Como en Hogwarts

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Caminamos bajo la luz de la luna, en dirección al campus norte. Suponía que al final estaría esa dichosa fuente.

—Aquí solo veo ruinas —dije— ¿Estás segura de que esa fuente no estará igual de destruida?

Nos habíamos adentrado en un edificio en mal estado, con las ventanas rotas y hoyos en las paredes y el techo.

—No lo estará. Es mágica —contestó.

—¿Y eso qué tiene que ver...?

Hasta ese momento, Andrew solo se había limitado a seguirnos sin decir palabra. Quizá estaba demasiado asustado por mi amenaza de convertirlo en un asno.

Seguimos caminando por el lúgubre y derruido pasillo, giramos hacia la izquierda y nos topamos de frente con una gran puerta de madera, vieja y llena de moho por la antigüedad y el nulo mantenimiento.

—¡Debe ser aquí! —exclamó Akko, acercándose rápidamente a la puerta.

Me acerqué y me puse a su lado.

—Mira. —Señalé una placa metálica pegada a un lado de la puerta.

Tenía una inscripción, pero no estaba en nuestro idioma.

Akko se inclinó y al parecer intentó leer, pero, por obvias razones, no pudo.

—¿En qué idioma está? —se preguntó.

—Yo podría leer, quizá lo entienda. Sé algunos idiomas.

Ambos volteamos al escuchar la voz de Andrew. Era la primera vez que hablaba desde que emprendimos camino hacia aquí. Le abrimos espacio para que se pudiera acercar.

—Es latín —dijo Andrew, examinando el texto de la placa— "no despierten al Arcas durmiente. Arcas, el guardian de Polaris, atacará a cualquiera que se acerque a la fuente" —leyó— creo que será mejor no acercarse...

Volví a ver a Akko con expresión elocuente.

—Dice que vayamos a la fuente —le dije a Akko, como si estuviera traduciendo lo que Andrew dijo.

Akko solo asintió en compresión.

—Eso no fue lo que dije —intentó decir Andrew.

Antes de que pudiera seguir hablando, rompí la puerta de un puñetazo.

—... ¿Qué? —pregunté.

Akko y Andrew se quedaron viéndome, sus expresiones eran de asombro.

—La madera estaba podrida. No es para tanto. —Me encogí de hombros.

—Mikey... detrás de ti —me indicó Akko.

—¿Detrás de mí?

Me voltee y... ¡MIERDA!

Caí al suelo de espaldas, sintiendo un gran dolor en la columna por el impacto contra el suelo.

En frente de mí estaba un oso blanco con una figura semejante a una estrella de color amarillo en su frente. El oso era enorme, quizá hasta tres veces más grande que cualquiera que hubiese visto.

El oso acababa de darme un zarpazo en el pecho.

Me llevé la mano a mi herida, para luego ponerla frente a mis ojos. Estaba llena de sangre.

—Por andar jugando de vivo —me dije.

El oso gruñó, casi rompiéndome los tímpanos.

Andrew me alzó y me echó al hombro. Empezó a correr junto con Akko, ambos fueron perseguidos por el oso.

En mi defensa: me agarró desprevenido, así que no vale. Si lo hubiera visto, de un puñetazo me lo bajaba.

—¡Qué buena escuela es esta, tienen una bestia potencialmente peligrosa guardada por el campus! —exclamó Andrew mientras corría lo más rápido que sus piernas le permitían.

Como en Hogwarts... —dije débilmente— el lugar más seguro del mundo... aunque en los siete libros... Harry estuvo a punto de morir... —Podía estar medio muerto y perdiendo sangre como un desquiciado, pero nunca desaprovecho la oportunidad para hacer una referencia.

Akko y Andrew corrieron por los pasillos del edificio en ruinas, sin embargo, no eran tan rápidos. El oso gigante estaba a punto de alcanzarnos.

—Andrew... bájame —le dije.

—¿Estás loco?

—¡Que me bajes, mierda!

No me hizo caso.

Quería que me bajara para intentar darle pelea al oso, aunque en el estado en el que estaba, quizá no lo lograría sin tener que recurrir a la magia arcana, cosa que pondría en peligro mi secreto. Así que quizá fuese mejor que Andrew no me hiciera caso.

Los dos subieron unas escaleras.

Me sorprende la fuerza que tiene Andrew para cargarme.

Al final de las escaleras, había una salida por el techo del edificio, que llevaba directo a un elevado y angosto puente de piedra, el cual cruzaron corriendo sin dudarlo. El oso iba detrás, y por el peso de este mismo y también por lo antigua y desgastada de la construcción, el puente empezó a caerse.

El puente se rompió bajo nosotros y comenzamos a caer hacia el suelo junto al oso.

—Puta madre...

Extendí mi mano, listo para realizar un hechizo protector que impidiera nuestra muerte. No tenía otra opción, a pesar de que eso revelaría mi peculiaridad, era eso o morir... O quizá no.

Vaya, eso fue increíblemente conveniente para la trama.

¿Por qué razón estábamos ahora suspendidos en el aire en vez de caer al suelo? No sé, o bueno, sí lo sé, parcialmente. Debe ser por un hechizo, pero, ¿quién lo hizo? De eso sí que no tengo idea.

Alcé mi mirada y divisé una tenue figura humana sobre una escoba en el cielo nocturno, pero no la pude ver bien.

Y, con lo que probablemente fue otro hechizo, de forma repentina me quedé inconsciente.

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Sí, estoy publicando capítulos muy seguido, pero es porque ya llevo muy avanzado el fanfic y quiero publicar todo lo que tengo escrito. Por otro lado......
¡Hijueputaaaa! Esta vara ya tiene más de MIL CIEN LECTURAS. La verdad nunca pensé llegar a esto. Aunque no sean tantas, se le agradece a todas esas personas que han leído todas las partes que he publicado hasta ahora, también a los que comentan y le pican a la estrellita. No saben lo gratificante que es saber que hay personas a las cuales les gusta y disfrutan el trabajo que uno hace. En serio, muchas gracias.
Estos solo son pequeños pasitos. Cada letra, palabra, frase y párrafo que escribo son un avance hacia mi sueño de algún día poder llegar a publicar mi propia novela. Hablando de eso, todo esto me ha dado la confianza para publicar una novela en la que he estado trabajando desde hace algún tiempo, pero será hasta después de terminar este fanfic.
En fin. Espero que te haya gustado lo que acabas de leer, sea quien seas.

Yo fui F Green, su escritor anónimo de confianza. Me lees en el próximo capitulo.

El Primer, Único e Inigualable Brujo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora