Final

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El pánico los inundó al ver zombis entrar por las ventanas que rompían, y los que tumbaban la barricada contra la puerta al otro edificio. Empezaron a correr en sentido contrario, subiendo las escaleras rápidamente, con la esperanza de que no los siguieran hasta ahí arriba, pero otra vez, las cosas no fueron como planearon.

Los zombis subían las escaleras arrastrándose, y el pasillo del segundo piso pronto se vió inundado de cuerpos podridos. Todo era tan inesperado. Habían hecho búsquedas por todo el edificio y no hubo nada destacable. Y se suponía que el maldito de Lawrence estaba atado fuera, ¿Cómo carajos había logrado librarse?

Estaba increíblemente desconcertada, asesinando a los intrusos mientras intentaba volver a agarrar el hilo de sus pensamientos. Hailey había muerto justo a su lado. Un poco más y hubiese sido a ella la que se hubiera llevado el monstruo.

—¡Chicos, sepárense!—gritó Harry.

Eso logró sacarla de su aturdimiento, y cuando iba a protestar, ya era demasiado tarde. Cada uno se había ido por su lado, y a ella le tocaba hacer lo mismo si no quería acabar como uno de esos zombis asquerosos. Corrió escaleras arriba, acabándosele el aliento y rezando para que todo eso no fuera más que una maldita pesadilla. Entonces, cuando cruzó una esquina, vio a mas zombis al final del pasillo. Tambien los había detrás de ella, dejándola sin escapatoria.

Respiró, agitada, queriendo vomitar de los nervios. ¿Sus chicos estarían bien?

Debo luchar si quiero verlos otra vez, y buscar una manera de bajar. Asintió con decisión, y se dispuso a golpear a sus atacantes mientras buscaba una solución, pero pronto estuvo completamente acorralada. Quería gritar por ayuda, pero no solo pondría a los chicos en riesgo por ir a buscarla, sino que, además, atraería más de esos bichos.

Jadeó, con el corazón yéndole a mil en el pecho y sintiendo mucho miedo. Sus músculos empezaban a entumecerse, cansados, y pronto quedaría desprotegida, cuando no había acabado ni con la mitad de los malditos que la tenían entre la espada y la pared. Por favor, por favor... empezó a lloriquear en su cabeza.

Su arma resbaló de sus manos, firmando su sentencia. Vio su miserable vida pasar frente a sus ojos, como una película de drama con un guión estúpidamente cargado de escenas y situaciones horrorosas y tristes. Las veces que se mudó, el bullyng, cuando emigró, cortó sus brazos, mejoró, volvió a mudarse, las veces que su padre la abusó, el fatídico día en la escuela... quizás, lo único que no era tan malo en esa película de recuerdos, eran los momentos con su familia, bajo el cálido manto de abrazos de sus tíos, primos, abuelos, y amigos, y por supuesto, los momentos junto a sus cuatro chicos idiotas.

Al menos, antes de morir, los había visto una última vez.

Cerró sus ojos, esperando pacientemente la muerte, cuando escuchó un fuerte golpe. Apenas empezó a abrir sus ojos, cuando sintió que tomaron fuertemente su mano y empezaron a arrastrarla por los pasillos, asesinando a los zombis. Empezaba a alegrarse al pensar que tal vez era uno de los chicos, pero la mano que sostenía la suya no le brindaba seguridad. Más bien todo lo contrario. En su aturdimiento aún escuchaba los golpes contra los zombis, pero no podía ver a su defensor entre las sombras de los pasillos. Intentó liberarse, siguiendo su instinto, pero aún se encontraba debilitada.

Finalmente, juntó todas sus fuerzas, y logró librarse del fuerte agarre, cayendo al suelo. Enfocó la vista, y reconoció el cuerpo grande de Lawrence, sus lentes redondos y su cabello castaño. La desprotección y la ira le inundaron el corazón, e intentó irse en dirección contraria, pero las grandes manos la tomaron de las piernas y la detuvieron. Quiso gritar, pero estaba segura de que atraería más zombis, y continuaría en peligro. Lágrimas de ira y frustración se agruparon en sus ojos, pataleando cuando Lawrence la tomó en brazos y empezó a correr hacia el sótano.

Compañeros Peligrosos || Tú Y Todos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora