Stand Up // Ziam

14

El silencio resultaba incómodo hasta para el moreno, quien no cabía de la emoción.

Se sintió igual a aquella noche, en la cafetería donde trabaja su hermanita, cuando estaba sentado frente al castaño. La vez que le confesó sobre su homofobia.

Decidió no seguir pensando en eso. Despejó su mente y sonrió abiertamente al ojimarrón que estaba sentado frente a él, comiendo lasaña, a diferencia de Zayn, que apenas había tocado su plato al estar perdido mirando a Payne.

-Y dime, Liam, ¿cuántos años tienes? –Preguntó, jugando con el tenedor entre sus dedos. Se llevó un pedazo de lasaña a la boca mientras Liam parecía tragar para responder.

-Veinte. La verdad los cumplí hace menos de una semana –afirmó el castaño, como si nada. Volviendo a comer. Zayn sonrió-. ¿Y tú?

-Igual –suspiró-. Feliz cumpleaños.

-Uh..., gracias –asintió el castaño.

Nunca había pasado por algo así, así que no sabía qué demonios decir para sacar algún tema de conversación.

Zayn lo miraba mucho y comenzaba a incomodarle, aunque no fuese novicia, las pocas veces que habían estado solos, Malik se la pasaba todo el rato mirándole como si tuviera algo en el rostro.

-¿Y tienes novia? –Preguntó el ojimiel. Liam levantó una ceja y negó con la cabeza, volviendo a su comida. No era tan estúpido como para no darse cuenta de que Zayn trataba de sacarle conversación, pero él no sabía cómo tratar con aquello.

-En realidad, nunca he tenido novia –respondió luego de unos largos segundos para el pelinegro, quien de inmediato, lo miró con los ojos bien abiertos-. No me gustan las formalidades, o a lo mejor no ha llegado esa chica que de verdad quiera. Tampoco es que crea en eso del amor...

Chica.

Zayn rio nerviosamente y volvió a probar otro bocado de su lasaña. Aquello le había confirmado la obvia heterosexualidad del castaño y se sintió como un idiota. Pero él no era heterosexual, y no podía pretender serlo delante de Payne. Tampoco escondería que era gay, quizás, ya Liam lo sospechaba.

Y quizás, al decírselo, no le dirigiera la palabra nunca más.

Y todo se iría al caño.

-¿Y tú? Supongo que has tenido muchas novias. Pareces un tipo de esos –dijo el castaño. Zayn lo miró incrédulo.

Era la primera persona que le decía eso de frente. Es cierto, los que no lo conocían lo comentaban, pero sus amigos le decían que parecía una mariposa de la pradera enamoradiza. Y le sorprendió que Liam pensara aquello en vez de lo mismo que sus amigos.

-Ehm, bueno, verás –se sentó derecho en la silla, llamando la atención de Liam e ideando una mejor forma de confesarle su orientación sexual-. No me gustan las... uh –bajó la mirada hacia su plato, dándose cuenta que estaba hablando demasiado bajo y Liam lo miraba interrogante-. No me gustan las mujeres.

Silencio.

-Oh... ya. Vaya –comentó Liam, luego de un rato. Zayn no se atrevía a mirarle a los ojos. Sabía que lo primero que vería en aquellos avellanados orbes sería desprecio.

-Lamento hacerte sentir incomodo, Liam –confesó, por fin, mirándolo. Liam no había apartado su mirada de Zayn, no veía desprecio en ella, pero si algo que no era agradable-. Sé que no te agradan las personas como yo, pero no soy malo. No tengo nada anormal, nada de lo que tú no poseas. Tan sólo tengo una desviación, por así llamarle.

-Entiendo –afirmó, terminando su comida. Ahora se sentía aún más incómodo.

En algún momento llegó a sospechar que Zayn sería gay, o quizás bisexual, pero era otra historia diferente escucharlo de sus propios labios. Y era perturbador.

Liam, en realidad no era homofóbico.

Tan sólo, sentía un gran desprecio por su mismo sexo.

O quizás si era homofóbico.

Pero estaba confundido.

...

-Gracias por aceptar la invitación, de verdad la he pasado muy bien –sonrió Zayn al castaño, antes de que ambos se subieran a sus respectivos autos. Liam le sonrió de manera espontánea y el moreno se sintió desfallecer.

-También la pase bien, Zayn –concordó sinceramente el ojimarrón. Con un saludo de manos, se subió a su auto y esperó que el moreno tomara la delantera, para luego regresar a su casa.

En el camino de regreso, estuvo pensando todo lo que había aprendido del moreno en esa tarde. Luego del almuerzo, fueron a tomar un helado y aquello les sirvió para aligerar el ambiente tenso desde el restaurant. Zayn logró que se soltara un poco más, y era algo que nunca nadie jamás lograba. O quizás sí, pero él no prestaba atención.

Prefirió pensar que todo fue por obra de Zayn y su gran carisma.

Podría decirse que ya no le caía tan mal, aunque fuera gay, cosa que el moreno le dejó muy claro que no le afectaría, y Payne esperaba que fuera así.

Por muy raro que pareciese, ya se visualizaba de amigo con el moreno. Yendo juntos a fiestas y jugando videojuegos toda una tarde del domingo, pasando la resaca del día anterior.

Y se sintió patético al estar pensando aquellas cosas.

Por otra parte, Zayn se confirmó que en realidad Liam si le gustaba. Había estado tratando de descifrar qué era lo que sentía por el castaño desde que se lo topó ese viernes en la noche, en el bar del tío Carl. Y no supo hasta que pasó todo un día recordando sus encuentros, y se dio cuenta de que lo que sentía, era una endemoniada atracción por él.

Pero también sabía que desde que lo conoció, había decido subirse en una pequeña nubecita que lo estaba elevando. Y la nubecita no iba a aguantar por siempre su peso, ¿o sí?

Y aunque le costara admitirlo, en algún momento caería y se daría un buen golpe. Pero bien merecido, por masoquista.

No era la primera vez que se fijaba en alguien heterosexual, pero si era la primera vez que uno de éstos, le atraía tanto. Estaba dispuesto a intentarlo con Liam, de a poco, llevándolo por el camino en el que él estaba desde que tenía memoria.

Era duro descubrir que te gustaban los niños en lugar de las niñas. Pero ya Liam era grande, y seguro sus padres no le darían tanta pelea, como se la dieron a Zayn mismo, desde pequeño.

Desde ese momento, tenía una nueva meta: abrir la mente de Payne hasta que acepte salir con él.