MEMORIA

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Con el paso del tiempo, ambos fueron adaptándose lentamente a la Zona Segura, hasta sentirla su hogar. Habían hecho más amigos y compañeros, y Harry afortunadamente había encontrado a su madre. Ella, por otra parte, no había visto rostros conocidos entrar, y aunque le entristecía un poco, tuvo claro desde un inicio que habían pocas probabilidades de encontrarse con alguien conocido.

Meses después de su llegada, anunciaron que la cura estaba en desarrollo y pronto empezarían a probarla. Semanas después, se confirmó la efectividad del antídoto y las personas se llenaron de esperanza al escucharlo. En la Zona donde vivían, cuando el encargado lo informó, empezaron a gritar, aplaudir y abrazarse con lágrimas de felicidad en los ojos.

Recuerda perfectamente haberse lanzado a los brazos de Harry mientras le gritaba “¡Tenías razón! ¡Tenías razón!”, besándolo efusivamente en todo el rostro mientras él reía, sonrojado. Su pecho se llenó de alegre esperanza al pensar que podría recuperar a sus chicos.

Claro, una buena noticia no viene sin una mala.

Informaron también que estaban cortos de personal, ya que muchos soldados habían sido infectados o asesinados mientras buscaban a sobrevivientes fuera, y que estarían anotando a voluntarios valientes que estuvieran dispuestos a arriesgarse por el bien de la humanidad.

No dudaron en apuntarse, con la idea de salvar a sus... ¿sus qué? Ahora que lo pensaba, nunca habían formalizado ningún tipo de relación. Bueno, ustedes saben a quienes querían salvar.

Tras poner sus nombres en la libretita, regresaron a la carpa que compartían, se cambiaron por sus pijamas y se echaron en la cama. Se dieron cuenta de que al final uno siempre acababa en la cama del otro, y decidieron juntarlas en una sola y así tenían más espacio, cubriendo la separación con la sábana de Harry.

—¿Crees que los encontremos?—preguntó, jugando con el anillo dorado en su dedo.

—No es improbable—respondió él, empujándola más cerca—. Solo puede ser un poco tardado ya que la escuela está muy lejos, y seguro irán desinfectando en radios cada vez más amplios con ZS como centro.

—Tienes razón—sonrió alegremente, acurrucándose en el albino—. Me alegra pensar en que al fin volverán—rió—. Prepárate. Vas a tener que compartirme de nuevo dentro de poco.

—Siempre estuve dispuesto a hacerlo—besó su sien—. Después de todo, ellos también te hacen feliz, y a mí me gustan también.

—¿Te gustan?—preguntó, gratamente sorprendida.

—¿Por qué te sorprende? Creí que era obvio que tenía sentimientos por ellos.

—¡No, cabrón! ¡No se te notaba para nada!—se soltó de su abrazo, y se subió sobre él con emoción—. Yo creí que los aceptabas por mí.

Negó con la cabeza, sin perder la sonrisa—. También me gustan. Uno más que otro, pero me gustan.

Harry puso las palmas y ella empezó a golpearlas para liberar su emoción, saltando incansablemente sobre él, mientras el albino reía. ¿Por qué no se lo había dicho nunca? Con lo que le encantaban las parejas homo.

—¿Por qué nunca me dijiste nada?

Él solo se encogió de hombros, y la atrajo para besarla. Correspondió gustosamente, amoldando su cuerpo al suyo con lentitud sensual, estremeciéndose dulcemente por las caricias que repartía Harry por su espalda, bajando sus manos a sus caderas, por sus muslos, a su trasero y regresando a su cintura, empujando sus caderas contra las suyas. Suspiró en medio del beso, y Harry adentró su lengua a su cavidad bucal, gruñendo cuando apretó sus nalgas en sus grandes manos, creando fricción entre sus intimidades.

Compañeros Peligrosos || Tú Y Todos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora