Capítulo 11

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Stefano

Acomodo mi traje y peino mi cabello procurando estar perfecto, miro mi reflejo en el espejo y cuando me siento satisfecho con mi trabajo salgo de mi habitación encontrándome con mi hermano esperándome en la sala.

Alessio: ¿Estas listo?

Está ansioso y aunque yo no lo demuestre me encuentro igual o peor que el, desde que me dijo que creía haber encontrado a la indicada me puse a armar un plan en el que podamos acercarnos a ella sin generar sospechas ni parecer desesperados aunque sí lo estemos.

Llegamos a la conclusión de que yo debería conocerla antes de que se vuelva a encontrar con mi hermano para hacer las cosas justas, por eso justo ahora me encuentro listo y preparado para tomar rumbo a su universidad a donde estaré dando una estúpida charla sobre el emprendimiento y creación de empresas justo en su clase.

Que casualidad.

No fue nada difícil hacer que el director de la universidad acepte mi propuesta y peticiones teniendo en cuenta las generosas donaciones de mi familia a la universidad anualmente.

Nada que el dinero no pueda arreglar.

Stefano: Nací listo, hermano.

Salimos de la casa y nos subimos en mi auto, me siento en el asiento de conductor y Alessio se sienta a mi lado de copiloto.

Alessio: Trata de no asustarla.

Lo miro por breves segundos con una de mis cejas arqueada ¿Por quién me toma?

Stefano: Tenemos un plan, recuérdalo.

Uno que en estos momentos me parece estúpido pero las ansias de verla no me permiten retroceder. Llegamos a la universidad y antes de salir del auto mi hermano me tomó del brazo.

Alessio: Déjame ver tu rostro de estreñido antes de que la veas y luego poder ver tu cara de bobo pendejo cuando la hayas conocido.

Maldito.

Stefano: Que gracioso me saliste hermanito.

Me suelto de su agarre y antes de que salga del auto lo escuchó decir.

Alessio: Solo eres mayor por 10 minutos idiota.

Entró a la universidad viendo a todos cuchichear a mi alrededor, definitivamente no extrañaba esta etapa de mi vida, los universitarios tienden a parecer niños de kinder cuando se lo proponen. Camino por la universidad queriendo encontrar la oficina del director y que sea él quien me guíe al salón de clases donde me espera la pequeña que no ha salido de mi mente en la última semana.

¿Quién lo diría?

Miro a lo lejos una cabellera castaña abundante y me acerco a preguntarle dónde mierdas queda la oficina del director.

Stefano: Disculpe— toco su hombro rezando porque no sea una de las típicas chicas intensas— ¿Podría decirme dónde queda la oficina del director?

Pregunto antes de que siquiera me responda o se voltee pero cuando lo hace me quedo por un momento paralizado en mi lugar, cuando sus raros e hipnotizantes ojos chocan con los míos casi me arrodillo a sus pies por la inocente y tierna mirada que me da, mi corazón se acelera al ser merecedor de una pequeña sonrisa de su parte.

Joder, es ella.

Violet: Alessio, es un placer volver a verte.

Una pequeña punzada de envidia se instala en mi pecho al ser confundido con mi hermano gemelo pero después de todo es lo que queríamos. Es simple, acercarnos a ella como una sola persona, en este caso Alessio ya que se habían visto y presentado antes, la conoceríamos y cuando la tengamos perdidamente enamorada de nosotros, o bueno de él, le diríamos la verdad.

Sé que está mal y que podría fallar terriblemente nuestro plan, pero no teníamos el valor suficiente para acércanos a ella y proponerle una relación poliamorosa, no todos tienen la mente lo suficientemente abierta para aceptar una cosa como está y aunque no me guste admitirlo aún no la conocemos lo suficiente, o tan siquiera lo necesario para saber qué tan preparada está.

Por eso prepararemos el terreno de forma lenta y poco ortodoxa.

Stefano: Es un gusto volver a verte.

La miro a los ojos antes de inclinarme y dejar un beso en cada una de sus mejillas haciéndola sonrojar furiosamente y deleitándome con su dulce y adictivo aroma.

Huele delicioso.

Me abstengo con todas mis fuerzas para no inhalar como un puto animal.

Violet: No sabía que estudiabas aquí, nunca te había visto antes por aquí.

La sonrisa no se borra de su rostro pero me percato de que la misma no llega a sus ojos, ojos que se encuentran apagados y con ojeras adornando su bello mirar.

Stefano: No lo hago, solo vine a dar una charla a los estudiantes de abogacía.

Un buen jugador mueve sutil, cuidadosa y lentamente sus fichas.

Violet: No tenía ni idea— susurra más para ella misma— yo estudio abogacía, podría llevarte, de todos modos me dirigía a mi salón.

Propone jugando con sus dedos, la detalló por un momento perdiéndome en sus hermosas curvas y su pequeño y frágil cuerpo, es tan perfectamente pequeña que me asustaría tan siquiera ponerle un dedo encima por miedo a romperla. Veo su cuerpo siendo envuelto por un pequeño y suelto vestido que le da un toque tierno encantador, sus cabellos atados en una coleta alta con algunos mechones rebeldes sueltos hacen que mis manos piquen por apartarlos de su bello y sonrojado rostro, relamo mis labios en un gesto ansioso llamando por un segundo su atención a los mismos, sonrió por ello.

Stefano: Nada me haría más feliz, Stellina.

Es una pequeña y dulce estrella que vino a alumbrar y guiar nuestros caminos.

Solo nos hace falta convencer a uno más y podría jurar que cuando la vea caerá rendido a sus pequeños y delicados pies.

Violet: Eres bastante espontáneo— murmura mientras ladea un poco su rostro y sin poder evitarlo llevo un mechón de su cabello rebelde detrás de su oreja aprovechando para rozan la piel de su rostro suavemente, veo en primera plana cómo su rostro enrojece lentamente— el otro día dolcezza y ahora stellina.

Su tono al decir la última palabra hace que una corriente pase por mis dedos y termine en una fuerte y vergonzosa punzada en mi polla.

Dios mío.

Dulce Mentira [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora