Cuadragésimo Deseo

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El sitio al que la vieja camioneta de Kurt nos había traído era algo siniestro,pero,si hay drogas,¿A quien le importa eso?

Era una casa en medio de ninguna parte y los columpios que rechinaban cada vez que el aire los movía ligeramente,no le hacía ningún favor al aspecto tenebroso del lugar.

Pude notar cómo Cobain sonrió con,solo pisar la hierba seca del terreno en el que se encontraba aquella mansión abandonada.
Me pregunto cuantas veces habrá venido aquí,solo con el propósito de meterse una raya.

Los tres salimos del vehículo.

Kurt me abraza por la cintura y con un susurro me dice que no tenga miedo y que la droga que tiene Joseph es la mejor del mercado.

La verdad,tenia curiosidad por ver que tipo de criatura se encontraba escondida en esos muros casi destruidos,básicamente por que yo también necesitaba droga.
O a lo mejor lo que necesito es estar a solas con Kurt para poder decirle lo mucho que le adoro,pero,eso es proporcional,ya que Kurt es lo más parecido a una droga.

-Hace mucho que no veo a Joseph,creo que la última vez que vine por aquí fue justo después de volver de Seattle-Susurra la última parte,dudando si mencionar el nombre o dejarlo en el aire.

Se lo que pasó esa noche,mucha gente me lo ha contado y además,la sobredosis de Kurt salio en los periódicos de Aberdeen.

Cobain era un mito entre los adolescentes drogadictos de la zona,una leyenda que rechazó a la muerte,a pesar de que el llevará tiempo coqueteando con ella.
Y no se por que noto que no dejará de ser un mito nunca.
Eso le perseguirá siempre.

Llegamos a la gran puerta de madera roída,en el que había escrito el número 27 con spray amarillo.
También,una cara sonriente,como si estuviera drogada.

Krist pega unas cuantas patadas el trozo de madera,desesperado por entrar y anestesiarse.

Finalmente,aparece un hombre mas destrozado que nosotros,pero al ver a mis compaňeros su rostro se ilumina y sus ojos cansados se abren repentinamente.

-Fecal Matter-Grita sonriendo ampliamente.

Y como no,dirigió la mirada a mis piernas,cubiertas simplemente por unos calcetines hasta la rodilla.

-¿Quien es?-Susurra mirando a Krist,supongo que pensaría que me lo estoy tirando.

Krist seňala a Kurt,quien ríe bajito mientras empieza a liarse un cigarro que huele a cannabis.

-Es...es mi...¿novi...?-Mide cuidadosamente lo que está diciendo,mientras alterna mi rostro con el de su camello.

Joseph ríe frenéticamente,supongo que será el efecto de cualquiera de las drogas que tenga en su cuerpo.

Paso totalmente de ellos e intento sonreír aunque el hombre que tenga delante me diera más asco que mi pasado.

-No soy nada suyo...¿Nos das la droga o que?-Digo entrando cansada a la casa,me da completamente igual que todavía no nos haya invitado a entrar.
Estoy cansada del frio.
Estoy cansada de ser correcta.

Puedo sentir el olor de la calefacción en el gran saló en el que me encuentro.
La casa está decorada exquisitamente con discos de platino de grupos que ya nadie conoce.
Y en el fondo,una canción con una melodía olvidada.
Este sitio me transmite paz,por mucho que quiera reventarle las bolas al ser que vive aquí.

Sobre la mesa de cristal,cuelga una lámpara de araňa,iluminando las bolsas de coca y las jeringuillas con una dosis suficiente para escapar de este mundo.

Los tres sonreímos al ver tal panorama.
Joseph se posiciona delante de nosotros y,con una mueca repugnante dice:

-Todo esto es vuestro.

No se como nos va a dar tal cantidad de estupefacientes gratis.
Pero,oye,a yonki generoso no le mires el diente.

Decido no preguntar por el coste de todo y con una sonrisa de oreja a oreja me siento sobre el regazo de Kurt,quien descansa en una silla que vale más que yo.

-La heroína esta lista,muchachos-Joseph posiciona las jeringuillas con sus correspondientes dosis delante de cada uno de nosotros.

Miro a Kurt,quien pica los pequeños cristales de cocaína con una tarjeta de crédito.
Se perfectamente su rutina cuando tiene el material necesario.

-Esta vez quiero probarlo a tu manera.

El sonríe ampliamente,dejando ver sus dientes sosteniendo el peta.
Demasiado.

Suelta el humo,quedándose con esa sonrisa que tan bien le queda en el rostro.

-No sabes cuanto tiempo he estado esperando a que dijeras eso,nena.

Al decir ese mote,las mariposas en.mi estómago se enfrentaron en una frenética pelea.

Preparo una pequeňa raya del polvo mágico en frente mía y luego una para el un poco más grande,creo que al estar el más acostumbrado a esto,no le sucederá nada con un pelin más de material.

Me extendió un billete de un dólar y el se quedo con uno de cinco pavos.
Me miró sonriendo y susurró.

-Uno...dos...y...

Inclíno la cabeza hacia delante,y,aspiro absolutamente toda la cocaína.

Le imitó y siento como los cristales rasgan mi tabique.
Pero la sensación de esta sustancia es mucho mejor que el dolor que me pueda proporcionar.

El sonríe,mientras un hilo de sangre se asoma por su nariz y,a lo mejor suena un poco de locos,pero,me encanta el aspecto que le da.

Mi mirada se dirige a Krist y a Joseph,quienes tienen la agujas inyectadas aun en el brazo.
Sus ojos entrecerrados miran nuestra escena,pero dudo mucho que se estén enterando de que sucede.

La mano de Kurt viaja a mi muslo.
Le miro.
Nos miramos.
Y me entiende mi jeringuilla.

La inspecciono mientras sus manos heladas me atan la goma verde en el brazo.

Tararea una canción que nunca había oído y con una letra que yo había escrito.

Sonrió ante su voz rasposa y totalmente ralajada.

Siento el pinchazo,pero no me produce nada de dolor.
Otro pinchazo más para la coleccion.

Y de repente,toda mi historia con Kurt pasa por delante de mis ojos,como una película muda por que ninguno de los dos sabe como hablar con el otro sin joderlo.
Risas,llantos,palizas,gente gritando,drogas,música,cuadros,
peleas...

Lo último que siento antes de desaparecer son sus labios sobre los míos.

"Te quiero tanto que me hace enfermo"



I hate my self and i wanna die (Kurt Cobain)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora