El Primer, Único e Inigualable Brujo

Soy un idiota

—Quiero regresar a la academia... —dije.

Subimos hasta lo alto de una torre, donde había una campana. Seguimos al esqueleto hasta aquí. Este mismo no paraba de gritar cosas sin sentido mientras corría de un lado para el otro.

—Ojalá que tropiece y se golpee la cabeza con la campana —dijo Sucy.

—¡UN MOMENTO! —exclamó de repente, corriendo hacia Sucy— ¡ES CIERTO, ASÍ FUE!

Y... se tiro al suelo... y empezó a llorar.

—¡Así fue, así fue, ASÍ FUE! —repetía una y otra vez.

—¡ASÍ FUE QUÉ, HIJO DE PERRA! —le grité, cansado de escucharlo gritar y de verlo hacer el tonto.

—¡FUI UN ESTÚPIDO Y COMPLETO COBARDE! —gritó— el hombre del cuadro, el que me mató... ¡FUI YO!

—¡¿Qué?! —exclamaron Akko y Lotte al mismo tiempo.

Sucy y yo intercambiamos miradas. A este punto, ya nada nos sorprendía.

—¡EL HOMBRE QUE SIEMPRE HE ODIADO SOY YO! —decía mientras se revolcaba en el suelo— Miranda es mi hija, ¡ella jugaba aquí siempre! —Se levantó y empezó a caminar de un lado para el otro— ¡Yo mismo le fabriqué su bastón antes de que fuera a Luna Nova! Pero entonces... ¡YO ME MORÍ! —Empezó a "llorar". Lo digo entre comillas porque realmente no salían lágrimas de sus cuencas vacías.

—Ehh... ¿Tú de casualidad no te apellidas Holbrooke? —le pregunté.

—¡Sí, sí. TIENES RAZÓN! —me contestó parando de llorar— cuando me casé con mi esposa, adopté su apellido. Era lo que se hacía para conservar los apellidos de las familias de brujas.

—¡Un momento! —dijo Akko— ¿Entonces tu hija es Miranda Holbrooke!

—¡Así es!

—¡Eres el papá de la directora! —exclamó Lotte.

—¿Directora? —preguntó el esqueleto— ¿Ahora es directora... de Luna Nova?

Me acerqué al barandal y me apoyé en él para contemplar la vista de la ciudad desde acá arriba. Se veía... impresionante.

—Entonces, ¿qué haremos ahora? —pregunté sin quitar la vista del paisaje.

—Ir a la academia —me contestó Akko— él es el padre de la directora, la tiene que ver.

—¿Estás loca? Si la directora se entera que reviviste a un muerto, te meterás en problemas.

—Mikey, ya se fueron —me informó Sucy.

Sí. Akko y Lotte se fueron junto al esqueleto sin que nos diéramos cuenta.

—Maldita sea, ¿por qué tiene que ser así?

—Deberíamos seguirlas —dijo Sucy mientras se dirigía a las escaleras— para evitar que hagan algo tonto.

Ambos empezamos a bajar las escaleras de la torre con rapidez.

¿Cómo es posible que esas dos sean tan rápidas?

—De todas maneras, ya está atardeciendo —dijo Sucy— el efecto del hongo pronto se acabará y el esqueleto volverá a estar muerto.

—Qué bien, porque estoy harto de seguir a ese Brook hecho en china por todos lados.

Fuimos de regreso a Luna Nova. A pesar de que apresuramos el paso, no logramos alcanzar a Akko y a Lotte, lo que nos hizo pensar que ya estaban allá, cosa que confirmamos cuando, después de correr como desquiciados, llegamos por fin a la academia.

—Mirá, ahí están... —dije entre jadeos, cansado de correr.

Akko, Lotte y el esqueleto estaban reunidos bajo un enorme árbol alejado del campus. Sucy y yo nos acercamos, caminando con cautela.

Frente al árbol, había una lápida.

—Mira, mamá. Papá regresó —escuché decir a Miranda— ... pero como un esqueleto.

Esa tumba debía ser la de su difunta madre.

Sucy y yo nos unimos a Akko y Lotte, las cuales estaban a un lado, viendo la escena en silencio.

Pequeñas partículas color turquesa se empezaron a desprender del esqueleto. Ya estaba llegando la hora.

El esqueleto se percató de esto y se vio a sí mismo con extrañeza.

—El efecto del hongo está terminando —explicó Sucy.

Miranda se volvió hacia su padre con una sonrisa.

—Antes de que vuelvas a estar muerto, quería decirte algo, papá —le dijo— gracias por haberme criado tan bien. Ahora soy la directora de Luna Nova gracias a qué siempre me alentaste a seguir mis estudios y ser una gran bruja.

Miranda lo abrazó. Él correspondió el abrazo.

—Sí cumplí mi promesa... —susurró el esqueleto.

Después de unos segundos, ambos se separaron. El esqueleto nos volvió a ver, con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

—Gracias a ustedes, estudiantes de Luna Nova. Gracias por permitirme estar vivo un día más —nos dijo con entusiasmo— ¡Qué tengan un próspero futuro, y ojalá nos volvamos a ver algún día en el más allá!

Y con eso dicho, el esqueleto se desvaneció en pequeñas partículas turquesas.

¿Volvernos a ver? Ojalá que no. Me reconforta saber que eso no pasará, porque, de hecho, el más allá no existe.

—Señorita Kagari, señorita Jansson, señorita Manbavaran, ustedes no solo utilizaron magia fuera de la escuela, sino que también revivieron a un muerto. Es inaceptable —dijo Miranda en tono severo.

—¡No solo fuimos nosotras, directora! Mikey estaba con nosotr- —exclamó Akko.

Pero yo ya me había ido.

—¡Estaba aquí hace un segundo!

Solo hay una cosa en este mundo que me haga correr más rápido que el mismísimo Wally West, y esa cosa es...

Huir de un castigo que manchara mi historial de estudiante modelo.

A veces me siento mal por dejar a mis amigas solas en los castigos, pero no puedo permitir que se dañe mi imagen. Eso me haría automáticamente un peor alumno, y sería superado por... Diana.

¿Por qué mierda pienso en ella, si cada vez que lo hago, solo me recuerda lo estúpida que es y me hace ponerme de malas?

Soy un idiota.

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Y ya. Con estos ya son suficientes capítulos que publico seguidos.
Hasta ahora he adaptado al fanfic hasta el capítulo 9 del anime. Para el que se haya visto el anime, ya sabrá lo que sucede en el capítulo 10. Solo diré que se vienen cositas.

Yo fui F Green, su escritor anónimo de confianza. Me lees en el próximo capitulo.