El Primer, Único e Inigualable Brujo

Plan de Dulce o Truco

—Vamos a ser devoradas en el festival frente a todos... —dijo Lotte— de solo pensarlo...

—A mí me emociona tanto —dijo Sucy.

Yo estaba acostado en mi cama, escuchando la conversación de mis amigas. Me sentía cansado, ya que había estado ensayando con las chicas de la orquesta todos estos días, y hoy fue el día más agotador de todos.

—¡No importa! —exclamó Akko de repente— ¡Haremos que Vajarois ría en la ceremonia de sacrificio!

—Parece que ya te motivaste —le dije.

—Sí, lo estoy —dijo— me di cuenta que... a Shiny Chariot la escogieron como la Bruja Iluminada por la Luna, pero ese no era su objetivo. Ella solo quería dar un buen espectáculo y emocionar a todos ¡Por eso tenemos que hacer que Vajarois ría mucho y dar un gran acto!

—¿Y por qué haríamos eso? —preguntó Sucy.

—¿No crees que sería una ceremonia muy aburrida solo ver a Vajarois llorar y comer sacrificios? La magia debe ser divertida y emocionante para todos, la magia debe hacer feliz a la gente, ¡igual que lo hizo Shiny Chariot!

—Akko, ¿qué sentido tiene hacerlo? Nadie te pidió que te esforzaras tanto —le dijo Sucy.

—Creo que mejor deberíamos hacerlo como se ha hecho siempre —opinó Lotte.

—¿Saben qué? —dije mientras me bajaba de la cama— esta vez estoy de acuerdo con Akko. O sea, van a ser comida de fantasma, por lo menos pónganle entusiasmo.

—Entiendo lo que quieren decir, pero esta ceremonia se ha hecho así por años —dijo Lotte.

—Falacia de ad antiquitatem —dije rápidamente— que una cosa se haya hecho de la misma manera por años no quiere decir que esté bien hecha, o que en el contexto actual siga funcionando.

—Pero, ¿cómo se supone que haremos todo eso si Akko aún no sabe ni realizar los hechizos básicos como se debe? —preguntó Sucy mientras se envolvía en las sábanas de su cama.

Volví a ver a Akko, pero ella no parecía tener respuesta a eso.

—Akko... no siempre se pueden hacer las cosas que queremos —dijo Lotte mientras subía hacia su cama en la parte de arriba de la litera.

Akko se dejó caer en su cama con un suspiro de frustración.

—¡Me esforzaré y les demostraré a todos que la magia es grandiosa! —dijo— ¡Ya lo verán!

—Ojalá lo logres, Akko —dije.

Saqué mi varita y, con un floreo de varita, apagué la luz de la habitación.

El festival de Samhain estaba a la vuelta de la esquina, y pasé todos estos días practicando sin parar con la orquesta, ensayando cada canción una y otra vez, y de vez en cuando me ocupaba de algún que otro asunto relacionado con el festival.

Ahora me encontraba tendido en la cama, cansado por los días tan ajetreados que he tenido.

—Akko no ha parado de practicar desde hace muchos días —dijo Lotte, viendo por la ventana de nuestra habitación hacia el patio de la academia.

Ahí estaba Akko, practicando el hechizo de transformación. Lo hacía una y otra y otra vez, sin parar ni descansar. Hubiera deseado tener tiempo para estar con ella, pero todo el tema del festival me tenía muy ocupado...

—Y en todo este tiempo no ha mejorado casi nada —añadió Sucy.

—Por lo menos lo intenta —dije— deberías tomarla de ejemplo en ese aspecto.

—Oigan, ¿por qué creen que Akko es de ese modo? —preguntó Lotte— siempre lo intenta, y lo hace una y otra vez. Aunque falle o se lastime, ella siempre sigue buscando lo inalcanzable.

—Probablemente porque es una idiota y no sabe cuando rendirse —le contestó Sucy.

—Quizá —dije— pero eso es lo que la hace una persona tan increíble.

Me levanté de la cama y empecé a recoger los libros que estaban tirados en el suelo. Akko había dejado un desorden en la habitación.

—¿Qué es esto?

Recogí una libreta con un papel pegado en la cubierta. Tenía algo escrito, decía: "Plan de Dulce o Truco".

Akko cayó de espaldas en el suelo. Aún seguía en el patio, practicando sin parar.

—Akko —la llamé.

Ella se levantó y nos vio. Lotte, Sucy y yo habíamos ido allí.

—¿Qué hacen aquí?

—Pues, vemos que no puedes hacer nada por tu cuenta —dijo Sucy— pero los cuatro juntos, quizá podríamos hacer algo.

—Te ayudaremos, Akko —dijo Lotte.

—No estás sola. —Le sonreí.

—¡Muchas gracias a los tres! —exclamó Akko mientras nos abrazaba— ¡Prometo hacer todo lo que pueda. Me esforzaré mucho!