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-¿Zayn sabe sobre esto, Niall? –Preguntó Liam, confundido y sin poderlo negar, compungido.

-¡No! Ni se te ocurra comentarle... Esto no es de Dios –murmuró, nervioso mientras temblaba con la grabadora en la mano.

-¡Por supuesto que no es de Dios! ¡Lo has grabado diciendo un montón de barbaridades! Esto le daría muy duro en el orgullo... -Susurró Liam, mirando hacia los lados y cuidando que no se apareciera el susodicho por los pasillos de la universidad-. No puedo creer que hiciste algo así, ¿y te haces llamar su mejor amigo?

-¡Liam, cállate! –Gruñó-. Lo hice por ti y por él, o dime tú, ¿de qué otra manera me ibas a creer todo lo que te estoy diciendo? Eres tan cerrado, pareciera que no te cupiera nada en esa cabezota –y con un golpe flojo, comenzó a alejarse de él-. Espero que corras a la casa de Zayn, ¡no grabe a mi mejor amigo llorando en vano! Idiota...

La tensión se podía palpar, más que eso, era posible cortarla con tijeras. Liam permanecía sentado en el sillón a un lado de la ventana, mientras que Zayn estaba recostado en su cama. Ninguno de los dos decía nada, ambas miradas se encontraban distraídas en algún objeto desinteresado de la habitación, esperando que el otro rompiese el hielo y comenzase la conversación. Cabe acotar que ninguno lo hacía.

Liam se aclaró la garganta y con un temor sorprendente, guió su avellanada mirada hacia el cuerpo flacucho de Malik, medio acostado-medio sentado en la cama, en pijamas y con el cabello revuelto. Los brazos cruzados sobre su regazo y la mirada fija en la pared.

-Zayn... -Murmuró Liam, acojonado. Se sentía extraño, verlo ahora, tenerlo tan cerca, encerrados los dos en la habitación como cuando eran amigos. Era raro pero..., increíble-. Zayn. –Repitió, sin dejar de observarlo. El pelinegro hizo ademán de mirarlo, pero sus ojos no llegaron hasta los de Payne, quien de momento, se puso más nervioso.

Seguro Malik lo odiaba, seguro... tan sólo quería que saliese de su habitación y lo dejase en paz. Tragó saliva, apenado. Seguro... lo mejor sería irse.

Levantándose lentamente del sillón, decido a largarse y renunciar a todo lo que estaba por hacer, Liam mantuvo la mirada fija en el moreno, quien al percibir el movimiento de Payne, lo miró con los ojos bien abiertos. Asustado.

-¡No te vayas! –Casi gritó-. Esto... Sí quiero hablar contigo, sólo estoy..., nervioso.

-Perdón –fue lo único que pudo pronunciar el castaño, el escuchar la voz rasposa de Zayn lo hizo sentir un fuerte cosquilleo en el estómago, más aún sabiendo que iba dirigida a él-. P-perdón, Zayn.

-¿Perdón? –Preguntó el pelinegro, levantándose de la cama con lentitud. Estaba sorprendido, pero no por lo que todos hubieran esperado-. ¡¿Perdón?! ¿Sólo vas a decir eso, perdón?

-Yo... no, no sólo voy a decir eso... -Liam, cohibido respondió. Sentía como si Zayn en cualquier momento se le tiraría encima y le daría una buena paliza. Estaba bien, se lo merecía.

-Entonces habla. –Haciéndose el duro, caminó frente al castaño. No entendía qué le pasó, hace tan sólo una hora hubiera deseado vivir eso, y en vez de estar actuando como un idiota se le habría lanzado encima a Payne, llenándolo de besos y abrazos con tan sólo escuchar esa poderosa palabra salir de sus labios.

-Sé que me porté mal y que dije muchas cosas que no debí. Todas eran mentiras, no las pensé. No me das asco... Zayn. Tampoco quiero que estés lejos de mí. No quería salir con Kathryn, sólo la... utilicé –murmuró esto último, cabizbajo-. Y por eso he venido a pedirte perdón, sé que me tardé, pero aquí estoy. No quiero que sigamos así, aunque es estúpido porque yo fui el que empezó todo.

Stand Up // ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora