Capítulo 20

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La mañana había llegado y con ella una nueva aventura para el sucesor de port mafia que durante una revisión al almacén de armas, habian residido un reporte de parte de una asistente sobre el techo de que faltaban unas cuantas armas al arsenal así que Mori mando a su sucesor a poner orden.

Para sorpresa de Dazai no había nadie en el lugar, absolutamente nadie que trabajará para port mafia, contrario a lo que pensó se encontraba bajo vijilancia enemiga.

Lamentablemente para sus enemigos el demonio ya había casi completado su recuperación, por ello no dudo en atacar apesar de no traer arma alguna con él.

Sabia que quizás no era tan veloz y fuerte como Chuuya, pero tenía buenas estrategia, aquellas que eran lo suficientemente buenas como para mantenerlo con vida el suficiente tiempo para que alguien mas llegue a su ayuda.

Tenia a favor el conocer aquel lugar a la perfección, tomando utilidad a su favoritismo comenzó a esquivar lo mejor que pudo las balas que eran disparadas contra él, entre eso observo mas detenidamente a sus posibles asesinos confirmando sus sospechas de que se trataba de una mafia enemiga.

Suspiro de alivio inconcientemente, por un momento había llegado a pensar de que eran personas enviadas por Fyodor. No sabía por qué, pero saber que Fyodor no trataría de matarlo le permitio mantenerse vivo un poco mas.

Escondido detrás de un montón de baúles vacíos penso en utilizar las balas a su favor, analizó el lugar antes de correr hacia donde se encontraban un par de ventanas, como pensó los enemigos dispararon sin piedad.

Aprovechando los cristales exparcidos por el suelo corrio y tomó unos pocos que comenzó a arrojar a cada uno de sus enemigos.

Al final entre movimientos ágiles terminó por estrellar aquellos pequeños cristales contra el cráneo de sus enemigos logrando finalmente derribarlos, observo aquellos restos de cristales clavados dolorosamente en sus manos antes de caer rendido al suelo tras confirmar de que en esa habitación no había nadie vivo aparte de él.

Se dio vuelta sobre el frío suelo y miró cansado el techo del lugar, permaneció allí un largo rato, quizás lo suficiente como para que mandaran a alguien a buscarlo.

Dazai giro perezosamente al origen de aquello ruidosos pasos, justo allí estaba su compañero con el ceño fruncido por la confusión.

—¿Qué pasó aquí?

Cuestino al ver la escena, el olor de la sangre inundaba el lugar y le daba un toque aterrador, bajo la mirada percatandose de que Dazai estaba en el suelo, tenía la mayor parte de su camisa manchada de sangre, pensó que quizás estaba herido y corrio hacia él preocupado, estaba en el suelo por lo que posiblemente la herida debia ser profunda.

—¿Qué haces aquí?

—Mori me mando a buscarte, ¿donde te hirieron?

Preguntó mientras ayudaba al castaño a sentarse y comenzó a revisar el pecho y espalda de su compañero con cuidado de no lastimarlo, Dazai suspiro ante la cercanía y se apresuró a alejarlo.

—No estoy herido.

Aclaro mientras se ponía de pie cansado, tambaleó un poco a lo que Chuuya reacciono tomándolo de la mano para asegurarse de que no se cayera hacia atrás, era una buena intención en realidad pero para Dazai fue repentino y un tanto raro. Además, al sentir su mano un sentimiento extraño lo invadió, no podía identificar que exactamente pero sintió un temblor recorrer su cuerpo ante su tacto.

—No mientas, estas manchado en sangre.

Se apresuró a responder mientras apretaba con algo de desesperación la mano ajena, Dazai se percato ligeramente de aquel temblor casi imperceptible que Chuuya sentía cada vez que veía a alguien querido herido.

—No es mi sangre.

Contestó rápidamente mientras apartaba su mano de la de Chuuya, el peli rojo apretó los labios antes de gruñir enojado, no habían hablado durante los últimos días por ninguna razón y lo primero que hacía su compañero ante su preocupación era ignorarlo. ¿Qué había hecho mal? Él sólo quiere mantenerlo vivo, sabe que quizás en un futuro Dazai llegaria a ser un peligro para toda la ciudad pero no le importaba, solo quería permanecer junto a él un poco mas.

Dazai se dirigió a la salida siendo seguido por Chuuya de cerca quien no se quería alejar hasta que llegaran a la enfermería.

❂✿❂

La había estaba toda empolvad por los años durante los que estuvo abandonada. Los suaves y delgados mantos que protegían vagamente los muebles ajenos del polvo habían cumplido su función.

Paso suavemente sus manos por aquella cama que una vez estuvo ocupada, suspiro miserablemente mientras cubría sus ojos, debía mantener la calma. No podía permitir que el pasado volviera a atormentarlo tan fácilmente, giro en su lugar dispuesto a tomar aquel marco empolvado y limpiarlo como cada semana hacia, la única fotografía que le quedaba de aquella niña.

Sacó su pañuelo de su abrigo y comenzó a limpiar el polvo con delicadeza, borro poco a poco aquel polvo que le recordaba lo vacío que estaba el lugar.

No pasó mucho hasta que finalmente la fotografía fue limpiada por completo, miró con tristeza aquel recuerdo. Aquello ojos violetas brillaban con inocencia y felicidad, como extrañaba aquellos tiempos, esos donde la felicidad no eran una maldición.

Dejo el marco sobre la mesita de noche y siguió contemplando a la pequeña de la imagen, se veía feliz, su sonrisa así lo decia.

Negó con la cabeza antes de finalmente proceder a irse, había permanecido demasiado en esa habitación, al salir cerró la puerta y acaricio con suavidad y melancolía aquella mariposa tallada en la madera de la puerta.

Forzó una sonrisa y antes de darse la vuelta y volver al trabajo se despidió.

—Hasta la próxima Akiko.

𝗈𝗆𝖾𝗀𝖺 𝖺𝗅 𝗆𝖺𝗇𝖽𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora