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 -¿Qué...? ¿Qué te pasa, Zayn? ¿Por qué lloras? –La voz dócil de Kathryn inundó los oídos del moreno, y éste, por intentar ocultar su llanto de ella, lo apaciguó. Tapándose hasta la cabeza con las sábanas-. ¿Zaynie?

-Vete. –Gruñó, débil. Kathryn lo miró, envuelto en las cobijas como un burrito y mordiéndose el labio, se sentó a su lado. Nunca antes había visto a Zayn llorando, sabía que alguna vez lo habría hecho, pero al menos no delante de ella-. Te he dicho que te vayas, Kathryn, ¡lárgate! Eres la persona a la que menos deseo ver.

-Pero... ¿Qué pasó? ¿Te hice algo, ahora? –Preguntó, un poco a la defensiva, pero calmada. Sabía que algo había pasado, desde hace días no le había visto la cara a Zayn. Desde...-. ¿Ha pasado algo con Liam?

-No –mintió, sollozando-. Sólo déjame tranquilo. No quiero hablar con nadie.

Y suspirando, se levantó de la cama y salió de la habitación, lentamente, para encaminarse hacia la suya.

Se sintió un poco culpable, podría ser que... Liam le hubiera reclamado por lo que ella le dijo, que Zayn gustaba de él, pero no pensó que se lo tomaría como una ofensa... Ella pensó que... no, no podía ser eso, Liam se hubiera ido al mismo tiempo que ella salió de la habitación ese día, pero ahí pasó toda la tarde metido con su hermano. Entonces no podía ser eso, seguro tampoco era por Liam.

¿Le habría pasado algo a Harry, a Niall? No sabía, pero le había dado lástima ver a su hermano mayor llorando tan desconsoladamente, destrozado.

Era cierto que llevaba casi un mes tratando de hacerle la vida imposible a Zayn, sacándolo de quicio y coqueteándole a Liam, pero tampoco tenía ganas de verlo tan herido, aunque a veces por su mente pasaran aquellas descabelladas ideas de cómo apartar a su hermano del medio para quedarse con el premio mayor, sin embargo, no evitó sentir un poco de culpa carcomiéndole por dentro al escuchar los lastimeros lloriqueos de su hermano al otro lado del pasillo. Se lamentó.

Definitivamente ella no quería causarle algo así a su hermano, quien la cuidó y se encargó de ella mientras sus padres estaban de viaje. Sin duda lo quería, y no supo en qué momento se fracturó aquel cariño.

...

El lunes al mediodía Liam se levantó, dispuesto a salir del encierro. Ya eran demasiados días en la oscuridad, pensando qué era lo correcto y lo incorrecto. Qué era lo que tenía que hacer, y lo supo unas horas más atrás, cuando abrió los ojos y se quedó hipnotizado, mirando el techo de su habitación.

No estaba seguro de era la mejor idea que se le pudo ocurrir, pero si estaba seguro de que tendría que recuperar su orgullo, fuera como fuera, y pensando como el Liam Payne de hace unos meses, sin importar a quien dañara.

Se duchó y vistió, cogiendo las llaves de su auto y saliendo de su tenebrosa habitación, ya no quedaba nadie en casa y eso era un alivio. Pasó por la cocina, cogiendo el sándwich que estaba en la encimera que, seguramente, le habría preparado Karen y después de degustarlo, puso marcha a su agenda del día. Lo tenía todo planeado y no había tiempo que perder.

Condujo rápido, con un solo destino en su cabeza: La cafetería.

Aparcó y no tardó mucho más en entrar, buscando con la mirada una mesa vacía y caminando sin pensarlo mucho hacia la primera pillada, se sentó y juntó las puntas de sus dedos, esperando, esperando. Sabía que no tardaría mucho, y así fue.

-¿Liam? –La voz tintineante de Kathryn lo hizo voltear, y enseñándole la mejor sonrisa actuada que pudo improvisar, le saludó.

-¡Hola Kath, qué sorpresa! –Mentiroso-. No creí que también trabajaras en el turno de la mañana.

-A veces –respondió ella, sonriendo-. Me suelen rotar el horario –y echando un vistazo a todos lados, corrió y se sentó frente a Liam, recordando el primer día en que se conocieron y sonrió enamoradiza. Aunque unas ojeras reposaran debajo de sus ojos, seguía siendo guapo-. ¿Y qué haces aquí? ¿No deberías estar estudiando?

-¿Y tú? –Contraatacó Liam, sin mucho interés, aunque también le causaba un poco de curiosidad. ¿Por qué nunca le preguntó a Zayn? Zayn... mierda.

-Uh... no. Yo no estudio –respondió, mirando sus manos y encogiéndose de hombros-. No me gusta... nunca me gustó. Por eso trabajo aquí, no quería quedarme mantenida por siempre.

-Ya –respondió, asintiendo.

-¡Pero qué mala empleada soy! ¿Quieres ordenar algo? –Se puso de pie, sonrojada. Liam sonrió con pura convicción y negó lentamente.

-No, en realidad he venido por ti –respondió, con franqueza. Kathryn poco a poco se fue dejando caer en la silla nuevamente.

-¿Por qué? ¿Quieres saber algo de Zayn? ¿De por qué no ha ido a estudiar más? –Preguntó, nerviosa.

-¿Qué...? –Liam sintió una apaleada brutal, pero con una sonrisa, trató de parecer normal-. ¿Qué no ha ido?

-Ehm... -murmuró la castaña, con los ojos entrecerrados-. Si... bueno. No ha ido más, y ha estado muy raro, llorando y esas cosas.

La apaleada se intensificó, Liam apretó con pudor sus puños, sintiéndose peor que los días anteriores. Volvió sus labios una línea recta y se concentró en los ojos verdosos de Kathryn, quien lo miraba con intriga.

-No he venido a saber nada de Zayn. He venido por ti, ya te lo dije –soltó, con una dificultad lacerante, y con toda la fuerza del mundo, volvió a elevar las comisuras de su boca-. Quisiera... quisiera pedirte disculpas por cómo te he estado tratando las pocas veces que hemos hablado en tu casa.

Kathryn alzó las cejas, sorprendida y a la vez, conmovida.

-Sé que sufro un poco de mal humor y a veces suelo cogerla con quien no debería... Y... me gustaría aceptar tu petición de semanas atrás –murmuró, dudando de si su plan resultaría o no. Miró los ojos esperanzados frente a él y se repitió que todo esto era lo mejor, lo mejor para él y para poder recuperar su moral, aunque después luego fuera un hipócrita. Al final del día, todos lo eran.

-¿Mi petición? –Preguntó, desconcertada.

-Sí... eso de que podríamos salir un día. Ya sabes –Kathryn comenzó a desmoronarse de la emoción sobre la mesa-. ¿Qué harás hoy? Podría pasar por ti en la tarde y... salir, los dos, juntos. Claro, si quieres.

-¡Sí! –Respondió. Liam notó la desesperación en aquel tono aniñado y suspiró, por lo menos no le había rechazado, sino tendría que idearse un nuevo plan. Todo estaba saliendo bien-. ¡Claro que sí!

-Genial.... Bueno. Será mejor que te deje trabajar –habló, cogiendo una servilleta y el bolígrafo que colgaba en la ropa de Kathryn sin permiso, anotando su número en el papel-. Llámame cuando estés lista y... hasta más tarde.

-¡Sí, sí! Yo te llamo... nos ¡nos vemos, Li! –Emocionada, celebró internamente, Liam le regaló una sonrisa que no dudó en corresponder, hermoso.

Antes de salir, Payne se volteó y miró a Kathryn, casi se le pasaba por alto. Caminó hacia ella y la cogió del brazo antes de que fuera a atender a alguien más, ella le sonrió enamoradiza.

-¿Sí?

-Ehm... no le digas nada de esto a Zayn –murmuró, bajando la mirada y soltando el brazo de la escuálida chica-. Ya se enterará...

Y sin esperar respuesta alguna, salió de la cafetería lo más rápido que pudo, repitiéndose constantemente que era una basura y que no le bastaba con lastimar a Zayn una vez, lo haría de nuevo y también a su hermana, con tal de sacarse de la mente que había besado a un hombre. Tratando de recuperar su orgullo y... heterosexualidad.

Stand Up // ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora