El Primer, Único e Inigualable Brujo

Qué conveniente

—Y entonces, usando la misma fórmula de un hechizo que extraiga el veneno de un cuerpo... —dije.

Diana y yo estábamos afuera de la mansión del Conde Hanbridge, frente a una fuente enorme y elegante, ubicada en medio del patio, el cual estaba repleto de varias flores y plantas ornamentales muy bien cuidadas que decoraban todo el lugar.

Habíamos ido allí para pensar una solución al problema de la abeja, y al final, llegamos a una buena conclusión.

Aunque no es 100% seguro de que funcione.

—¿Pero y si no funciona? —preguntó Diana— ¿Y si nos estamos equivocando?

—Habrá que improvisar. —Me encogí de hombros, quitándole importancia— por ahora, confiemos en que funcionará.

Cumplimos el trato de trabajar en equipo a la perfección. Si hay una sola cosa en la que ella y yo nos entendemos, es en la magia, así que, dejando de lado nuestra rivalidad, nuestro odio y todo lo demás, sí que podemos trabajar bien juntos.

Pero está claro que los dos preferimos no volverlo a hacer nunca.

—¿Cómo puedes ser tan despreocupado? Hay que tomarnos esto en serio.

Iba a empezar a discutir con ella, pero me contuve.

—Si nos ponemos a pelear, estaremos así toda la noche. Mejor pongámonos manos a la obra y capturemos esa abeja para luego lanzar el hechizo.

Y, ¡oh, vaya. Qué conveniente! La abeja apareció volando por el patio frente a nosotros, justo cuando lo necesitábamos.

Al parecer, esa abeja es malvada por naturaleza, porque apenas nos vio, fue hacia nuestra dirección a intentar picarnos.

—¡Atrápala, Diana! —le grité mientras que a mí se me escapaba de las manos.

Ella intentó agarrarla, pero cuando la abeja quiso picarla, saltó hacia atrás para evitarlo.

—¿Qué haces? —Di una palmada en el aire para intentar agarrar a la abeja, pero de nuevo no pude.

—¡Me picará si me acerco! —me gritó en respuesta— ¡Y LO PRIMERO QUE VERÉ SERÁ A TI, ASÍ QUE ME NIEGO A DEJAR QUE PASÉ!

Por primera vez estoy de acuerdo con ella en algo.

Ya que estaba dando pasos hacia atrás, Diana no se fijó por donde caminaba, haciendo que tropezara con la fuente y cayera de espaldas. Se intentó agarrar de mí para no caer, pero perdí el equilibrio y terminé cayendo junto a ella en el agua de la fuente.

Ambos vimos como la abeja se alejaba de nosotros, perdiéndose de vista. Ahora tendríamos que volver a encontrarla para capturarla, y con lo escurridiza que es...

—Bien hecho, Cavendish —dije con tono mordaz.

—¡No me puedes culpar! —me replicó— ¡No podía dejar que me picara!

Me levanté y salí de la fuente. Estaba empapado. Toda mi ropa se llenó de agua por completo, al igual que el vestido de Diana.

Me quité la sudadera empapada, para empezar a retorcerla y exprimir el exceso de agua. Mientras hacía eso, giré mi cabeza para ver a Diana, la cual seguía sentada en la fuente, en la misma posición en la que había caído. Estaba con sus ojos fijos en mí.

No pude descifrar su expresión, ¿era acaso... sorpresa, incredulidad?

—¿Qué es la miradera? —le dije bruscamente.

Ella reaccionó y se paró, para luego salir a toda prisa de la fuente. Sus mejillas estaban rojas, denotando su vergüenza por la caída tan estúpida que tuvo. Más de uno se habría reído si la hubiese visto.

—Eres un maldito indecoroso —me soltó— ¿Cómo te puedes quitar la ropa así como así delante de mí?

No llevaba nada debajo de la sudadera. No por elección, sino porque literalmente no tengo más ropa que esta aparte del uniforme de Luna Nova, y no es como que tenga dinero para comprar más.

—¿Es que acaso nunca has visto a un hombre sin camisa? —le dije sin volverla a ver.

—Eres un completo idiota —dijo en voz baja.

La miré de reojo para con enojo por su comentario. Iba a responder de forma agresiva a lo que dijo.

Pero cuando la vi...

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Cuando empecé a escribir este fanfic, tenía otras ideas un poco distintas, pero bueno, a veces quieres hacer algo y te sale una cosa completamente distinta. Solo así podría describir como la historia terminó llegando a esto. Y si no entiende del todo de qué hablo, solo lean la siguiente parte.

Yo fui F Green, su escritor anónimo de confianza. Me lees en el próximo capitulo.