CRITICAL

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Llegaron a la sala principal tras una buena charla, y apenas estuvo dentro se sintió mejor. Avisó que la llave no le pertenecía a la biblioteca, y claro que la decepción fue general. Incluso Scarlett parecía disgustada con la mala noticia.
Lawrence los animó a todos como el buen líder que era, siendo alentador y hasta cierto punto esperanzador. El castaño era bastante agradable, y cálido. Debió ser un gran amigo cuando todo era normal, y se alegraba de que él fuera quien tuviera las riendas del refugio.

Lo ayudaría cuanto pudiera, y lo ayudaría a ser un líder incluso mejor.

Además, aún habían más salas que probar: La sala de maestros, el almacén, la barra de bocadillos, y la sala de radiodifusión.
Si la llave no funcionaba en ninguna de esas aulas, lo intentaría entonces con los casilleros. Con suerte algún glotón tendrá comida y chucherías guardadas allí. Con suerte también, encontrarían la llave de la biblioteca y...

La recorrió un escalofrió ante la horrible sensación de desprotección y angustia en el pasillo. Aunque se había dicho que ignorara aquello, era imposible. Había algo raro en la escuela, ya fuera un ente o una persona, pero algo las había encerrado esa mañana y también los había seguido por el pasillo.
Incluso Zion se había visto afectado por esa presencia, a pesar de que se mostrara despreocupado al respecto. Entonces nota todas las miradas en ella, y quita la cabeza de su mano, mirándolos también con desconcierto.

—¿Qué?

—Te he preguntado si estás bien, pero no pareciste escucharme—Harry la miraba con preocupación, poniendo una mano en su hombro.

—Ella siempre debe ser el centro de atención—dijo alguien, muy bajito, pero entendible.

—A-Ah, lo siento..—sonrió avergonzada—. Solo estaba pensando...

—Déjala, está obsesionada con esos libros de la biblioteca—dijo el pelirrojo.

—No es eso, subnormal. Es... otra cosa—desvió la mirada.

—¿Qué otra cosa?—le preguntó, intrigado.

—¿Pasó algo mientras patrullaban?—preguntó esta vez Lawrence, acercándose un poco también.

—Eh...—se vió tentada a confesárselo, pero simplemente sacudió la cabeza en negación—. No, solo pensaba en mis amigos, y las estupideces que hacíamos juntos—se rascó la parte de atrás de la cabeza y sonrió como si de verdad estuviera avergonzada, y algo melancólica—. Supongo que… me hundí mucho en mis recuerdos. Lo siento.

—Tranquila, es normal—Harry dejó una suave caricia en su cabeza.

—Promete que nos avisarás si pasa algo—ordenó el castaño.

Cruzó los dedos—. Lo prometo.

En ese momento, Eugene levantó la mano y le hizo gracia porque le recordaba a cuando estaba en clase, el profe preguntaba algo, y debía levantar la mano para responder. Otra vez, esa acción tan simple le recordó que ahora vivían así; encerrados en una escuela, y no precisamente para estudiar, sino para sobrevivir.

—¿Terminamos de hablar? Creo que sería bueno que fuéramos a tomarnos un descanso—enseguida la de ojos azules lo apoyó, y todos estuvieron de acuerdo.

Sonrió por la emoción de Judy, y se recostó en la mesa, poniendo su mejilla sobre sus brazos cruzados. Sintió que alguien tocó su espalda, y al ver a su lado, encontró al pelirrojo.

—Aléjate de los problemas, niña, y...—suspiró—. Solo relájate, ¿si?

Asintió y él se fue, con los demás detrás suya. Hundió la cara en sus brazos con cansancio, mas no quería irse a acostar. No le gustaban las siestas porque nunca eran siestas. SIEMPRE acababa despertándose cinco horas después, lo que quería decir que no dormía por la noche, y su horario de sueño se desordenaba. Judy se acercó a preguntarle qué haría, y le dijo que tal vez recorrería un poco el edificio, y que tal vez, si le daba un arranque de energía, saldría a matar los zombis que había en los alrededores del campus, pero prometió no ir más allá. A pesar de su preocupación, y que se ofreció a acompañarla, negó y la dejó ir a descansar, pues no había dormido bien.

Compañeros Peligrosos || Tú Y Todos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora