Era cierto que hace un tiempo solía decir frecuentemente que quería morir, pero era a broma...
Entonces...
... ¿qué hacía huyendo de zombis, yendo de casa en casa cada noche, recolectando comida y abrigo, con un tubo de cañería en la mano?
Suspiró, mirando a un lado y a otro antes de correr de puntillas hasta una tienda de conveniencia para buscar cosas de utilidad allí.
Con tubo en mano y cuerpo encorvado, alerta, agudizando sus sentidos al máximo, se adentró en la edificación, lista para reventar a cuanto zombi se le cruzara. Caminó por los pasillos sin hacer el mínimo ruido, agarrando comida chatarra como patatas o bollos, o enlatados, que no estaban contaminados y no necesitaban de preparación previa para consumir.
Iba bien cargada, ya que mientras todos entraban en pánico por su compañero muerto, ella mantuvo la calma lo mejor posible y con el corazón acelerado de miedo salió fuera y buscó comida, tomando primero una tabla de madera larga antes del tubo que ahora utilizaba tras encontrarlo al lado de un cuerpo putrefacto, días después. Claro, horas más tarde lamentó su partida desesperada, puesto que ahora estaba sola por no haber acordado algo con sus amigos antes de huir, por lo que no tenía idea de dónde podían estar, o si estaban vivos...
O bueno, siendo claros, si eran humanos.
Por supuesto, escondiéndose, pronto se dio cuenta de que estaba lejos de su hogar, y con todo el dolor de su corazón, decidió que no era conveniente regresar, puesto que no sabía si aún estaban a salvo o ya habían sido atacados. En una situación como la que ahora se estaba viviendo, lo peor que podrías hacer es volver sobre tus pasos por una respuesta incierta y peligrosa. Debía conformarse con soñar que algún día el mundo volverá a la normalidad y podrá ver a sus seres queridos sanos y salvos.
Acabó su trabajo allí y se fue de nuevo en busca de una farmacia para buscar más antibióticos, vendas y cremas antinflamatorias o para el dolor, ya que últimamente sus brazos dolían por pegar a los zombis.
Asaltó el lugar, que para su suerte no estaba muy revuelto, matando a un par de zombis en el camino. Tenía suerte de no encontrarse grupos muy grandes.
Salió y entró sigilosamente en otra tienda, la última del día. Allí encontró chupetines de fresa en el mostrador, y arrasó con los que había.
Eran inservibles, pero le relajaba tener algo en la boca con qué distraerse.
También agarró botellas de agua, que se le habían olvidado en toda la exploración, y barras de chocolate. Cuando cerraba la mochila, la cremallera se atascó, y chasqueó la lengua. Escuchó el traqueteo de los huesos, maldición, ¡ciérrate! Se acercaban cada vez más, y debió dejar la mochila a medio cerrar en el suelo para sostener firmemente su arma y balancearla contra la cabeza despellejada y espantosa. Terminó de cerrar la mochila con un movimiento brusco, y otros muertos vivientes se dirigieron a ella, corriendo.
Sonrió con burla—. ¡Vengan a por mí si quieren! Los mataré de todas formas.
Con esas palabras de aliento para sí misma, esquivó al monstruo y le dio con la mochila en la cabeza, haciéndolo colapsar. Recogió el tubo y escuchó el alto gruñido desvanecerse tras un golpe sordo.
Espera... no he sido yo.
Se giró rápidamente, en guardia. El desconocido dio un paso atrás, y ella relajó su expresión al ver un chico normal con un bate ensangrentado.
—Me asustaste—le dijo, pasando por su lado—. Gracias por ayudarme.
Escuchó pasos rápidos y se escuchó una voz gruesa—. ¡Ethan, vienen más!—al voltear se encontró con un chico de pelo rojo, y tras él uno de cabellos blancos.
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Compañeros Peligrosos || Tú Y Todos.
FanficEl mundo se ha convertido en un sangriento caos tras el brote de un virus que hace a las personas zombis. Al parecer, la ficción se ha vuelto realidad. Todo lo que antes había en abundancia y era normal, ahora escasea, teniendo que sobrevivir con lo...