Parte 2.
A la mañana siguiente, despertó rodeando la cintura de Judy, reconociendo enseguida las metálicas paredes del sótano, su nuevo refugio. A partir de ahora, las cosas ya no eran seguras. Tomar un camino completamente distinto debía de cambiar las cosas que pasaran en adelante, de una u otra manera.
Se levantó, arropando bien a su amiga antes de salir y chocar por accidente con Ethan, que parecía a punto de entrar a la habitación.
—Hola, buenos días—saludó ella, con una sonrisa.
—Justo iba a despertarlas para que vinieran a desayunar—dijo Ethan—. Levantaré a Judy, tu ve a comer.
El chico dejó un par de palmadas en su cabeza, antes de apartarla gentilmente de su camino y entrar en la habitación. Tragó saliva, sintiendo sus mejillas rojas por el roce de su cuerpo contra el suyo, antes de negar y dirigirse a la sala común, saludando a todos animadamente.
—Buenos días, capitana—saludó Zion—. ¿Cuál es el plan hoy?
—Primero vamos a comer algo. No pienso bien con el estómago vacío—dijo, sonriente—. Luego asignaré las tareas para terminar de acomodarnos aquí abajo y evitar cualquier peligro de quedarnos encerrados por culpa de los zombis.
—Vale—asintió el pelirrojo.
—No puedo creer que de verdad me hayas quitado mi puesto—rio Lawrence, ya sentado.
—No te lo he quitado. Solo estoy ayudando al asentamiento ya que fue mi idea. Una vez terminemos con eso, volverás a llevar tú el timón—aseguró, sentándose al lado de Eugene.
—¡TN! ¡Ven a ayudarnos, por favor!—escuchó a Harry.
—¡Ahí voy!
Se levantó enseguida, yendo a la nueva bodega, donde encontró a Sue y Harry revisando las cajas, con expresiones contrariadas.
—¿Qué pasa?—preguntó, acercándose.
—Hace mucho no teníamos tanta comida—rio nerviosamente Harry—, y la variedad... también es extraña. No sabemos si seguir en economía de guerra, o hacer un poco más grandes las raciones.
—¿Y qué comemos? Hay mucho para elegir—acompañó Sue.
—Tranquilos. A ver—lo pensó un momento, mirando las cajas—... Ok. La mayoría aquí estamos bajos de peso. Tal vez sería bueno hacer las raciones un poquito más grandes hasta que recuperemos un peso más sano. Tres comidas al día, variadas. Tal vez podamos dividir las porciones y combinar de una vez lo que vamos a comer durante los siguientes días—pensó. Luego revisó las cajas abiertas, y tomó unas cuantas cosas—. Ok. Somos once, así que unas cuatro barras de pan serán suficientes—las tomó y las tendió a Harry—, acompañado de jamón—le tendió unas cuantas latas a Sue—, y unos cuantos melocotones en almíbar. Lo repartiremos. Si Lawrence dice algo, lo mandamos a callar, ¿vale? Estoy harta de comer una miseria dos veces al día. Es bueno racionar, pero si continuamos haciendo esto, nos vamos a morir con alguna enfermedad estomacal, y sin defensas, nos vamos a morir con una mísera gripe.
—Tienes razón. Vamos—dijo Sue.
Llegaron a salón, y mandó a todos a lavarse las manos mientras buscaba en una caja unos cuantos cubiertos, y unos pequeños platos. Se lavó las manos, y empezó a abrir los panes y picar el jamón para rellenarlos. Luego abrió una de las grandes latas de melocotones.
—Ok. Ya están rellenos. Piquen la porción que vayan a comer. Si falta, busco otra barra, y si sobra, lo guardamos para más tarde. También hay un poco de fruta, si quieren después del sándwich—dijo.
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Compañeros Peligrosos || Tú Y Todos.
FanfictionEl mundo se ha convertido en un sangriento caos tras el brote de un virus que hace a las personas zombis. Al parecer, la ficción se ha vuelto realidad. Todo lo que antes había en abundancia y era normal, ahora escasea, teniendo que sobrevivir con lo...