le tome un par de tofos y empecé a ver las historias, repostee las fotos donde las chicas me etiquetaban y publique unas cuantas.

―¿Nerviosa? ―fruncí el ceño ante su pregunta, pero no deje de ver mi teléfono

Los de periodismo habían publicado el video del juego, y que buenos ángulos me habían tomado, menos las pocas veces que me caí.

―No ¿Por qué lo estaría? ―pregunté sin despegar mi mirada del teléfono

―Tus padres estarán conviviendo con mi familia

―Mis padres literalmente acaban de convivir con tu familia, enana

―Sabes a lo que me refiero ―la mire sobre el teléfono, estaba enchinándose las pestañas en este momento

―No estoy nerviosa, acabo de terminar el partido de mi vida, los nervios desaparecieron ―me encogí de hombros

―Espero siga así durante la cena ―no pude evitar soltar una carcajada, sentí su mirada encima de mi

Una última partidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora