El Primer, Único e Inigualable Brujo

De lo que soy capaz

—Sería más rápido si usamos escobas para llegar —dijo Akko. Se venía quejando durante todo el camino.

Estábamos caminando por las calles de la ciudad cercana a Luna Nova, en dirección al taller de brujas donde Lotte iba a recoger su escoba.

—La energía de la Piedra Filosofal no llega hasta aquí —le expliqué— aquí no se puede usar magia.

—Ya veo... —dijo Akko— por cierto, Lotte, ¿cómo es ese "taller para brujas"?

—Reparan todo tipo de artículos mágicos, y también los venden nuevos —le contestó Lotte— inclusive tienen una cafetería.

Seguimos caminando por un rato más, hasta que Lotte nos hizo parar frente a un establecimiento.

—Es aquí —dijo ella.

Yo y Akko nos volteamos para ver el local. Era una pequeña tienda con una fachada de lo más... peculiar, por decirlo de alguna forma. Más bien, parecía la entrada a una casa de terror, como las que tienen en las ferias.

Fruncí el ceño al ver lo que estaba exhibido en las vitrinas, esqueletos, calaveras, arañas de plástico, velas y candelabros con formas raras. En vez de vender artículos mágicos, más bien parecía una tienda de utilería para cine de horror con bajo presupuesto.

—¿Qué, aquí? —preguntó Akko, incrédula, señalando la tienda. Al parecer, esperaba otra cosa.

—Yo veo esta tienda de lejos y no me meto ni aunque me paguen —dije.

—Concuerdo contigo...

Lotte hizo caso omiso a lo que decíamos y simplemente entró en la tienda. Nosotros dos dudamos un poco, pero entramos tras ella.

—Bienvenidos —nos saludó el hombre detrás del mostrador...

Espera un momento. No inventes... ¡ES CHUMLEE!

—Mikey, mira esto —me llamó Akko.

Me acerqué a ella. Estaba viendo las estanterías de la tienda.

Ella señaló unos frascos con líquidos extraños en su interior.

—"Poción que te convierte la pata a la de una rana" —leí la etiqueta de uno de los frascos— "poción que te convierte la lengua a la de un camaleón".

—Suena horrible —dijo Akko.

—¿Horrible? Suena fantástico. Compraré una poción de estas pociones y la echaré en la bebida de Diana cuando no esté viendo. —Sonreí de pura satisfacción al imaginarme ese escenario.

—Ese sería un buen uso —coincidió Akko.

Todo el resto de la tienda estaba llena de cosas así, que, si les soy sincero, dudo que cumplan su función. Más que una tienda seria de artículos mágicos, parece una broma de mal gusto.

—Lotte, ¿y la cafetería? —preguntó Akko.

Lotte apuntó a un par de mesas y sillas que estaban en una esquina de la tienda, era la cafetería más purete que había visto en mi vida.

—Vaya chapuza de cafetería... —dije al ver ese par de mesas y sillas.

—"Chapuza" se queda corto —dijo Akko con el ceño fruncido.

Exploré un poco más la tienda, hasta que encontré algo que llamó mi atención, aparte de la utilería para películas de terror.

Al fondo de la tienda había una, ¿cómo describirlo? Era una escoba, o eso parecía, aunque muy extraña. Estaba dentro de una caja metálica hecha a medida, exhibida de forma vertical y con barrotes de hierro al frente que permitían verla. Estaba encadenada, y parecía moverse ligeramente, intentando escapar de sus ataduras. La escoba estaba compuesta por un fierro de metal rojo que acababa en punta de flecha, y en vez de tener cerdas, tenía plumas color crema que acaban en las puntas con un color melón pálido, tirando a rosa. Era la "escoba" más extraña que jamás había visto.

—Es la escoba Shooting Star... La escoba legendaria —dijo Lotte, la cual se puso a mi lado, frente a la extraña escoba encadenada.

—¿Qué es eso? —preguntó Akko, la cual caminó hacia nosotros y vio la escoba con curiosidad.

—Creo que he escuchado hablar de ella —dije— ¿No es esa escoba que una bruja usó para volar por todo el Océano Atlántico sin ayuda de una Piedra Filosofal?

—Así es, eso dice la leyenda —confirmó Lotte— dicen que cuando vuela, lo hace igual de rápido que una estrella fugaz.

—Es... fascinante —dijo Akko, admirando aquella escoba.

—Es una pieza única, ¿no es así? —Chumlee se acercó a nosotros, con la escoba de Lotte en mano— toma. —Se la entregó.

—¿Por qué tienen la escoba resguardada como si fuera un alien de la zona 51? —le pregunté a Chumlee.

—Es muy peligrosa. Es errática, la mayor parte del tiempo hace lo que se le da la gana —explicó— puede seguir volando incluso sin un jinete, es como si tuviera vida propia.

—¿Y qué tan rápida es? —preguntó Akko.

—Dicen que puede llegar a ser más rápida que un jet, pero no lo he comprobado por mí mismo, claro, no soy bruja —contestó Chumlee.

—¡Puedo tomar prestada la escoba! —exclamó Akko repentinamente.

Yo de inmediato fui hacia un costado de Chumlee.

—No le hagas caso, ella es... —Busqué las palabras— un poco rara, ¿sí me entiendes? —le susurré.

Lotte solo miró a Akko con desaprobación.

—Si tuviera la escoba, podría volar de verdad y hasta podría ganar la carrera de relevos. —Ella siguió hablando— solo la necesito por un día, ¡POR FAVOR!

Puse una mano sobre el hombro de Akko, ella me vio a los ojos, yo negué con la cabeza, indicándole que se calmara.

Chumlee suspiró.

—¿Participar en la carrera de relevos, la de Luna Nova, con esta escoba? —Hizo un ademán con su mano, negando aquellas palabras— imposible. Nadie es capaz de volar esta escoba, mucho menos una aprendiz de bruja. Es peligroso.

Akko no dijo nada debido a que yo le apretaba el hombro cada vez que notaba que tenía intención de decir algo.

—Aunque entiendo que quieras tener la escoba para ganar esa carrera. —Del bolsillo trasero de su pantalón, sacó un periódico enrollado.

Lo tomé, lo desenrollé y lo leí.

—Vaya... —dije con un toque de insatisfacción en mi voz, haciendo una leve expresión de desaprobación a lo que leí— al parecer, la favorita y la más popular para ganar la carrera es Diana Cavendish.

—¿Qué? —Akko se acercó bruscamente a mí, casi metiendo su cabeza en el periódico.

Lotte se acercó también a mí para leer el periódico.

—Era de esperarse —dijo Lotte— Diana es una bruja muy popular.

—Ni me lo recuerdes. —Volví a enrollar el periódico y se lo devolví a Chumlee— voy a ganar esa maldita carrera —dije firmemente y con una seriedad que me sorprendió hasta a mí mismo.

—¿Qué? —dijeron Akko, Lotte y Chumlee al unísono.

—Lo que escucharon.

Voy a ganar esa maldita carrera, lo iba a ser. Le demostraré a esa estúpida engreída que no es la mejor del mundo.

Haré que vea de lo que soy capaz. De lo que es capaz un Brujo Arcano...

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¿Nicki Nicole sí o no?
Cualquiera.
Escribir este fanfic me está haciendo descender poco a poco en la locura, de hecho, hoy casi pateo a un desconocido por puro impulso. Voy a terminar en un manicomio si sigo así... mejor dejo esto por aquí...
Espero que te haya gustado lo que acabas de leer, sea quien seas.

Yo fui F Green, su escritor anónimo de confianza. Me lees en el próximo capítulo.