Liam no tenía ni la menor idea de lo que iba a hacer, pero de lo que estaba completamente seguro era de que no regresaría a casa, al menos no tan pronto. Condujo lo más deprisa que pudo, si rumbo alguno. Topándose con algo de tráfico en las vías concurridas. Estacionó en un lugar un tanto lleno, al bajar del auto notó que se trataba de una cafetería, después de un trago quizá, no le sentaría bien un café, pero una rosquilla no estaría de más. Entró y descansó en una mesa. En ocasiones, por su mente cruzaba la idea de que no podría permanecer solo siempre, luego ardía en cólera y lo olvidaba.
-¿Puedo servirle en algo? -La voz de la mesera lo sobresaltó, él permanecía sumergido en una ola de pensamientos, pero sin embargo, no volteó a mirarla.
-Tan sólo una rosquilla.
-¿En serio? -Rio-. ¿Sólo eso?
-Sí.
-Enseguida...
Pocos minutos transcurrieron y su agradable servidora estuvo de vuelta, esta vez le regaló una mirada, y ella le dedicó una incomparable sonrisa. Emocionada.
-Gracias.
-A su orden -dijo, colocando un mechón de cabello detrás de su oreja, coqueta-. Mi turno acaba en unos minutos.
-Uhm...
-Podría sentarme acá contigo, acompañarte... si quieres. -Dijo nerviosa, Liam alzó una ceja, mirándola.
-Lo que quieras -trató de no sonar desinteresado y le dio una mordida a su bocadillo mientras la miraba con atención. Por lo menos, era una chica guapa.
-Enseguida vuelvo -dijo ella, emocionada, y corrió como niña pequeña, perdiéndose detrás de una puerta. Bastaron segundos para queestuviera de vuelta con él, se sentó a su frente y lo miró con atención-. Me llamo Kathryn.
-Liam -respondió, moviendo sus manos desinteresadamente-. ¿No tienes nada mejor que hacer, Kathryn?
-No -soltó una risilla.
-¿Por qué te causa gracia todo? -Preguntó, dejando relucir su exasperación. ¿Acaso ella tenía motivos para reír siempre? Porque él no. -No todo, tú eres encantador.
-No veo que tenga de encantador -suspiró y terminó el último bocado-. ¿Cuánto ha sido?
-Tómalo como un regalo -le guiñó un ojo, sonriendo.
-Bueno..., gracias.
-¿Ya te vas? -Preguntó, Liam estaba arreglando su chaqueta, y al ella notarlo, se apresuró a retenerlo por unos instantes más.
-Estoy buscando algún lugar donde ir que no sea mi habitación. No pasaré el resto de la noche aquí, ¿o sí? -el castaño se puso de pie y ella enseguida lo imitó.
-¿Aceptarías ir con una linda chica que acabas de conocer, a una fiesta? - Preguntó curiosa.
-Ya qué.
-Bueno, ¡vamos!
-¿De quién es? ¿No seré un estorbo, cierto?
-No te preocupes por eso, es en mi casa -sonrió entusiasmada y salió casi corriendo de la cafetería.
Liam la guio hasta su auto y la castaña le indicó el camino, no estaba muy lejos de aquel lugar. Payne se sentía completamente extraño, no le pasaban a diario cosas como aquella, pero sin poderlo evitar, no pudo negarse a la invitación de la amable chica. Se prohibía hacer sentir mal a cualquier mujer, así todas le dieran completamente igual. Salvo, claro, su madre. Aunque realmente él no notara el gran daño queocasionaba en ella. Kathryn le resultaba linda, pero sólo eso. No era de esos chicos obsesivos por las mujeres, prefería estar solo. Tan sólo las buscaba cuando el cuerpo lo necesitaba y quizá, aquella noche de eso se trataba..., quizá, él necesitaba un polvo.
...
-Oye, lamento decirlo, pero esto está muerto -comentó el castaño al bajar del auto, la casa estaba en silencio total. Y se preguntó por primera vez si habría caído en una vil trampa de una chica urgentemente necesitada. -No seas tonto, todos están en el piso de abajo, es decir, el sótano. Es más como un salón de fiestas.
-Ah.
-Bueno, ¿vienes? -Preguntó al subir las pequeñas escaleras, para acceder a la puerta principal.
-Claro -se encogió de hombros y caminó tras ella. Al abrir la puerta, efectivamente se escuchó el estruendo lejano de la música. Tenía meses que no asistía a una fiesta. Y no porque le faltaran ganas, sino porque él no tenía amigos, por ende, nadie lo invitaba nunca.
Ambos bajaron hacia dónde sería la fiesta y una gran cantidad de jóvenes alocados, bailando, sorprendió los ojos del castaño. La ojiverde lo miró con emoción y tomó su mano sin temor, éste sólo le restó importancia y caminó a pasos agigantados detrás de su guía.
-¡En unos minutos llegará mi hermano con la bebida! -Gritó por encima de la música-. Si quieres beber algo por el momento, allí hay -señaló y Liam asintió-. ¡Ven, te presentaré a algunas personas!
Sin replicar, se dejó llevar por la chica, un grupode ellas más, reunidas hacia una esquina, miraron en su dirección mientras compartían palabras. No era para nada social, pero sin poderlo negar, a dónde fuera era un imán para las mujeres. Lo más entretenido era lo poco que le importaban todas ellas.
-¡Kathryn! -Gritaron, Liam permaneció de pie junto a ella. -¡Chicas! -Sonrió-. Es un gusto que hayan venido. Les presento a Liam. Liam ellas son mis amigas, Camila, Serena, Dulcie y Lucy.
-Hola -las saludó con una media sonrisa en sus labios, era un milagro cuando una de éstas se miraba. Al fin y al cabo, lo hacía por compromiso.
-Oye, ¿cuándo llegará tu hermano? ¡Quiero emborracharme! -Gritó la pelinegra llamada Serena, Liam disparó sus cejas hacia arriba, bufando.
-En unos minutos, tranquilas chicas -rio la castaña, desviando su mirada hacia el ojimarrón-. Oye, casi lo olvido, Liam, ¿cuántos años tienes?
-Diecinueve.
-¡Genial! -Gritó y lo miró con algo escondido en su mirada. Aunque la chiquilla disimulara, ya el castaño sabía que estaba loca por él-. Bueno..., iré a llamar por teléfono a mi hermano, se está tardando mucho, ¿no creen?
-Ve, nosotras cuidamos a tu amigo -respondió Dulcie, un tono pícaro, Payne sólo las miró y hundió las manos en sus bolsillos. Desinteresado. En todo aquel tiempo aquellas chicas sólo interrogaron al castaño con preguntas básicas y ridículamente estúpidas. Algunas omitidas, otras respondidas, pero nada que realmente lograra escandalizarlas. De pronto la música se acabó y todos hicieron ruidos de desaprobación, Liam fijó su mirada en las escaleras de acceso al lugar y en la penumbra miró a un chico bajando las escaleras, mientras reía y saltaba, seguidamente de gritar... -¡Llego el rey de la fiesta!
La música volvió a resonar, esta vez más fuerte que antes y el pelinegro saltó en una acrobacia hasta chocar sus pies contra el piso. El castaño sólo abrió los ojos de par en par y un gran suspiro ignorado por todos surgió de su interior.
-No puede ser.
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Stand Up // Ziam
RomanceLost Media Esta historia no me pertenece, todos los créditos son para la autora original, zouiscream que antes se encontraba aquí en Wattpad pero su cuenta fue eliminada permanentemente. Yo solo la vuelvo a plublicar por puro amor a la historia. ***...