Dulce Mentira [+21]

Capítulo 16

Alessio

Veo a mi hermano salir con una estúpida sonrisa para nada usual en su rostro, lo miro con burla viendo como intenta reprimir su sonrisa y que nuestros hombres no la vean pero ya es tarde.

Todos vimos lo bobo que lo tiene mi dolcezza.

Stefano: No digas nada— suelta antes de que inicie mis burlas contra el, simulo que cierro un ziper  en mi boca pero la sonrisa de burla nunca me abandona— ¿Dónde está el viejo?

Mi expresión cambia totalmente al recordar a ese estúpido que tuvo el atrevimiento de tocar lo mío.

Si, Violet Lambert es completa e irrevocablemente mía desde el primer día en que la vi, mía y de mis hermanos.

Alessio: Lo llevaron a las bodegas fuera de la ciudad, en estos momentos debe estar siendo atendido por nuestros hombres.

En estos momentos debe tener tanta polla en su cuerpo que no debe saber ni quien putas es.

Stefano: Cinco de ustedes se quedarán aquí cuidando de nuestra mujer— suelta de forma fría y autoritaria— si llega a tener tan siquiera un puto rasguño o una puta picadura de insecto acabare con sus mediocres vidas ¿Entendieron?

Los mira a todos, hago lo mismo que mi hermano viendo como nuestros hombres se encuentran rectos y dispuestos a todo para cumplir nuestras órdenes.

Hombres: Si, señor.

Sueltan en un perfecto y coordinado coro, con mi hermano elegimos a los cinco mejores hombres y nos encargamos de que se coloquen en partes estratégicas de la casa para evitar ser vistos, una vez todos los hombres colocados por todos los alrededores con armas en mano salimos un poco más tranquilos a acabar con una escoria. Nos subimos a mi auto e inmediatamente mi teléfono empieza a sonar, ojeo la pantalla y lo pongo en manos libres haciendo que la voz de nuestra madre se escuche por todo el lugar.

📲Valentina: ¿Se puede saber por qué mierdas no vinieron a cenar?

Es lo primero que dice nuestra querida y amorosa madre.

Alessio: Buenas noches mamá, estamos bien, gracias por preocuparte.

Suelto con sarcasmo esperando mi sermón.

📲Valentina: No uses esa mierda de sarcasmo conmigo, Alessio Moretti— el tono de su voz denota cuan molesta esta— ¿Se puede saber por qué tengo tres semanas sin ver a mis putos hijos? Recuerden que salieron con gran esfuerzo de mi coño pendejos de mierda, malagradecidos, son adultos y ya se olvidan de su madre ¡Los quiero ya mismo aquí!

Sus gritos nos exaltan, para nadie es un secreto que la señora Moretti es de armas tomar, no por nada lideraba una de las mafias más temidas de todo el mundo, no por nada doblega como perros adiestrados a nuestros padres.

Stefano: Madre, tienes que calmarte.

Mala idea hermano.

📲Valentina: No me digas que me calme maldita sea, solo quiero saber cómo están mis bebés y quién es esa mujer que los tiene tan ocupados.

Freno el auto de repente al escuchar sus palabras, mi rostro palidece y miro a mi hermano con temor.

Alessio: ¿Cómo sabes eso?

Pregunto tratando de ocultar mi temor.

📲Valentina: Soy su madre ¿Qué esperan?— ríe, en algunas ocasiones pienso que es esquizofrénica, que no me oiga por Dios— quiero conocerla.

Malditos chismosos, estoy cien por ciento seguro de que fueron los de seguridad, nadie más que ellos y nosotros sabe de Violet, ni siquiera nuestro hermano.

Stefano: Aún es muy pronto.

Concuerdo.

📲Valentina: No dije que tiene que ser ahora, solo dije que quiero conocer a la mujer que tiene a mis hijos suspirando por los rincones. Recuerden que una madre siempre sabe en qué pasos andan sus hijos, por cierto, tienen que decirle a su hermano.

Cuelga la llamada dejándonos con la mandíbula desencajada al vernos escubiertos.

¿Está mujer es bruja o que mierdas?

Stefano: Tendremos que adelantar nuestros planes.

Asiento con mi cabeza y vuelvo a encender el auto para guiarnos a un poco de diversión, manejo sin que me importen las señales de tránsito puesto que es muy tarde para que en la calle haya un alma, llego en menos tiempo de lo previsto a las bodegas fuera de la ciudad en una solitaria e inhabitable localización.

Aquí es que se hace gran parte de la magia.

Salimos del auto y nuestros hombres llegan minutos después, veo como nuestro hombre de confianza asiente en nuestra dirección indicándonos que todo está en orden y que nadie nos siguió hasta aquí, los chicos se dispersan por toda la propiedad y nosotros entramos a la bodega viendo una imagen totalmente asquerosa.

Alessio: Que puto asco.

El viejo pelón se encuentra tirado a cuatros patas en el mugriento suelo mientras es embestido por uno de nuestros hombres, veo como la sangre cubre gran parte de su pantalón de vestir, su rostro se encuentra irreconocible y solo grita por ayuda teniendo la esperanza de que alguien lo escuchará y vendrá a socorrerlo.

Iluso.

Stefano: Acabemos con esto, tengo asuntos pendientes.

El plan es simple, hoy no ensuciaremos nuestras manos, solo cortaremos las suyas. Nos acercamos al cuerpo casi inconsciente del asqueroso cerdo frente a nosotros luego de con una inclinación de cabeza el hombre que lo embestía se alejara completamente de él con la polla al aire cubierta de sangre. Tomamos dos cuchillos de la mesa de artefactos y caminamos de forma sincronizada hacia la mierda en el suelo.

Alessio: La cosa es fácil, hoy no tenemos muchas ganas de jugar y como ya nuestros hombres se divirtieron lo suficiente contigo solo cortaremos tus sucias manos.

Le explico cómo era su deber como maestro hacer, le hago una breve introducción como las muchas que debió hacer en sus años laborando.

Stefano: Es algo pequeño que te hará recordará que nunca debiste tocar a nuestra mujer.

Su voz llena de posesión es algo nuevo de escuchar para mí, nunca lo había visto así, me agacho frente a la mierda y pregunto casual.

Alessio: Y cuéntame ¿Con cuantos hombres te acostaste hoy?

Suelto con burla y no puedo evitar reír al ver sus lágrimas caer de sus ojos, la desesperación lo cubre por completo y un grito desgarrador sale de su boca cuando al mismo tiempo cortamos sus manos, nos levantamos viéndolo desangrarse, tomo un bote con gasolina y lo roció en su asqueroso cuerpo viéndolo retorcerse, mi hermano hace los honores y se encarga de prender en llamas su sucio cuerpo.

Stefano: Hasta la última llama.

Vemos cómo su cuerpo se vuelve nada por las llamas que lo consumen, sonreímos dándonos cuenta de cuán perdidos estamos por esa pequeña mujer con cuerpo de diosa.

Tan hermosamente perfecta, tan nuestra.