Patrulla

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Una vez a todos les asignaron sus lugares, se dispersaron por el edificio.

Esa noche, le tocaba patrullar con Harry. Serían los vigilantes de la noche. Aunque no era tan entretenido como las demás áreas, en las que había mas peligro o podías distraerte con otras cosas, era una tarea que se debía hacer, fuera o no interesante.

Miró a Harry y este también giró en su dirección, regalándole una de sus bonitas sonrisas. Todos en la sala se habían ido a hacer sus cosas, y solo quedaban ellos dos. Se acercó a él y salieron al pasillo para iniciar su aburrida aventura.

—No hay mucho que hacer, de hecho. Solo será un recorrido rápido—dijo él, rompiendo el silencio.

Lo único que había que hacer era pasear por los pasillos y comprobar si las ventanas estaban correctamente cerradas.

Una vez terminaron de verlo todo en los 5 pisos del edificio, habiendo ocasiones en las que se perdía durante unos segundos, asustaba a Harry por la espalda, o lo hacía perseguirla por los pasillos entre risas, para divertir un poco la tarea, decidieron tomarse un descanso en las escaleras del deshabitado tercer piso, sentándose en los peldaños, uno al lado del otro.

La luz de la luna se colaba por las ventanas, iluminando con su tenue y bonito brillo el ambiente.

Miró de reojo a Harry, y fue como ver un bonito ángel. El cabello albino y sano reflejaba la luz de la luna, sus ojos cálidos se perdían en un punto muerto de la pared, sus labios mantenían una pequeñísima sonrisa... incluso su piel parecía brillar.

Un ángel de la noche. Es muy bonito.

Harry entero era como la noche, una representación humana de la noche. En un principio pensó en la luna, pero no, era la noche. Sus ojos eran el cielo oscuro, sin ser completamente negro por las estrellas y la luna, que resplandecían y lo iluminaba.

—Nunca esperé que algo como esto pasara—la dulce voz la sacó de sus pensamientos.

—Lo sé—se recompuso rápidamente, y se hizo la pendeja, como si no hubiese estado comparándolo con su cosa favorita en el mundo—. No podía ni imaginar que la ficción dejaría de serlo al encontrarme con un infectado de virus zombi en mi escuela.

—Así fue como los encontré de camino a la escuela, también.

—Puedo decir que ya tenemos algo en común entonces—él rio un poco ante eso, y ella abrazó sus piernas, disfrutando del timbre de su risa—. Extraño a mi madre.

—Yo estoy algo preocupado por mis padres también, pero no nos queda más que rezar para que estén a salvo.

Otra vez un pequeño silencio.

—No esperaba que fueras amiga de Judy—lo rompió él otra vez.

—Bueno, íbamos a la misma escuela. Yo soy medio subnormal y ella me sigue con su brillante personalidad—sonrió—. Supongo que era natural que acabáramos siendo amigas.

—¿A cuál escuela iban?

—Escuela Superior San Miguel—respondió tras un pequeño momento de silencio en el que intentó recordar—, ¿la conoces?

—¡Oh, sí!—su expresión se iluminó de repente—. Yo iba a la Escuela Superior de York. Está en tu área. Algunos de nosotros somos de ahí, de hecho.

—¡Buah! Pudimos habernos cruzado sin necesidad de esto—chasqueó la lengua—. Sin embargo, no recuerdo ver tu cabello por ninguna parte, y eso que pasaba por allí para llegar a la escuela.

—Bueno, suelo pasar bastante desapercibido—sonrió avergonzado, rascándose la parte de atrás de la cabeza.

—Con ese pelo blanco y lo atractivo que eres, para mí no—le guiñó el ojo, y Harry se sonrojó y rió nervioso, sacándole a ella unas risas también.

Compañeros Peligrosos || Tú Y Todos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora