Entre las calles nocturnas de Londres, se encuentra él. Un chico, corriendo por su vida. Llevaba una capucha encima, cubriendo su apenas distinguible rostro en la oscuridad. Unas personas de apariencia extraña lo perseguían. Máscaras blancas y túnicas negras eran su atuendo. Casi idénticos a simple vista.
La gente ajena a esta situación veía aquella persecución con curiosidad y, algunos cuantos, con miedo.
Corrió hasta meterse en un callejón, intentando escapar, pero sus perseguidores lo siguieron. Era un callejón sin salida, no tenía donde correr. Estaba acorralado.
Se volteó y vio al grupo de personas. Respiró hondo y levantó su mano derecha lentamente. Apuntó con su dedo índice hacia el grupo de enmascarados, manteniendo el dedo pulgar levantado y los otros tres dedos restantes presionados contra su palma.
Apretó los dientes y frunció el ceño.
—Uzumaki... —dijo en un susurro.
Tras murmurar esa palabra, varias ráfagas de lo que parecía ser una extraña energía color celeste se comenzaron a arremolinar en la punta de su dedo índice, cada vez haciéndose más y más grande hasta tomar la forma de un balón de fútbol. La energía que giraba a gran velocidad en esa forma esférica, brillaba intensamente. Los enmascarados se tensaron al ver esto y actuaron de forma rápida, sin embargo, apenas pudieron moverse unos centímetros para intentar atacar, ya que él lanzó la esfera de energía, la cual empezó a atraer todo lo de su alrededor, destruyendo las paredes del callejón y llevándose consigo a quienes antes lo estaban persiguiendo.
Todo lo que llegaba al centro de la esfera se comprimía hasta más no poder, era como un pequeño agujero negro.
Cuando todas las personas fueron absorbidas, la esfera se desvaneció. Un charco de sangre en el suelo era lo único que quedaba de aquellas personas.
El chico estaba ahí, parado frente a la escena. Los alrededores destruidos por aquel ataque, y el charco de sangre frente a él.
De nuevo se puso en alerta cuando escuchó unos pasos que se dirigían hacia él. Levantó su vista y vio a una anciana entrando al callejón.
—Magia Arcana... increíble —dijo la anciana, caminando hacia él— ¿Esto lo hiciste tú?
El chico apuntó con su dedo hacia la anciana, igual que lo hizo con las otras personas.
—Sí, y si no quieres acabar igual que ellos, aléjate —le dijo de forma amenazante.
La anciana levantó las manos en señal de sumisión.
—Tranquilo —le dijo con una sonrisa amable— no te haré daño... Soy Miranda Holbrooke, directora de Luna Nova —se presentó mientras caminaba hacia él, aún con las manos levantadas— sé que probablemente has pasado por cosas muy duras, chico, pero estoy aquí para ayudarte.
Él la vio con confusión y desconfianza.
—¿Ayudarme...?
—Así es —afirmó Miranda— te quiero invitar a venir a mi academia, Luna Nova. Es un lugar seguro y podrás aprender más sobre la magia.
—No tengo dinero para pagar la matrícula, mucho menos para comprar el uniforme y útiles —le respondió con rapidez.
—Tranquilo. La matrícula será gratis, y sobre los útiles... —decía mientras metía una mano en su bolsillo lentamente y sacaba un fajo de billetes— toma. Creo que esto será suficiente.
Tomó el dinero sin decir nada, luego, la miró, confundido.
—¿Por qué haces esto? —le preguntó el chico.
—Porque... —Ella respiró hondo— actualmente la magia está desapareciendo, cada vez se le da menos importancia, y un detonante de esto... fue la desaparición de la Magia Arcana. Nosotras, las brujas, somos los últimos vestigios de magia en la humanidad. Creíamos que ese tipo de magia se había extinto, hasta que tú llegaste. Así también descubrimos que este poder está en las manos equivocadas. Las de la Secta del Libro de las Sombras.
—¿Los enmascarados? —preguntó.
—Así es, pero aún hay esperanza. Estás tú. Puedes ayudar mucho, puedes evitar que la magia algún día desaparezca por completo, y también... quizá, algún día, cuando seas más fuerte, puedas acabar de una vez con esas personas que usan la magia para fines infames —terminó de explicar— lamentablemente, ya me tengo que ir. Tengo muchas cosas qué hacer. Espero que te cuides y estés bien. También espero que consideres ir a Luna Nova y te conviertas en el primer brujo de la academia. Tener un varón en nuestras filas será algo nunca antes visto. —Se despidió con una sonrisa, levantando su mano y agitándola.
—... Lo consideraré —dijo finalmente.
Miranda se dio media vuelta y comenzó a alejarse. Cuando estuvo a punto de salir del callejón y perderse de la vista del chico, ella se volteó y lo miró.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó.
—Michelangelo Ambrosius...
—Te llamaré Mikey —le dijo con una sonrisa, usando el diminutivo de su nombre— hasta pronto.
Finalmente se despidió y se marchó, dejando a Michelangelo solo.
Él vio el fajo de billetes que ella le entregó y suspiró mientras cerraba los ojos. Alzó su vista y los abrió, viendo hacia el cielo nocturno.
—¿Una nueva oportunidad? —se preguntó a sí mismo— eso espero...
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Hola. Soy el creador de este fanfiction, pueden llamarme F Green. Soy un apasionado tanto a la lectura como escritura, y aunque aún no me siento listo para empezar a publicar mis obras originales, pensé que quizá no sería mala idea publicar un fanfiction de mi anime favorito. Espero que le haya gustado lo que acaba de leer, quién sea que seas. Para hablar claro, publicaré nuevos capitulos cada que yo quiera. Tengo 0% de fé en que esto tendrá apoyo, así que tampoco me preocupo mucho por eso. Con esto dicho, me despido.
Yo fui F Green, su escritor anónimo de confianza. Me lees en el próximo capitulo.
P.D.:
Acá les dejo la apariencia del protagonista.(Imagen hecha con inteligencia artificial)
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El Primer, Único e Inigualable Brujo
FanfictionEs conocimiento común que las brujas son solo mujeres. No hay muchas en el mundo actualmente, pero son las únicas capaces de controlar la energía sobrenatural conocida como magia, o eso se creía hasta la llegada de un peculiar chico a Luna Nova, una...