Mis ojos se abren lentamente y sin mi consentimiento.
Secos y sin vida recorren la habitación de espera donde caí rendida antes de que la enfermera me diera la noticia sobre Kurt.
¡Kurt!
Miro hacia arriba,aun tumbada en las butacas azules y veo como duerme placidamente.
Todo ha sido un maldito sueño,pero lo real que se sentía todavía sigue presente,al igual que sigue presente mi miedo por perderle.
No se como ni por que se ha hecho tan imprescindible en mi vida,pero quiero que siga siendo de esta forma.
Me incorporo de mi posicion inicial,todo me da vueltas.Las risas de las niñas ni la voz de la recepcionista no nos acompañan ya.Todo esta muy calmado,tan calmado que asusta.
Solo se escucha la respiración de ambos y el motor de los escasos coches que pasan por la carretera de enfrente.
Miro hacia atrás.
Kurt me mira fijamente,ahora el cansancio es más notable en su rostro.-Somos demasiado jóvenes para estar tan jodidos-Susurra mientras sus pies le acercan a mi.
Mis ojos conectan con los suyos y en un ataque de sinceridad y rebeldía le digo en el mismo tono:
-No quiero volver a casa.