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Habían pasado ya tres días. Tres dias desde aquella curación que Lucifer le había hecho a Alastor.El ángel caido simplemente siguió con su rutina: Crear Patos, pasar tiempo con charlie, desayunar, crear patos, escuchar a a charlie, beber un trago, crear patos, saltarse el almuerzo, crear patos, escuchar la radio, crear patos y dormir (En realidad, desmayarse del cansancio Porque se saltaba la parte de manejar documentos, y todo lo que implica ser un rey, excluyendo en realidad la parte de comer) y sin embargo, se habia sentido acechado en todo momento, pero lo ignoró.
No era nada de importancia, y estaba concentrado en su nueva obra maestra:
¡El pato volador que escupe fuego y tiene un monóculo!
...
Okey, era patético.
Lucifer hizó una mueca y tiró el pato al suelo mientras bostezaba. Estaba muy cansado: Tuvo que controlar algo que sucedió en el anillo de la íra que Satanás no podia controlar. Fue invocado tres veces solo porque lo confundieron con Satanás (De nuevo) y tuvó que negociar una que otra alma con Mammon porque el pecado hizó un berrinche porque una de sus más grandes estrellas lo abandonó.
Y lo peor era que Mammon había pasado las dos horas que estuvieron juntos discutiendo, gritando y quejandose.
─Padre, que ganas de morir tengo.─Se dijó a si mismo, mientras se planteaba que rayos hacia con su inmortal vida.
Pero entonces, el patito que escupe fuego y tiene un monóculo fue levantado del suelo por algo. Lucifer se espantó por unos instantes hasta que vió una sombra familiar...
La sombra de Alastor.
─Uh...¿Qué?
La criatura se acercó al Ángel Caído y le hizó una expresión de alegría mientras veía el pato con cierta felicidad.
─¿Te gustó...el pato?─Preguntó Lucifer cuestionandose internamente si era obra de Alastor que aquella cosa tan interesante estuviera en su habitación. Siempre se preguntara a sí mismo como se sentiría tener una propia sombra que tenga vida propia. Eso le daba un punto al demonio de la radio, aunque jamás se lo diría en la cara. La criatura asintió ante las palabras de Lucifer.
Es oficial: Esa era la conversación más extraña que había tenido en toda su existenciaSin saber que más decir, Lucifer posó una mano en su nuca.
─Eh... ¿Quieres que te haga un pato?
La sombra asintió frenéticamente. Esto hizó que Lucifer se sintiera apreciado. ¡Por fin alguien se interesaba por sus patitos de ule!
─¿¡Enserio?! ¿De que lo quieres? ¡Puedo hacer cualquier pato que gustes!─Exclamó emocionado mientras invocaba con un chasquido sus herramientas de trabajo.
La sombra señaló al soberano, dejándolo confundido.
─lo quieres....¿De mi? ─La sombra asintió mientras se acercaba más al rey con una sonrisa traviesa. Inspeccionó la apariencia de aquel ser con detalle. La criatura asintió ante la pregunta, dejando un poco confundido al rey, a quien le retiró el sombrero y le desordenó el cabello...
Tenía un interés por el rey que nunca antes había sentido por algún otro ser.
─Uhm... bien...¿Tienes un nombre o algo para que pueda identificarte?─La sombra negó. Lucifer se organizó el cabello mientras pensaba pensaba en un nombre para aquella cosa, al menos ya no la llamaría sombra o cosa.
─¿Qué te parece.... Gumi?─Era malo con los mombres, y estaba seguro que escuchó ese nombre en alguna serie para niños. Sin embargo, la entidad se vió feliz ante el nombre.
─¿Te gusta Gumi? ¡Genial, Gumi! Ahora, me pondre manos a la obra con el pato.
Gumi asintió feliz. Al menos tenía tiempo para observar al rey del infierno fabricando un pato para el. Suyo.
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.4 horas después
─¿Donde habías estado?─Preguntó Alastor al ver como su sombra escurridiza(O Gumi recién nombrado) aparecía luego de un largo rato aparentando inocencia.─Bueno, al menos no te vez molesto. Eso es nuevo, detecto una extraña vibra en ti.
Gumi le sonrió mientra se encogía de hombros. Tenía el pato oculto, después de todo, tenía bolsillos.
Y tenía razones para estar feliz, al menos su nuevo interés lo mantendría entretenido más que su amo.
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.¿Alguien entendió la referencia de Gumi?
:3
En fin!!
Los quiere; Lannie
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Shadow's Love [Radioapple]
FanfictionLucifer no era exactamente la persona que Alastor hubiera elegido para ayudarlo. Sin embargo, ahora que lo había hecho, podía sentir la maldita necesidad de regresarle el favor. El nunca debía favores. Su sombra, por otro lado, veía curiosidad ante...