Trigesimo Novena Herida

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Nos encontrábamos en el mismo hospital en el que empezó esta historia.
Y recuerdo la pesadilla que tuve cuando dormí en estas butacas en las que ahora estoy entrelazando la mano  con Kurt.

El se pellizca la pierna frenéticamente con la mano que le sobra mientras repite susurrando la palabra "Herida"

Y supongo que es por ver la gran pitera que Krist se ha hecho en la mano a causa de un ataque de ira,ya que no le dejábamos salir para ir a "comprar el pan"

El reloj de pared en el que undí mi ser la primera vez que vine aquí,marca las cinco de la maňana.

-¿Caroline?-Oigo su voz justo cuando los faros de un coche que pasa por la carretera de enfrente ilumina levemente la sala de espera.

Le hago un gesto con la cabeza para que hable,por que,a estas alturas hablar me parece una tarea demasiado costosa.

Suspira antes de decirme lo que quiere,me mira y vacilando entre hablar o no,se mira las manos.

-¿Me seguirías queriendo aunque sea un yonki?-Cierra los ojos  fuertemente mientras deja que las palabras fluyan.

La pregunta me pilló desprevenida.
Yo soy una yonki y me odio demasiado,hasta un punto que lloraríais al ver como me trato cuando estoy completamente sola.
Pero el,el es diferente,tanto que es la única persona que quiero de verdad.
La única por la que recibiría un balazo en la sien.

No entiendo a que vienen todas esas inseguridades sobre mis sentimientos hacia el.
Me frustra demasiado.

-Te seguiría adorando aunque estuvieras apuntandome con una escopeta.

El sonríe levemente,dando aun más claridad a esta habitación de la que ha dado las luces de aquel coche.

Me encanta todo de el,no puedo describirlo con una sola y simple frase,es simplemente hermoso y jódido los que hace en mi cuerpo.
Las mariposas en mi estómago se han convertido en cuervos y los castos besos que solía brindarme en polvos de madrugada.

No me quejo,alguien como el es lo que he estado buscando siempre,pero,no somos nada serio y eso me asusta.

-Es que...-Empieza a decir pero se arrepiente.

-Kurt...

Se revuelve en su asiento,dando a ala atmósfera de la sala un olor a almizcle,sudor y depresión.

-No creo que pueda aguantar más con esto,¿Sabes?-Se rasca la nuca mordiendo la parte interior de su mejilla mientras me mira,suplicando con la mirada que le comprenda.-Extraňo lo fuerte que me hacía sentir la coca o...o lo bien que tocaba las cuerdas cuando me chutaba.
Echo de menos las letras que escribía ciego,todo mi ser se ha ido con la rehabilitación,Caroline.

Y entonces me sentí como la mayor mierda de todas.
Le había obligado a hacer algo que no quería,consumiendole completamente.

Mi sensibilidad sale a florecer con unas lágrimas acumuladas en mis ojos.

-Lo siento...-Odio que me vea llorar,me siento como alguien que intenta llamo la atención.

Pero el solo sonríe y me besa suavemente.

-La rehabilitación es algo que la sociedad quiere para que nos unamos a ellos-Dice susurrando en mis Labios-desde ahora haremos lo que está bien para nosotros,no lo que a ellos le parece políticamente correcto.

Asiento con una sonrisa.

Una semana y tres días habíamos durado con la sangre sana,pero...nuestra sangre esta más sana con sustancias letales en ella.

En ese momento Krist y un seňor de bigote abundante aparecen por el pasillo.
Los dos nos ponemos en pie al mismo tiempo,y,aunque no me había dado cuenta,nuestras manos seguían sujetándose la una a la otra cómo si fuera un trabajo de vida o muerte.

-Krist tiene una fisura leve en la muňeca,es mejor que guardes reposo por una semana para que se ponga sana.-Eso último lo dijo dirigiéndose al chico de la mano vendada.

Los tres asentimos,como si estuviéramos atendiendo a todo lo que decía.

-Y...-Kurt se acercó un poco al medico y susurrando al oído le dijo-¿No podría darle algo de morfina?,ya sabe,para los dolores.

El hombre sonrió con compasión,ya que se veía desde lejos que necesitamos algo de droga.

Tire de la manga del abrigo de Kurt.
Necesitaba irme de aquel sitio,estaba muriendo poco a poco y,seamos sinceros,necesito algo de destrucción en mi cuerpo.

-No importa,tengo un viejo amigo que nos puede dar medicina-Dijo Kurt,dando por sentada la conversación.

El hombre nos miro por última vez antes de que salieramos por las puertas de cristal del hospital.

El viento golpeó mi rostro,al igual que los pensamientos de mis amigos.
Los tres cerramos los ojos,disfrutando los diferentes aromas que la lluvia había dejado en Aberdeen.

Kurt abraza a Krist y se,entonces,que algo nuevo acaba de empezar.


I hate my self and i wanna die (Kurt Cobain)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora